Una delegación de 16 miembros, dirigida por el embajador sirio en la ONU Bashar al Jaafari, llegó a Ginebra para iniciar las negociaciones de paz en Siria.
Las reuniones no contarían con la presencia de la oposición, lo que en cierta medida complica la situación.
Precisamente, la incapacidad para formar la mesa de negociaciones ha retrasado la celebración de Ginebra III, como se llama el cónclave. La duración total de la conferencia será de 6 meses y las negociaciones se concentrarán en la asistencia humanitaria y el alto el fuego. Prevén, además, la celebración de elecciones en 18 meses, siempre y cuando se consiga reunir a representantes de todas las facciones involucradas en el conflicto.
Desde que el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, anunció que comenzaba a enviar las invitaciones para el proceso, los diferentes actores implicados han estado más preocupados por saber quién va, que por acudir a Suiza a intentar frenar una cruenta guerra.
Siria es un tablero donde se mezclan mil agendas diferentes y cada país implicado en el conflicto antepone sus intereses a la vida de los sirios. Es la primera vez en los últimos 2 años que se abre una ventana para el diálogo entre sirios pero, como ocurrió en los dos procesos negociadores anteriores, no son los sirios quienes tienen la última palabra, indicó a la AFP una fuente siria.
Los representantes del régimen de Bashar al Assad se reunirán con el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, con lo que darán la salida al proceso que inicia tambaleante.
Está previsto que estas negociaciones intersirias, que buscan poner fin a una guerra que ha dejado más de 260.000 muertos y millones de refugiados desde marzo de 2011, duren 6 meses.
Los grupos clave de la oposición siria, por ahora ausentes, exigen como condición de su participación una mejora de la situación humanitaria en Siria.
Este grupo, el Alto Comité de Negociaciones (ACN), formado en Riad, exige que mejore la situación humanitaria antes de viajar a Suiza.
Según Bettina Luescher, portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PAM), 18 zonas en Siria están sitiadas y más de 4,6 millones de personas tienen poco o ningún acceso a ayuda humanitaria.
"El PAM pide que todos los actores y organizaciones humanitarias tengan acceso a estas zonas para entregar ayuda de urgencia, comida, agua y medicamentos", dijo ante la prensa desde Ginebra.
El ACN, conocido como el grupo de Riad, fue creado en diciembre para agrupar a los principales grupos rebeldes, tanto a las organizaciones armadas como a las formaciones políticas, ante la perspectiva de estas negociaciones.
Cuenta con el apoyo de Arabia Saudita, Qatar y Francia, pero es impugnado por Rusia, aliado del régimen de Damasco, que denuncia la presencia de "terroristas" en su seno, principalmente el jefe negociador Mohamed Allouche, representante del grupo salafista Jaish al-islam.
Además, otros opositores, que no cuentan con el apoyo de Riad pero que fueron invitados a título personal por la ONU, se encuentran ya en Ginebra y están determinados a participar en el diálogo, al mismo nivel que el grupo de Riad, lo que aumenta la confusión.
La ONU indicó en un comunicado que de Mistura se reunirá -tras entrevistarse con los delegados del régimen- con "otros participantes y representantes de la sociedad civil".
Las negociaciones serán indirectas. Las partes estarán en salas separadas y los emisarios irán de una a otra llevando las propuestas.
Otro de las interrogantes es el tema de la representación de los kurdos. El PYD, principal partido kurdo, no fue invitado a las negociaciones, para disgusto de Moscú.
El PYD sirio -al que Turquía considera como una rama del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), el enemigo número uno de Ankara- lucha en el terreno contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), pero la oposición siria lo acusa de complacencia con el régimen de Damasco.
"Lo importante es que las negociaciones comiencen con los que estén aquí", estimó Randa Kassis, una opositora laica que es parte de los invitados a título personal. Las conversaciones se basan en la resolución 2254 votada en diciembre en la ONU. Prevé un alto el fuego, un gobierno de transición en los próximos 6 meses y elecciones en 18. La oposición exige que Assad salga del poder cuando comience el período de transición.
Irán, uno de los principales actores del conflicto sirio, que apoya al régimen de Damasco, duda de que sea posible encontrar una solución política rápidamente.
Propuesta de EEUU y Rusia
A la espera de lo que puedan ofrecer las deliberaciones que ya comenzaron en Ginebra, Rusia y Estados Unidos propusieron una reunión internacional sobre el conflicto en Siria para el 11 de febrero en la ciudad alemana de Munich, en el Estado federado de Baviera.
Se trataría de una cumbre de ministros de Exteriores similar a la mantenida en Viena que abrió las puertas a esta tercera negociación y aceptó por primera vez la participación de Irán, un actor clave en el cruento conflicto.
En tanto, a esta disputa entre padrinos del régimen y de la oposición hay que sumar el factor kurdo.
Turquía, uno de los impulsores del proceso y país que acoge a 2 millones de refugiados sirios, ha establecido como línea roja la invitación del Partido de la Unión Democrática (PYD), brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) al que considera terrorista.
Sin embargo, tanto Moscú como el Consejo Democrático Sirio (CDS), alianza de opositores kurdos y árabes etiquetada como moderada, cuentan con el PYD y recuerdan que el 15% de la población del país es kurda y que juega un papel clave en la lucha contra el grupo yihadista Daesh en la parte norte. Rusia considera que sin los kurdos las negociaciones “no darán resultado”.
El panorama es complicado. El temor de las partes es que mientras hay propuestas en curso, sobrevengan acciones terroristas y las bombas se impongan otra vez.