Otro Primero de Mayo con trabajadores con incertidumbre y testigos de una dirigencia atomizada y cinchando como siempre por intereses sectoriales y políticos.
Otro Primero de Mayo con multiplicidad de actos convocados en reductos notoriamente más estrechos que los de otros años, donde multitudes se daban cita para conmemorar una fecha clave de la historia mundial.
Otro Primero de Mayo que encuentra al mundo laboral argentino inmerso en sus dramas cuasi crónicos, como trabajo en negro, desempleo, subocupación, desvalorización del salario e inflación y presión impositiva que podan los ingresos.
Los dos principales actos celebratorios del Día del Trabajador estarán a cargo del gremialismo macrista -encabezado por el dirigente ruralista Gerónimo “Momo” Venegas- y la CGT crítica conducida por el triunvirato Schmid-Daer-Acuña.
Después, en otros puntos de la ciudad de Buenos Aires, se concentrarán las CTA (junto a los docentes que están con su inmovilizada “escuela itinerante”) y la izquierda radicalizada.
El tema que además subyace es el carácter absolutamente porteño de las concentraciones, más allá de lo que hayan programado las organizaciones regionales.
Es que sería justo que alguna vez las centrales gremiales se trasladen al interior del país, donde los problemas son harto dramáticos y muchas economías están en terapia intensiva o directamente en camino de etapa terminal si no se aplican remedios potentes y urgentes.
Dos actos, dos posturas
Los actos principales parecen reeditar el añejo clásico del básquet argentino, ya que se hacen en los estadios de Ferro y de Obras.
En el de Caballito habrá mucha tela para cortar, ya que el orador estrella elegido fue nada menos que presidente Mauricio Macri.
Macri sigue mostrando que en política debe recorrer todavía un largo trecho, pues después de fustigar a los gremialistas e incluirlos en la lista de “mafias” a combatir, sigue abrazándose con ellos y ahora compartiendo escenario, aunque estos sean sus compañeros de ruta en la política.
Encima, en un acto que tiene el sello de las 62 Organizaciones, de las que se adueñó Venegas, la mítica sigla que representa lo más ortodoxo del sindicalismo peronista, para muchos lo más rancio, derechoso y resistente a los cambios del gremialismo justicialista, lo cual vendría a estar supuestamente en las antípodas del pensamiento macrista.
También habrá que tener en cuenta detalles en los que se detuvo Macri en algún momento para atacar a los sindicatos y al peronismo, como los colectivos y los choripanes para convocar y llevar militancia a los actos. Verlos cerca del estadio “verdolaga” sonaría al menos contradictorio.
Se anticipó que habría anuncios como la eliminación del Impuesto a las Ganancias para las horas extras y los feriados trabajados. Una medida más efectista que efectiva.
En el camino de los planes están las ideas de blanquear trabajadores de manera módica año tras año y las modificaciones de los convenios colectivos en diálogo individual con los sindicatos. Pero todo verde aún.
En tanto, en el acto de Obras la CGT reiterará críticas y demandas y justificará su decisión de continuar con las protestas, aunque nadie se anima a arrimar la fecha de un nuevo paro nacional. Lo que no se puede garantizar es que no haya alguna escaramuza entre los sectores diversos que integran la central, donde la unidad está pegada con gel.
En definitiva, otro Primero de Mayo que, al menos en la Argentina, parece haber perdido su sentido original y se ha transformado en una fecha rehén de interminables batallas políticas.
DyN