Las primeras payasadas mendocinas

Las compañías circenses llegaban a Mendoza en una época en la que payasos y acróbatas eran de los pocos entretenimientos urbanos.

Las primeras payasadas mendocinas
Las primeras payasadas mendocinas

Los circos están haciendo furor otra vez en Mendoza.

Firmas circenses como Servian o Rodas llegaron y con sus inmensas carpas ofrecen grandes y coloridos espectáculos sorprendiendo a todo espectador. Pero -por supuesto- no es la primera vez que los mendocinos quedamos impactado por esta clase de exhibición artística. De hecho, podría decirse que en nuestras tierras es uno de los espectáculos más viejos que pudieran disfrutarse.

Antiguamente este espectáculo fue para los habitantes de esta provincia, una de las mayores diversiones de la época, antes que existiera el cine y el teatro. Recordemos aquellos circos más famosos que dejaron atónitos a nuestros mayores.

Génesis de la payasada

Cuando hablamos del circo debemos remontarnos a las civilizaciones griegas y romanas.

Estas culturas fueron las pioneras de establecer estos centros de entretenimientos. En los lugares que se asentaban se reunían mercaderes, astrólogos, adivinos, bailarinas, gaditanas, animales y todo tipo de personajes extraños.

Con la caída del imperio en Roma, la afición por el circo comenzó a desaparecer y fueron sustituidos en lugares como España por las corridas de toros.

En la Edad Media, los espectáculos se ejecutaban en lugares cerrados como los patios de los castillos o las plazas que sirvieron para expresar el arte tanto musical como escénico. Pero en el siglo XVIII, finalmente, nació el circo tal y como actualmente lo conocemos.

Fue en 1780, que el famoso Astley inició la era circense con un novedosa exhibición en donde aparecían caballos amaestrados, acróbatas, gimnastas y payasos que deleitaban al público con sus pantomimas.

Ocho años después, un francés se asoció con Astley e incorporaron elefantes, ciervos  y otros animales. En especial un mono extraordinario llamado "Jocko" que poseía una inteligencia casi humana.

En 1833, este circo alcanzó su mayor desarrollo y se fue extendiendo por el mundo.

Circus criollo

El circo en nuestro territorio, nació también a fines del siglo XVIII.

Las primeras funciones públicas en época del Virreinato del Río de la Plata  fueron los reñideros de gallos y las plazas de toros. Se sabe que  un acróbata llamado Arganda trabajó en el coliseo de Aguiar y Sacomano quien hacía todo tipo de pruebas. A éste le siguió Joaquín Duarte quien fue juglar y mago.

El pionero en esto fue Joaquín Oláez y Gacitúa quien levantó un circo de madera, lona, paja y ramada. Todos los domingos y días feriados el público se congregaba  en la carpa observando las habilidades de los acróbatas, equilibristas y forzudos. Aunque a los vecinos más destacados no le gustaba este tipo de diversiones populares.

Durante la Revolución de Mayo, Fernando García y su señora Juana Manzanares eran los dueños el Circo de la Alameda (hoy Retiro) y en noviembre de 1810, realizaron un espectáculo a beneficio de la expedición del Norte a la que asistieron ciento de personas e inclusive algunos miembros de la Primera Junta.

Dos años más tarde, García y compañía ejecutaron una demostración especial para celebrar la victoria del general Belgrano en Tucumán.

En 1820, existía el Circo Bradley, que ofrecía actos de jinete y payasos. Cuando llegó Juan Manuel de Rosas al poder, la actividad circense comenzó a ser más estable.

Un circo de renombre en esta época fue el del señor José Chiarini, que tuvo gran popularidad en la gente rioplatense.

A finales del siglo XIX el circo de los Podestá se encontraba entre los más famosos. Además de los números de acrobacia, también se realizaron los primeros guiones teatrales, uno de los más famosos fue el de "Juan Moreira" interpretado por varios miembros de la familia. También se encontraba el recordado payaso "Pepino del 88" protagonizado por José Podestá, quien en sus presentaciones se atrevió a burlarse de los políticos de aquel tiempo.

Había una vez un...

Nuestra provincia fue también destino de aquellos circos que a fines de 1800, salían de gira por el país.

En la ciudad se estableció en setiembre de 1884 el circo Real, quien se instaló en la calle Lavalle esquina Salta. Allí se podían ver a 19 artistas en escena, entre los que se encontraban payasos malabaristas que brindaban un espectáculo de gran calidad.

Un año después, se presentó el circo Pereira, quien con una decena de acróbatas dirigidos por éste, deleitó a la multitud mendocina.

En 1888, llegó a estas tierras el circo Italiano dirigido por Carlos Rappi. En esta carpa, además de contener acróbatas, gimnastas y animales amaestrados, se hacían representaciones teatrales.

Tal vez, uno de los circos más impactantes de esa época, fue la del   forzudo llamado "Hércules Williams". Su tienda se había establecido en San Martín esquina Paraná. Este "hombre de acero" rompía adoquines con la mano, levantaba caballos desde el suelo, tiraba bueyes con sus dientes y doblaba barras de metal con sus manos. Pero no estaba solo, lo acompañaban grandes payasos que eran la atracción de los más chicos. Ciento de espectadores quedaron asombrado con las hazañas de Williams.

Como si esto fuera poco, en 1899 llegó la mayor atracción circense de se entonces; el circo del inolvidable payaso de origen británico Frank Brown.

Su carpa se ubicó entre las calles Godoy Cruz esquina San Martín. Por más de un mes, los mendocinos se deleitaron con su humor y sus pantomimas.  Fue la única vez que nos visitó. Brown falleció en Buenos Aires en 1943.

Otros circos llegaron como el del italiano Frosso, el Hipódromo el de Ferrari, el Berlin o el Continental. Pero en 1935,  nuestra provincia tuvo la oportunidad de recibir al más famoso de todos en el mundo: el "Sarrasani".

Aquel circo llegó a la estación de Mendoza desde Buenos Aires, en seis trenes especiales, donde  trajeron a cientos de animales como elefantes, tigres, leones y caballos adiestrados. También llegaron ciento de artistas.

Su dueño el alemán Hans Stosch Sarrasani (hijo), montó una enorme carpa en los terrenos del entonces ferrocarril Buenos Aires al Pacífico. El 31 de julio de ese año, se realizó la primera función; acudieron miles de personas. Fue un espectáculo único, totalmente excéntrico que quedó grabado en la memoria de muchísimos mendocinos. Las funciones eran tres veces en el día y el circo estuvo allí por quince días.

En 1949, el Sarrasani regresó a Mendoza y se instaló en los terrenos de José V. Zapata y Dorrego del departamento de Guaymallén con un éxito sorprendente .

En los 70's y 80's grandes circos llegaron como el de Orlando Orfei o el húngaro Tihany que dieron grandes y brillantes espectáculos.

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