Las primeras aliadas de las madres mendocinas

En el Día de la Madre queremos recordar a esas mujeres que asistían a las parturientas en ese momento tan delicado y especial.

Las primeras aliadas de las madres mendocinas
Las primeras aliadas de las madres mendocinas

Hoy domingo se festeja en todo el país el Día de la Madre. Un día muy especial para todas las familias.

El feliz momento de dar a luz a un hijo y de ser madre siempre es asistido por un grupo de personas profesionales como los obstetras. Seguramente, ellos tiene una gran participación en este proceso. 

 Antiguamente, las futuras mamás eran auxiliadas por las parteras, o también llamadas matronas, quienes tenían un papel preponderante en el nacimiento.

Muchas de éstas han quedado en el anonimato y en esta nota las recordamos.

La matrona sanmartiniana

Una de las anécdotas que quedaron en la historia de Mendoza fue la de doña Josefa "Pepa" Álvarez, quien el 24 de agosto de 1816 fue llamada con urgencia para asistir a Remedios de Escalada de San Martín, quien estaba a punto de dar a luz.

Se dice que la "Pepa" estaba en su casa amasando cuando le avisaron que la esposa del General  comenzaba con el trabajo de parto. Rápidamente, entró por una puerta trasera que comunicaba ambas casas, hoy, en calle Corrientes al 300 de Ciudad.
 
Como "Pepa" tenía conocimiento, asistió eficazmente al feliz alumbramiento. La partera la recibió  a la niña con sus manos impregnadas en harina, a raíz del apuro.
Las más renombradas

Durante fines del siglo XIX, la población mendocina creció rápidamente y una de esas causa fue la creciente inmigración europea.

Dos matronas destacadas del pueblo eran Angela S. de Campanovo y madame Profillet.

Angela de Campanovo fue sin lugar a dudas una de las más solicitadas en la ciudad, atendiendo a la clase más alta. Campanovo era profesora de parto recibida en la Universidad de Córdoba y autorizada por la Comisión Proto Médica de nuestra provincia.

Tuvo varios consultorios; el primero se ubicó en la calle San Juan al 105. Atendía todos los días de 15 a 16. Además poseía una especie de clínica para alojar a las futuras mamás o a las que ya lo eran.

Años después, la misma profesional se estableció en calle Urquiza 346 de ciudad. Esta matrona caritativa no le cobraba a la gente de escasos recursos.

Otra de las más famosas fue la francesa Mada de Profillet. Esta partera se recibió en la Facultad de Medicina de la Universidad de París y también fue autorizada por el protomedicato local. Su consultorio se encontraba en calle Lavalle 45 y su horario de atención era todos los días de 8 a 10 de la mañana y  los martes y viernes a la tarde atendía a las personas carenciadas. Como la Campanovo, la francesa fue muy apreciada por las familias ricas de Mendoza.

Parteras de tierra adentro

A principios del siglo XX, las parteras o matronas pasaron a engrosar una larga lista. En la zona de Guaymallén se destacaba Agustina Vicente de Ferrer, una española que vivía en el carril Nacional -hoy Bandera de los Andes- al 137 (San José). Su título profesional lo había obtenido en la Universidad de Valencia.

En el Este mendocino se destacó la señora Susana Tobar de Guerrero, quien por muchos años ejerció la  profesión de partera con una excepcional vocación. A pesar de su buena posición económica, esta matrona asistió a cientos de partos de familias más humildes, también en las zonas de San Martín, Junín y Rivadavia.

Otra partera de renombre fue doña Luisa de Marsano, una italiana titulada en Génova, quien fue además directora de obstetricia del hospital Rawson en Buenos Aires.

También se destacaron María C. de Sosa, Genoveva Sada de García, Conrada de Grau y Larisalda de Arace.

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