Aunque la producción colectiva del Mensana no haya sido la mejor, habrá que empezar por el final para explicar el porque de la derrota mendocina. Lucas Comesaña, el colegiado elegido para impartir justicia en este encuentro, lejos estuvo de hacerlo. El juez, con polémicos antecedentes en partidos de ascenso, eligió no ver dos manos claras dentro del área del Dragón y así privó al elenco de Diego Pozo de al menos sumar una unidad que bien hubiera permitido mirar con otros ojos la excursión mendocina al barrio de Núñez, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Aunque la primera acción pareció más casual y hasta pudo pasar desapercibida para el juez, la segunda jugada, donde Goux rechazó el balón con el brazo abierto luego de un remate de López, encendió la polémica. Encima, enseguida, Gimnasia se quedó con uno menos por una airada protesta de Mondino. Fue el punto final para un partido desfavorable en la primera mitad, donde Defensores de Belgrano hizo todo el gasto y superó a un Gimnasia descolorido, sin ideas y lejos del área rival.
El gol de López fue el premio a un equipo que durante el capítulo inicial fue a buscar el resultado, mostrando mucho vértigo y empinamiento. Desde una serie de acciones de balón parado encontró chances concretas y sobre los 32' llegó la apertura del marcador con otra jugada que dejó bronca en la visita: Aguirre se tiró peligrosamente sobre el balón y golpeó a Marchiori, dejando fuera de acción. El árbitro dejó seguir y el volante central no perdonó.
En el complemento, el once mendocino mejoró su producción y logró poner en apuros a su rival, aunque nunca pareció tener controlado el juego y sus acciones. Esa incomodidad para jugar tal vez sea el punto a repasar por parte del cuerpo técnico. Lo otro, las polémicas, rápidamente deberán quedar atrás. Solo mejorando su propuesta cada vez que sale de visitante podrá resolver un reinicio de torneo que por ahora solo pareció repetir viejos pecados del pasado.
La figura
Juan Sosa (DB). Más allá del gol que potencia su rendimiento, el volante central fue clave para controlar el juego. Amo y señor del mediocampo.