Empezó hoy el juicio por tentativa de homicidio agravado (el agravante es tentativa de femicidio y se aplica por primera vez en la provincia) contra el bailarín de tangos Sergio Sosa, quien la noche del 31 de diciembre de 2012 golpeó ferozmente a su ex pareja, la comerciante sanrafaelina Laura Girala.
El debate se lleva a cabo en la Primera Cámara del Crimen compuesta por los doctores Julio Bittar, Ariel Hernández y Rodolfo Luquez. El fiscal es Norberto Jamsech, la querella está a cargo del doctor Tíndaro Fernández y la defensoría pública atiende al acusado.
Según Fernández, la calificación legal que se buscará es la tentativa de homicidio agravado por tres causas. “Tanto la fiscalía como la querella aspiran a que el acusado sea juzgado por alevosía, que es la manera agazapada que tuvo al esperar a la víctima sin ningún riesgo para el; por el género y por la relación amorosa que existió anteriormente”, detalló el letrado.
“Hubo una relación de pareja durante dos años -explicó Fernández- y de acuerdo a los tratados internacionales que la Argentina ha firmado, debió haberse modificado e incorporado al Código Penal no sólo la violencia de género sino agregar la relación que tuvieron tanto el acusado como la víctima antes del hecho”.
“Seguramente la defensoría tratará de demostrar que si bien existieron lesiones (condenas de 3 a 15 años) no hubo intención de matar”, agregó el abogado querellante.
De hallarse culpable al acusado de los cargos que presentan la fiscalía y la querella, podría enfrentar una pena de entre 10 y 15 años.
El querellante señaló a Los Andes que tanto Laura Girala como anteriores presuntas víctimas de violencia de género por parte del acusado,”están asustadas. Muy asustadas. Laura está con tratamiento psicológico y debió ser atendida de una aparente lesión permanente en el rostro, en el costado donde recibió los golpes más fuertes con un palo”.
Por último, recalcó que una anterior pareja del hombre también será testigo en el juicio. “Ella recibió un peor castigo que Girala”, aseguró.
Los hechos
Todo se inició la noche del 31 de diciembre de 2012, cuando Sosa ingresó al patio de la casa de Girala donde la esperó que entrara su auto para atacarla ferozmente con un trozo de madera (según se dijo, de las que se usan para prender el fuego para el asado) propinándole una paliza que determinó su internación por varios días.
En tanto, según la misma fiscalía, el hecho no terminó en asesinato debido a que una vecina alertada por los gritos de Laura llamó a la policía. Si bien Sosa alcanzó a fugarse días después se entregó a las autoridades judiciales, el juez Pablo Peñasco dispuso su detención en la cárcel de San Rafael hasta el día de su enjuiciamiento.
Se calcula que el 17 de octubre, aproximadamente, se escuchará la sentencia.
