En el primer día de juicio contra Heit, la víctima declaró que fue abusada y que la obligaron a comer excremento

Sonia Molina dijo que fue abusada tantas veces que no recordaba la primera. Ratificó que la alimentaban con comida para perro.

En el primer día de juicio contra Heit, la víctima declaró que fue abusada y que la obligaron a comer excremento

Sonia Molina, la mujer que denunció haber estado tres meses cautiva en la casa de la periodista Estefania Heit y Jesús Olivera, aseguró en la primera jornada del juicio que fue abusada "tantas veces" que no recuerda la primera y que los sometimientos eran "abusos carnales, oral y anal".

Además, Molina dijo que durante su encierro le dieron de comer "polenta con alimento para perros" y que en una oportunidad Olivera la obligó a comer "excremento de perro".

La periodista Estefanía Heit y su esposo, el supuesto pastor Jesús Olivera, son juzgados desde esta mañana como acusados de haber mantenido cautiva a Sonia Molina durante tres meses en 2012, en una casa de la ciudad bonaerense de Coronel Suárez.

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El debate comenzó a las 9, en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Bahía Blanca, integrado por los jueces Mario Lindor Burgos, Hugo de Rosa y Elena Baquedano, y situado en el edificio judicial de Estomba 34, frente a la plaza central de esa ciudad.

El tribunal, con la intervención del fiscal Eduardo Zaratiegui, tiene previsto escuchar a entre 80 y 100 testigos propuestos por las partes en audiencias que se realizarán todos los días y fijó como fecha inicial para terminar el debate el 20 de mayo.

Heit llega a juicio imputada de "reducción a la servidumbre, lesiones graves y estafas", mientras que su esposo está acusado de los mismos delitos más el cargo de "abuso sexual".

En el juicio, Heit será asistida por el abogado Leonardo Gómez Talamonini, en tanto que Claudio Lovfall representará tanto a la periodista como a Olivera.

"La única estrategia que tenemos es que la verdad salga a la luz porque este caso fue una pequeña bolita que se convirtió en un alud", sostuvo Lovfall, quien dijo que en las primeras jornadas se mantendrá como "espectador".

Heit (29) y Olivera (28) están detenidos desde noviembre de 2012, luego de que Sonia Molina (33) denunció ante la Policía de Coronel Suárez, en el sur de la provincia de Buenos Aires, que acababa de escapar de la casa de la pareja, en la que había estado cautiva durante tres meses.

Según Molina, el 12 de noviembre de 2011 la periodista y su esposo la privaron de su libertad y la sometieron a tormentos y abusos, al tiempo que la despojaron de todos sus bienes bajo un ardid motivado en cuestiones religiosas, ya que Olivera decía ser un pastor religioso.

La víctima aseguró que no podía escaparse de la casa porque Olivera la custodiaba todo el día.
"Antes de que termine el juicio seguro van a declarar", adelantó Lovfall, quien opinó que para el fiscal "va a ser muy difícil probar la reducción a la servidumbre" porque presentará testigos que darán cuenta de las actividades que regularmente cumplía su cliente fuera del hogar.

Durante su cautiverio, Molina dijo que llegó a pesar 45 kilos y sufrió quemaduras y lesiones con elementos punzantes.

También denunció que Olivera abusaba de ella mientras Heit la grababa y que amenazaba con violar a su hija de 10 años, que había quedado al cuidado de su familia en Río Colorado, provincia de Río Negro, tras ser capturada por la pareja.

"El abuso no existió, hay contradicciones de la propia víctima sobre cómo era, si participaba solo Olivera o los tres", afirmó Lovfall y, en ese sentido, señaló que en el debate se exhibirán notas periodísticas en las que, a su entender, la víctima da cinco versiones diferentes.

Consultado sobre por qué la víctima mentiría, el letrado sostuvo que "las pericias psicológicas no le dieron bien", aunque tampoco son favorables a sus clientes.

Los dos acusados siempre se declararon inocentes ante la Justicia y sostuvieron que era Molina la que no se quería ir de la casa de ellos porque estaba obsesionada con Olivera, que se golpeaba ella misma, no comía y les entregaba su dinero por decisión propia.

El matrimonio se encuentra alojado en la Unidad Penal 19 de Villa Floresta, en Bahía Blanca, y se visitan dos veces por semana.

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