La pasarela del #MzaFashionweek dejó un abanico de temporada con outfits generosos y diversos; definitivamente abarcativo en cuanto a los looks que marcarán tendencia. Si bien hay determinadas prendas que en todas las marcas pueden verse como las grandes favoritas, los outfits femeninos más lánguidos, cómodos -y no por ello menos sugerentes- marcaron el pulso en diferentes equipos y propuestas.
Rapsodia, romance folk en pasarela. Se vieron textiles en tonos suaves, bordados y transparencias que parecieron levitar sobre pasarela, por la fluidez de sus géneros. Una apuesta en la que el juego de figura y fondo apuntó a una nueva concepción del estilo étnico-contemporáneo.
Túnicas y maxivestidos encontraron su complemento perfecto en chaquetas de distintos largos, mientras que los kimonos de estampas florales y abstractas se conjugaron con diversos outfits.
Otros looks combinaron prendas full embroidery (con estampas trabajadas) con otras lisas de tejidos nobles como el algodón. Los accesorios, por su parte, marcaron la nota final de esta estética nonchalant: despreocupada, natural y bohemia.
Jazmín Chebar, ¡una fiesta de texturas! Desde su impronta se plantea el verano como una fiesta, en donde las texturas, estampas y un mix de estilos (clásico de la marca) se reinventan y se potencian con cueros metalizados, sedas estampadas, bordados en hilos de relieve, detalles en piedras y metal, que pudieron lucirse en cada pasada.
Para el día las propuestas se vinculan a los brillos en prendas casuales, como las bombers y las remeras estampadas. Los tejidos frescos y genuinos de verano con lúrex se suman a este mundo de brillo.
Por su lado, los zapatos metalizados acompañaron la movida con variantes de playa y ciudad. Así pudieron verse zapatillas con suela de yute, suecos con piedras frontales (un must de temporada), zapatillas hípercancheras y otras opciones tan confortables como vistosas.
El pantalón cropped (una prenda definitivamente de temporada) dijo presente en combinaciones con tops con vuelo y breteles finos. Por su lado, no faltó el toque artesanal; ya sea en los hombros de un saco, los puños de una camisa o el botón de un cuello.
Para el denim, un capítulo aparte. Ya que las opciones siguen explorando texturas, tejidos, lavados, contrastes y por sobre todo diferentes calces.
En cuanto a los cortes se incorporan distintos tipos de largos de tiros y de piernas para lograr que cada jean sea único. Los cropped-jeans llegan para quedarse. Se presentan en diferentes modelos y se mezclan con toques de los ‘70, con carteras con botones a la vista y piernas oxford.
Infaltables. La amplia propuesta de jeans blancos, propios de la temporada de verano, sobre distintas bases y calces.
Ona Sáez, muy rocker-glam. Con un sello único basado en los blancos y negros (y por supuesto en el jean en todas sus variables), y en diversas texturas y outfits, la pasarela se colmó de alternativas en sensuales pantalones y shorts de cuero; combinados con crop tops, remeritas en telas livianas y transparencias.
Los kimonos tuvieron su apogeo en largos maxi, y líneas más cortas en donde el jean brilló en diversas opciones: desde los destroyer, hasta los capri o pantalones cropped (anchos y con corte por encima del tobillo), sumándose también los de línea oxford, que equilibran toda silueta.
Pero no sólo el cuero y el jean dijeron presente, sino que los vestidos de línea más al cuerpo mini (en tonos negros o con juego de transparencias en nude, pero también colores como el rojo) dejaron sentado que la sensualidad nunca pasa de moda.
Lo mejor de todo, es que las faldas de los vestidos en línea “A”, o más lánguidas, fueron parte de las propuestas.
Por un lado, un estilo más desenfadado glam-rocker y urbano. Por el otro, buenos cortes y líneas de vestidos sugeridos para todo tipo de fisonomía.
Vitamina, sinfonía de colores. Basados más en la gama de la paleta de los tonos pasteles, la marca propuso la impronta de una mujer moderna, con outfits tan femeninos como cómodos y sentadores.
Así pudieron apreciarse vestidos despojados de largos XL, y muy lánguidos, en telas sedificadas y fluidas; como también otros más cortos -casi “midi”- con juegos de transparencias. Se sumaron monos, pantalones cropped en telas de vestir o crepe. También blazers largos asimétricos, con pantalones desestructurados estampados y camisas o musculosas livianas, con delicados cortes de impronta moderna.
Los jeans de estructura rota siguen presentes, más achupinados por encima de los tobillos, conjugados con opciones metalizadas; en chaquetas o blusas.