La señal de largada se dio -como es tradición- en el Estado de Iowa (situado en la región agrícola más rica de los EEUU, con una población de poco más de 3 millones de habitantes). Por ser el lugar donde por costumbre arranca la preselección de candidatos, es tomado como un termómetro de lo que pasará después.
Al ser un Estado con escasa población sólo aporta seis representantes para la Convención partidaria que elegirá los candidatos a la presidencia. Para evaluar la exigüidad de esta cantidad de delegados, comparamos con California 55, Texas 38 y Florida y Nueva York con 29. Dijimos que las modalidades varían de un Estado a otro. Por ejemplo, en algunos son abiertas; en otros, sólo votan los afiliados al partido.
Los demócratas usan la representación proporcional para precisar la cantidad de delegados que obtendrá cada candidato. Los republicanos, en cambio, varían según los diversos Estados; los hay quienes utilizan el sistema proporcional y otros por el sistema que asigna, al que gana, la totalidad de los votos.
Entre las diversas modalidades, implementadas en algunos Estados, están los llamados “caucus”, que son asambleas del partido en las que los afiliados deciden a qué candidato apoyarán los delegados electos en las primarias.
Luego de largas discusiones se vota escribiendo el nombre del candidato en un papel o simplemente a mano alzada. O como en esta oportunidad, en que tuvieron que recurrir al viejo y tradicional método de lanzar una moneda al aire para desempatar en 6 precintos electorales de Iowa. El proceso concluye con las respectivas Convenciones partidarias en las que cada partido elige a sus candidatos presidenciales.
Resultado de las elecciones en Iowa
En el Partido Demócrata se impuso, por un escaso margen, Hillary Clinton, que ha venido perdiendo apoyo en favor del otro candidato, el senador Bernie Sanders, de tendencia socialista o social demócrata. La ex secretaria de Estado logró vencer a su oponente por una victoria mínima o un virtual empate (moneda mediante). Mientras, en el campo republicano, el favorito Donald Trump fue superado sorpresivamente por el otro candidato con expectativas de resultar electo, el evangélico senador Ted Cruz, por un 3%.
Las elecciones primarias son un tamiz que deja fuera a los candidatos sin mayores chances. Así, en el ruedo demócrata, sólo quedan 3 de los 6 candidatos iniciales. Mientras, en la cancha de los republicanos, aún perduran 10 de los 17 que se habían postulado. El último en retirarse, entre los republicanos, fue Jeb Bush, hermano del ex presidente George W. Bush.
Resultado en el Estado de New Hampshire
Éste es el segundo Estado donde midieron fuerzas los presidenciables. Los republicanos apoyaron a rabiar al xenófobo candidato estrella del partido, Donald Trump, que superó casi por el doble a su inmediato opositor. En el campo demócrata, la sorpresa la dio Bernie Sanders quien triunfó holgadamente desplazando a Hillary Clinton.
Este personaje, pese a sus 74 años, tiene un incontrastable éxito entre la juventud. Será por su aureola socialista, aunque esto no le impide ser el ejecutivo que más gana en el país del Norte. Nacido en la India, trabaja para Google y tiene un modesto capital de 34 millones de dólares.
Carolina del Sur y Nevada
El ultra conservador Donald Trump ganó en el primero de los Estados y afianza su candidatura por el Partido Republicano. Este resultado resalta el atractivo que ejerce en las huestes republicanas. El segundo puesto fue objeto de una reñida batalla entre los dos candidatos que le siguen y que constituyen las únicas alternativas al arrollador avance del magnate en el Grand Old Party.
A su vez, Hillary Clinton ganó en Nevada y frenó momentáneamente el ascenso de Sanders. Éste es el primer Estado en que se vota con una amplia mayoría de gente de color.
Perfil de los principales candidatos
Donald Trump es un ultra conservador, un halcón de los duros, multimillonario y con una retórica que no duda en lanzar duros epítetos contra sus adversarios y proponer medidas muy polémicas, como erguir un largo muro a todo lo largo de la frontera con México, prohibir el ingreso a los EEUU a todos los musulmanes, etc.
Entre los republicanos, se destaca un moderado que dio la sorpresa en Iowa al ganarle nada menos que a Trump; es de origen hispano, evangélico y ocupa el segundo lugar, lejos de Hillary, en materia de donantes. Tanto él como Sanders sacuden el orden político norteamericano. Desde perspectivas distintas ambos bucean en las turbulentas aguas del descontento de buena parte del electorado con la burocracia política.
Hillary Clinton es la segunda vez que pelea la candidatura a la Presidencia. En la anterior oportunidad fue superada por Obama. Es la principal candidata del partido. Fue una excelente secretaria de Estado. Puede ser víctima del feminicidio larvado de los norteamericanos que se resisten a que una mujer ocupe la primera magistratura; no obstante, encabeza la nómina de donantes en apoyo de su candidatura: en octubre del año pasado ya había reunido cien millones de dólares.
No es tampoco una indigente. Ella y su esposo Bill tienen una respetable fortuna, producto de las conferencias a grandes bancos y empresas, libros, etc. Tanto Hillary como Sanders pelean por el voto de negros, hispanos y asiáticos y defienden sin fisuras una reforma migratoria.
Qué se halla en juego y qué temas prevalecen en la campaña
El 8 de noviembre se renovarán las 435 bancas de la Cámara de Representantes y 33 senadurías. Además de 36 gobernadores. Estas cifras indican a las claras la importancia de la elección. Actualmente en la Cámara baja dominan los republicanos y en el Senado, los demócratas. ¿Qué sucedería si los demócratas ganaran la presidencia pero perdieran la mayoría en ambas Cámaras? Sería desastroso, y si no, consulten cómo le fue a Obama con sólo mayoría en el Senado. Estaba atado de brazos.
La mayoría de que gozaron los republicanos les permitía obstruir toda iniciativa de la Casa Blanca. Si bien parece que la Cámara de Representantes no cambiaría de dueño, sí podría ocurrir en el Senado. Los republicanos sólo requieren seis bancas más para apropiarse también de la Cámara alta.
En tal caso, los dos últimos años de Obama serían insufribles, y el país estaría paralizado. Así son las cosas en el país del Norte: se puede ganar el Capitolio y perder la Casa Blanca o a la inversa. El exceso de democratismo suele ser tan perjudicial como su relativa ausencia. ¿Es que los norteamericanos han puesto el guiñe hacia el conservadurismo?
Allá como acá la política menuda de la partidocracia no despierta el interés de las mayorías, y como allá las primarias no son obligatorias, el nivel de participación es muy bajo (40-45%).
Con el agravante de que no ocurre lo mismo en todos los sectores: “En estos comicios votan más los blancos, los hombres, las clases altas y las familias conservadoras, mientras se quedan en casa las minorías, las mujeres y las clases bajas”, con obvio beneficio para los republicanos. Según algunos analistas, el peso de las minorías, será clave en las próximas elecciones. Sobresalen los latinos con 55,4 millones.