Hace casi 17 años fue noticia en todos los medios y recientemente volvió a serlo. Claro que los motivos y razones de sus apariciones públicas son bien distintas. En 2003 fue señalado por la sociedad mendocina y acusado por la Justicia local como el asesino de una mujer y de su sobrino de 3 años en Maipú. Hoy, tras casi dos décadas en la cárcel, se transformó en el primer preso en recibirse como abogado en un contexto de encierro.
La historia de Walter David Sánchez Zapag no deja de ser superadora y hasta algunos pueden tomarlo como un ejemplo de reinserción. Sin embargo, esto no le quita sus culpas ni borra su horroroso accionar, que lo llevó a matar a golpes a dos personas. La crónicas periodísticas del 31 de mayo de 2003 reflejan que una cuestión de negocios y una transacción fallida de vehículos fueron el motivo de discordia entre Sánchez y un electricista que trabajaba en calle Güemes, del distrito Gutiérrez.
En aquella tarde de sábado, el hoy flamante abogado llegó para reclamarle a Jaime Priante, el dueño de taller, por una moto que le había entregado y que no estaba en buenas condiciones. El cambio había sido por un auto.
Sánchez no encontró al electricista, pero sí a la esposa y al ahijado de esta mujer. Sólo él sabe por qué los atacó y los asesinó brutalmente. "Estábamos en mi casa con mi señora, esperábamos a mi cuñada y al nene y no llegaban. Dedicí irme para allá; llegué, vi luz y corrí el portón. Atrás de una puerta estaba mi hijo, le faltaba un ojo y estaba todo golpeado. En otro lado encontré a mi cuñada con el cráneo reventado".
La descripción de los cuerpos y de la escena la hace Omar Pérez, el papá de Renzo (3) y cuñado de María Elena Miculi (34), las víctimas fatales. El hombre está dolido y le cayeron muy mal las publicaciones que destacaban hace una semana que Sánchez se recibió de abogado en el penal de Bolougne Sur Mer a través de un programa de la UNCuyo.
"Se han burlado de mí, me hicieron mucho daño. Se quieren anotar un poroto con el tema de la reinserción, pero no cuentan quién es este tipo. Es un psicópata que tuvo condiciones para estudiar y para matar", se descarga Omar.
Si bien con el tiempo siguió con su vida y tuvo dos hijos más, el dolor en él está intacto y durante años tuvo que convivir con la bronca. "Me acuerdo cuando iba manejando, miraba para atrás y el nene no estaba... A mí me cagó la vida. A mi esposa, peor: le mató a su hijo y a su hermana", acota.
"Muchas veces pensé en cometer algún delito e ir a la cárcel para encontrármelo. Pero no, me alcanza con que cumpla su condena, que pague con todos los años, sin ningún beneficio", agrega Pérez.
En el final de la charla con Los Andes, aporta detalles de por qué Sánchez fue definido en 2004 como un psicópata. "En el juicio me sacaron de la sala porque no querían que escuchara los detalles de las autopsias. Tenía antecedentes este hombre: le había quemado las manos a su abuela y a una ex novia la amenazó de muerte. Después de los crímenes se fue a pasear con su mujer y al otro día se cortó el pelo", cierra.
Fuerte condena
A fines del 2004, la Quinta Cámara del Crimen declaró a Sánchez culpable del doble homicidio y le dictó una pena efectiva de 36 años de prisión.
La Policía nunca logró hallar el arma homicida, pero por las características de las heridas en las víctimas, los investigadores determinaron que fueron atacadas con una maza o con un martillo.