El 25 de febrero de 2004, la población de San Rafael despertaba atónita: un nene de 7 años, hijo de un efectivo policial, había sido secuestrado y los autores pedían 100 mil pesos de rescate.
Era el primer hecho de esas características en el Sur y se movilizaron cientos de agentes locales y federales para dar con el nene que finalmente fue liberado a las 26 horas sano y salvo.
Los secuestradores no cobraron el dinero. Y de a uno cayeron: el supuesto cabecilla tenía 23 años y respondía al nombre de César Alejandro Massetta quien terminó condenado a 14 años por el hecho.
Hace dos semanas acaba de salir del penal de Boulogne Sur Mer bajo libertad condicional: por eso ahora Massetta le antepone la palabra "doctor" a su apellido: "En esos años preso me recibí de abogado por la universidad Blas Pascal en la modalidad de distancia", dice el profesional de 36 años de edad.
"En la cárcel de San Rafael no había infraestructura para estudiar. Después de varios pedidos logramos que se instaurara. Terminé la secundaria y me inscribí para estudiar derecho a distancia ya que contaba con el dinero del alquiler de una casa que me habían dejado mis padres; con eso podía pagar la universidad que hoy sale como 3.500 pesos por mes".
En 2012, con pocas materias rendidas, César pidió el traslado a Boulogne Sur Mer de Mendoza "porque acá tenían un convenio con la UNCuyo para estudios en contexto de encierro".
El ahora abogado tenía que rendir materias con la presencia de los enviados de la Universidad Blas Pascal que venían tres veces por año.
"Tuve varios problemas burocráticos con la Justicia de Ejecución, pero de a poco, hasta venir a Mendoza, iba rindiendo".
La vida preso
Massetta llegó al penal con una condena de las más fuertes: secuestro extorsivo. "Tal vez el hecho de que había sido contra el hijo de un efectivo policial me hizo las cosas más simples: hay que saber que los internos odian a los policías".
"Cuando me decidí por estudiar, preso en San Rafael, les dije a las autoridades pero no fue fácil. Un día en el penal se hace eterno; ves la aguja del reloj que casi no se mueve. A los Servicios Penitenciarios del país no les conviene que el preso estudie por más que teóricamente estemos allí para reinsertarnos en la sociedad. Un preso que estudia es una molestia, alborota a la población penal y requiere de más presupuesto. Por eso no se alienta a que el privado de su libertad estudie. Una cárcel sin presos o con pocos presos, deja de ser un negocio para mucha gente: políticos, funcionarios, jueces".
Según el doctor Massetta, los abusos contra los detenidos son moneda corriente en las cárceles.
"Una vez nos sacaron una radio del pabellón porque según un guardia hacía mucho ruido. 'La radio o requisa', nos dijo y se la llevó. Al otro día no la devolvieron e hice un hábeas corpus para pedir por el aparato que nos lo llevaron sin acta. Cuando lo hicimos nos la devolvieron. Ahí me di cuenta de que quería ser abogado para, entre otras cosas, luchar contra los abusos".
En 2013, con menos de la mitad de la carrera Massetti logró la condicional. Pero a fines de 2014 -lapso en el que rindió la mayoría de sus materias- cayó detenido por drogas en San Rafael y volvió a Boulogne Sur Mer con esa causa federal a cuestas, por la que fue condenado a dos años.
La reincidencia
Pese al tiempo tras las rejas, el doctor no se considera "carne de prisión", y asegura que no va a caer en la telaraña de la reincidencia: "No tengo impregnada la cultura tumbera porque me tomé el trabajo de que no sucediera. Cada tanto venía el auditor de la Universidad Pascal, me tomaba el examen, e iba rindiendo.
Con eso no quiero decir que no entendía nada de la cárcel: sé cómo se roba un auto, como se lleva droga en cuero, como se puede matar sin dejar rastros. En el penal te dicen: 'yo estoy acá por robo, pero por un tipo que maté, está preso otro'. Pero por suerte mantuve mi cabeza al margen para irme de allí cuanto antes".
Entretanto, su faceta de letrado crecía en la medida en que aún no se recibía: "logramos que mejoraran la comida de los presos a partir de pedidos hechos como corresponde. Nos daban un arroz incomible. ¿Para qué le pagan a una nutricionista? me preguntaba. Entonces planteamos que había muchos detenidos con problemas gástricos y mandamos un escrito por cada caso. Como lo tenían que cumplir, lo que hicieron fue darnos la comida que nos correspondía; porque estaba claro que ese alimento que paga el Estado, no llegaba a los presos. Se perdía en el camino".
Abogado
En Boulogne Sur Mer, Massetta es el primer abogado que recibe en calidad de preso. Lo hizo por su cuenta ya que tenía el dinero para eso. Por eso no deja de ser ex detenido especial. Un tipo bastante astuto que ha sabido qué hacer con esa inteligencia.
"El año pasado rendí mi última materia. Hace dos semanas me dieron la matrícula para ejercer. Por ahora me voy a dedicar a lo penal aunque me gusta el derecho laboral".
Muchos de los compañeros de encierro de César lo quieren contratar porque les genera la confianza que un abogado común. El promedio de César fue de 6,07 en un total de 42 materias. "En los años en que estuve preso conocí 4 mil personas: tengo clientela", calcula.
Ahora camina por las calles de San Rafael donde es un personaje conocido y en ciertos ámbitos no bien querido. Sabe y entiende, por ejemplo, de cierto odio de los policías: "fui condenado por el secuestro del hijo de un policía, no olvido eso".
Cuando su pena quede completa; eso será en 25 de febrero del año que viene, Massetta tiene en mente irse de la provincia: "Si Cornejo me lo permite, puede que me vaya antes".
Luego sale por calle Rivadavia de Mendoza con su título de abogado bajo el brazo, camino a encontrarse con sus ex compañeros de "El Golpe", la banda que formó tras las rejas. Porque además de abogado, es guitarrista.
Era un robo y raptaron a un niño
El 25 de febrero de 2004 una pareja secuestró a un niño de 7 años hijo de un policía. Pedían de rescate 100 mil pesos ya que sabían que el padre del chico había cobrado una indemnización de 300 mil pesos por un accidente.
Mientras el niño de 7 años jugaba en la puerta de su casa de Pueblo Soto, Fernando Sosa y Mónica Castro lo llevaron engañado, con la excusa de darle un caballo de regalo.
Luego llegaron las llamadas a los padres para pactar el pago: la entrega del dinero en un maletín dejado en el subsuelo del hospital Schestakow. Los investigadores los agarraron in fraganti con el dinero.
La Segunda Cámara del Crimen del Sur condenó a César Massetta a una pena de 14 años de prisión por "secuestro extorsivo" por considerarlo "coautor y autor ideológico" del hecho y 7 años para Sosa y Castro, ambos por "participación secundaria".
Para Massetta, el hecho inicialmente era robar el dinero, pero sus cómplices decidieron secuestrar al nene cuando fueron a la casa y vieron que no había ningún mayor. Los jueces no creyeron la versión.
El caso sacudió a la población de San Rafael por ser el primer secuestro extorsivo registrado en la zona.
La carta a Alfredo Cornejo
El martes pasado, el abogado Massetta dejó una carta en la Secretaría Privada de Gobernación dirigida al gobernador Alfredo Víctor Cornejo.
En la misiva de una página, Massetta le escribe a Cornejo su experiencia de más de 10 años de preso, "en los que comprendí las falencias de seguridad que actualmente se implementan", entre otros ítems.
Lo que le solicita el abogado al Gobernador es que a cambio de que se le conmute su pena (algo para lo que el Poder Ejecutivo está facultado), él se ofrece "a asesorar al Gobierno en temas de seguridad y de políticas penitenciarias".
Massetta no puede salir de la provincia y está sujeto a los trámites de la libertad condicional como el estar a disposición del Juzgado de Ejecución.
Su libertad absoluta llegaría el 25 de febrero del año que viene. Pero el abogado espera estar libre del todo antes de esa fecha. Cornejo -si lee la carta- tiene la palabra.
