Estados Unidos aumentó la presión sobre Moscú para que obligue a los pro rusos a evacuar las administraciones ocupadas en el este de Ucrania, que este sábado continuaban bajo control de los separatistas, que se resistían a cumplir con el acuerdo de Ginebra.
En Donetsk, la gran ciudad industrial del este, los separatistas pro rusos seguían controlando ayer por la mañana la administración regional, un imponente edificio ocupado desde hace dos semanas por los líderes de la autoproclamada "República de Donetsk".
El edificio público, rodeado de sacos de arena, neumáticos y muebles formando barricadas, está vigilado por hombres con pasamontañas en un contexto de aparente normalidad en las calles. “Continuamos como siempre”, indicó uno de los pro rusos. “Un sacerdote ortodoxo se encuentra con nosotros en el interior para festejar esta tarde la Pascua”, agregó.
Las autoridades pro europeas de Kiev intentaron la víspera tender la mano a los pro rusos, a quienes prometieron una importante descentralización y un estatuto de protección para la lengua rusa.
Sin embargo, este anuncio tiene pocas probabilidades de funcionar puesto que el 70% de los habitantes de la región de Donetsk considera que estos dirigentes son “ilegítimos”, según una encuesta publicada el sábado por el semanario Dzerkalo Tyjnia. El sondeo refleja también que un 52,2% de las personas encuestadas están en contra de la incorporación de la región a Rusia.
Normalización
Estados Unidos también advirtió a Moscú que lo observaría “de cerca” para asegurarse de que cumple con el acuerdo de Ginebra, concluido el jueves entre los jefes de la diplomacia de Rusia, Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea.
El pacto prevé el desarme de los grupos armados ilegales y la evacuación de edificios ocupados, así como una amnistía para aquellos que entreguen las armas, excepto para los que hayan cometido asesinatos.
“Vamos a observar de cerca a Rusia para ver si asume o no la responsabilidad que le incumbe de usar su considerable influencia para controlar y hacer que las milicias irregulares se retiren de los edificios que ocupan”, declaró Susan Rice, consejera del presidente estadounidense Barack Obama para la seguridad nacional.
Por su parte, en una conversación telefónica con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, “exhortó al respeto total e inmediato del acuerdo de Ginebra del 17 de abril”, según un alto responsable del Departamento de Estado.
No obstante, Barack Obama se mostró muy prudente y advirtió que Washington y Bruselas podrían adoptar nuevas sanciones contra Moscú en el caso de que el acuerdo no funcionara.
El presidente ruso, Vladimir Putin, estimó, sin embargo, ayer que “nada impide” la normalización de las relaciones entre Rusia y Occidente, que atraviesan su peor crisis desde la Guerra Fría debido a la situación en Ucrania.
“Esto no depende de nosotros. O no depende sólo de nosotros. Depende de nuestros aliados”, añadió. El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto reunirse el martes en Kiev con las autoridades pro europeas de Ucrania.
Por su parte, los separatistas pro rusos de Donetsk rechazaron el acuerdo de Ginebra, lo que reaviva el temor de una partición de este país de 46 millones de habitantes. Los separatistas, simples manifestantes o grupos armados, mantenían bajo su control edificios públicos en al menos seis ciudades del este rusohablante.