Presión fiscal abrumadora

A pesar de que la Presidenta de la Nación dijo que su gobierno no ha aumentado ni creado nuevos impuestos, la realidad demuestra que ello no es así y que la presión fiscal sobre la población se ha incrementado, tanto en el orden nacional y provincial cuan

Presión fiscal abrumadora

En una de sus habituales expresiones de autoelogio, la presidenta de la Nación acaba de decir que se enorgullece de pertenecer a un gobierno que no ha aumentado ni creado nuevos impuestos.

Si bien no ha explicado qué significado otorga a la expresión "aumentado" y "nuevos impuestos", a la luz de lo ocurrido en la década kirchnerista con el gasto público y la presión fiscal (nacional, provincial y municipal), cabría señalar que ello no es así.

Si en algún tema hay absoluta coincidencia en los análisis económicos es en señalar el extraordinario incremento del gasto público y la recaudación fiscal. Unos los hacen para elogiar lo ocurrido como ejemplo de política "progresista"; los más, para cuestionarlo por cuanto el fisco se han convertido en una carga abrumadora, agobiante, para una parte importante de la sociedad.

Para comprender mejor la situación es necesario entender la lógica de la política fiscal de los estados. Esa lógica indica que primero está la necesidad de efectuar una serie de gastos, parte de ellos absolutamente indispensables para la existencia de la sociedad, como el gasto en seguridad, educación, salud, defensa.

Establecida y legitimada la necesidad del gasto, entonces se recurre a la aplicación de tributos de diversa naturaleza para financiarlo, situación compleja, más aún en un Estado federal, que incluye tres jurisdicciones con facultades para aplicar tributos y recaudarlos.

Entendida la secuencia precitada, conviene comenzar por mensurar la evolución del gasto público, dado que éste se puede financiar sólo de tres maneras: con impuestos, endeudamiento o emisión de dinero. El gasto público consolidado de las tres jurisdicciones alcanzó el año pasado la impactante cifra de 247.000 millones de dólares oficiales.

Ese gasto había sido en el año 2003 de sólo 37.000 millones; es decir, el gasto medido en dólares se ha multiplicado por 6 veces. El gasto del Gobierno nacional fue el año pasado de 139.000 millones de dólares, en el año 2003 había sido de 19.000 millones; en este caso se ha multiplicado por 7 veces. Medido el gasto en relación al producto bruto interno, alcanzará este año al 50%, habiendo aumentado en el orden de 20 puntos porcentuales respecto al promedio de las dos últimas décadas del siglo pasado.

Es ilustrativo comparar esa proporción con países vecinos como Chile, Uruguay y Brasil, cuyos porcentajes son respectivamente 21%, 28% y 41%. Téngase en cuenta que uno de los temas más importantes de las recientes protestas en Brasil ha sido precisamente el incremento del gasto público y la presión fiscal. También se puede comparar con algunos países europeos con alta presión fiscal: Alemania, 44%; Francia, 53%; Italia, 49%; Finlandia, 49%, mientras en Estado Unidos es bastante inferior. Hay que recordar dos aspectos a la hora de la comparación: el nivel de ingreso por habitante y la calidad de las prestaciones estatales, allá y aquí.

Como dijimos, el gasto se financia con tributos, tasas, contribuciones a la seguridad social, impuesto inflacionario (contrapartida de la emisión monetaria). Todo ello constituye la presión fiscal, que alcanza al 43% del PBI, porcentajes de gasto y carga fiscal que son los más altos de la historia del país.

Puestos en cifras, según el Ieral, este año la carga será de 5.200 dólares por habitante, mientras en el año 2001 esa carga era de 1.600 dólares, es decir que se ha multiplicado por algo más de 3 veces. Al respecto, es ilustrativo un trabajo que viene realizando en los últimos años el Iaraf, que consiste en medir la presión fiscal legal (la que se debe pagar según las normas vigentes) para una familia de asalariados tomando cuatro tramos de ingresos.

Los porcentajes van del 47% al 56%; con esos datos el trabajo establece cuántos días del año esa familia debe trabajar para pagar impuestos y luego establece el llamado Día de Liberación de Impuestos. Según los tramos mencionados, la liberación se produce entre el día 172 y el 205. Debe mencionarse que no sólo la Nación ha incrementado la carga fiscal, también lo han hecho todas las provincias y municipios, y sólo basta recordar lo ocurrido con el impuesto a los Ingresos Brutos, por señalar uno de los tantos ejemplos.

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