A la espera de recibir hoy el encargo oficial para formar el nuevo gobierno de manos del presidente Giorgio Napolitano, Matteo Renzi siguió ayer retocando la lista de ministros de su futuro Ejecutivo. El joven alcalde de Florencia (de 39 años) tiene el camino allanado hacia Palacio Chigi, sede del gobierno.
Fiel a su estilo desinhibido, Renzi -comparado por un diario estadounidense a "una aplanadora"- afrontó de manera desenvuelta y aparentemente sin tensiones la peculiar crisis política italiana, de la que es protagonista clave. El sábado a la noche fue por ejemplo al estadio de Florencia para ver a "su" Fiorentina contra el Inter.
Todo indica que el procedimiento será igual que en abril pasado, cuando Napolitano encargó formar gobierno a Enrico Letta, por entonces líder del PD. El gobierno de Letta sobrevivió varias crisis, inclusive el boicot de Silvio Berlusconi, cuando el ex primer ministro retiró su apoyo en un intento por evitar su remoción como senador, luego de recibir su primera condena en firme por corrupción.
Sin embargo, esta semana Renzi forzó la caída de Letta al quitarle el apoyo de sus propios correligionarios. Los pronósticos en Roma sostienen que Renzi aceptará con reservas el mandato y realizará durante un par de días consultas con sus futuros aliados para acordar una coalición de gobierno, antes de volver a reunirse con Napolitano y ofrecerle una respuesta definitiva y su posible lista de ministros. Si Napolitano acepta la conformación del nuevo gobierno y éste jura en una ceremonia en el Palacio Presidencial, recién ahí comienza la parte más difícil.
Renzi debe presentarse al Parlamento y conseguir el apoyo de la mayoría de los legisladores en ambas cámaras. Si todo avanza sin mayores obstáculos, el juramento de los ministros en el Palacio Presidencial podría realizarse el jueves, mientras que a finales de la semana el nuevo gobierno podría ser ratificado por el Parlamento.
Sin embargo, si algo ha demostrado la política italiana en los últimos años, es que ningún líder, partido o grupo tiene una mayoría lo suficientemente sólida para gobernar el país y sacarlo de la profunda crisis en la que se encuentra.
Por eso, el joven alcalde debe preparar sobre todo un programa gubernamental para convencer al partido Nuevo Centroderecha de Angelino Alfano y a otras fuerzas centristas para darle su apoyo y entrar en la coalición que gobernará la cuarta economía de la Zona Euro.
Tras la reunión de esta semana con Napolitano, Alfano, ex mano derecha de Berlusconi, puso algunas condiciones antes de sumarse a una nueva coalición, especialmente un compromiso de parte de Renzi de que su gobierno no sufra "una deriva hacia la izquierda".
Alfano sabe que está en una buena posición para negociar y así se lo recordó ayer a sus militantes en una convención de su partido cuando advirtió: "Sin nosotros no hay gobierno".
Mientras que en la Cámara de Diputados, un gobierno de Renzi no tendría problemas para ser aprobado por la mayoría, en el Senado su partido cuenta con 107 escaños y la mayoría absoluta es de 161.
Para obtener los 54 votos que necesita en la Cámara Alta necesitará del apoyo de los 31 senadores del Nuevo Centroderecha de Alfano, los siete de Elección Cívica, los 12 del grupo Populares Para Italia-UDC y los de otras fuerzas más pequeñas. Renzi tendrá que calmar las tensiones dentro de su propio partido, donde no todos vieron con buenos ojos su decisión de forzar la caída de uno de los suyos, Letta, en medio de una creciente crisis económica en el país.