Cristina Kirchner y Máxima Zorreguieta se cruzaron en la asunción de otro argentino: la de Jorge Bergoglio como líder de la Iglesia Católica. La mandataria y la futura reina de Holanda se saludaron en el comienzo de la ceremonia de entronización del Papa Francisco.
Cristina y Máxima intercambiaron unas palabras cuando se encontraron en el palco que albergó a las delegaciones extranjeras que presenciaron la misa que dio inicio al pontificado del también argentino Papa Francisco.
La mandataria argentina presenció la ceremonia ubicada en la primera fila del palco, donde también se encontraban otros jefes de Estado, como el presidente italiano Giorgio Napolitano; la canciller alemana Ángela Merkel y la presidenta de Brasil Dilma Rousseff. Por compartir la nacionalidad con el Papa, a Cristina le dieron una ubicación preferencial.
Entre los mandatarios que estuvieron en el palco se encontraban el presidente de gobierno de España, Mariano Rajoy, y los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa; de Chile, Sebastián Piñera; de México, Enrique Peña Nieto; de Paraguay, Federico Franco, y el irlandés Michael Higgins, entre otros.
Máxima, por su parte, concurrió a la asunción oficial del Papa Francisco junto a su esposo, el príncipe Guillermo Alejandro, junto a quien será coronada como reina consorte el próximo 30 de abril.
Príncipes unidos
Además de los príncipes de Holanda, otras casas reales estuvieron presentes en el palco montado en la explanada de la Catedral de San Pedro, como los reyes Alberto y Fabiola de Bélgica, y el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y su esposa la princesa Letizia. También asistieron los príncipes de Mónaco, Charlene y Alberto.
Los príncipes de Holanda recibieron con mucha alegría el saludo del Papa Francisco. A diferencia de Cristina Fernández, que no pudo aguantar las lágrimas, Máxima y Guillermo se mostraron sonrientes y muy felices cuando charlaron brevemente con el Papa.
Otra diferencia entre las dos argentinas es que Máxima -una experta en ceremonial- respetó a rajatabla el protocolo vaticano y fue vestida de negro con una mantilla en su cabeza. Cristina dejó de lado esa costumbre detrás de los muros vaticanos y se puso un sombrero con forma de casquito.
