Preservan el conocimiento actual en una cápsula del tiempo

Fue enterrada en una isla del Ártico en septiembre. Resume la ciencia y la tecnología del 2017.

Preservan el conocimiento actual en una cápsula del tiempo
Preservan el conocimiento actual en una cápsula del tiempo

En una isla del Ártico, unos investigadores han enterrado un tubo de acero inoxidable lleno de artefactos que según ellos resumen la ciencia y la tecnología de 2017.

La cápsula, enterrada el 17 de setiembre, podría permanecer en el suelo por más de medio millón de años antes de resurgir a causa de un levantamiento geológico, el aumento del nivel del mar o la erosión.

Colocado a cinco metros de profundidad en un agujero perforado fuera de uso cerca de la Estación Polar Polaca en Hornsund, Svalbard, el tubo de 60 centímetros contiene pequeñas cajas con muestras que incluyen un fragmento de un meteorito de 4.500 millones de años, lava basáltica proveniente de una erupción volcánica en Islandia y arena de Namibia que esconde partículas de kimberlita y diamantes, todo preparado para que un futuro descubridor se entere de nuestro conocimiento actual de la geología terrestre.

Para dar un resumen de biología, se incluyeron muestras secas de ADN de humanos, ratas, salmón y papa; una abeja conservada en resina; semillas; y casi 300 tardígrados, los minúsculos seres acuáticos llamados también "osos de agua" que pueden sobrevivir a radiación extrema, sequía y calor.

Además, para comunicarles a los futuros historiadores sobre el estado de la tecnología actual, los científicos incluyeron en el tubo aparatos electrónicos hechos de silicón, como los acelerómetros, un detector de radiación y un teléfono celular.

Añadieron una tarjeta de crédito, un reloj de pulsera, y una fotografía de la Tierra vista desde el espacio, grabada en porcelana para que perdure. Los investigadores también dejaron sus huellas dactilares al interior de algunas de las tapas de las cajas.

Aniversario polar

El mensaje en la botella se creó para celebrar el 60 aniversario de la estación polar polaca, instalada durante el año Internacional de Geofísica 1957-1958, un proyecto de investigación que incluía una serie de actividades de geofísica global.

"Quería crear un recuerdo para la posteridad", dice Marek Lewandowski, un especialista del permafrost en la Academia Polaca del Instituto de Ciencias Geofísicas en Varsovia, quien seleccionó los objetos para la cápsula del tiempo.

Lewandowski, quien tuvo la idea en mayo, dice que le preguntó a docenas de expertos en el extranjero y en el instituto polaco acerca del contenido de la cápsula, que se describe en un manuscrito publicado el 28 de setiembre en la revista especializada Gondwana Research.

"Se trata de un acto de equilibrio entre la ciencia divertida y la seria", dijo Lewandowski. "Aunque pienso que es una buena manera de capturar lo que sabemos hoy sobre la historia natural de nuestro planeta y la evolución de la vida en él".

Los artículos, un poco extravagantes, están bien escogidos, dijo Jan Zalasiewicz, un geólogo en la universidad de Leicester en Inglaterra. "Reunieron un mensaje concienzudo e ingenioso para el futuro lejano", dijo. "Sin embargo, las pocas cosas de la cápsula representarán una gota en el océano entre la gran diversidad de 'fósiles tecnológicos' que los humanos dejaremos como restos geológicos".

Zalasiewicz agrega que considera que la cápsula podría resurgir mucho antes que el estimado de medio millón de años, porque el lugar donde la enterraron está solo a unos metros sobre el nivel del mar, y la erosión marina ocasionada por los cambios del nivel del agua son difíciles de predecir.

No es la primera vez que los humanos diseñan una cápsula del tiempo para que las civilizaciones lejanas la descubran y la decodifiquen. El Disco de Oro de los Voyager -grabaciones fonográficas (junto con el cartucho y una aguja) a bordo de las dos sondas espaciales Voyager lanzadas en 1977- contiene 115 imágenes, selecciones musicales, sonidos de la naturaleza y saludos hablados dirigidos a cualquier extraterrestre que pudiera captar el mensaje.

Sin embargo, hay pocas posibilidades de que las instantáneas de la cultura humana del siglo XX, seleccionadas por un comité de la NASA, sean enviadas y entendidas alguna vez, dice Lewandowski.

"Algún día lejano, nuestra propia cápsula del tiempo seguramente será descubierta, y sus descubridores serán capaces de entender el mensaje", dice. "Si observan con cuidado al interior -como nosotros lo hicimos en la pirámide de Keops, así como en las tumbas y los objetos dentro de ella- entenderán quiénes éramos".

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