Donald Trump afirmó que ya tenía preparado un ataque contra Irán, pero que lo canceló a último momento. El presidente dijo que habría sido “desproporcionado” y que le hubiera costado la vida a 150 personas. Tras conocerse la noticia que un dron estadounidense fue derribado en el estrecho de Ormuz, Trump publicó un tuit amenazando a Irán: “Cometieron un gran error”.
Luego prefirió restarle importancia al asunto. “Seguramente fue un error”, dijo. Trump suele realizar declaraciones fuertes para luego bajarle el tono, o contradecir a los halcones de su gobierno para mostrarse moderado.
Las tensiones viene aumentando tras las explosiones en dos barcos petroleros ubicados en el golfo de Omán hace dos semanas. Ante las acusaciones de Washington, Teherán respondió que de ninguna manera se encuentra detrás de los ataques. Los buques afectados son el Kokuka Courageous, japonés, y el Front Altair, de propiedad noruega.
En la zona se concentra el 30% del comercio de petróleo mundial. La importancia geoestratégica del Estrecho de Ormuz, que une al sur de Omán con el norte de Irán, reside en que no existe otra manera de transportar petróleo desde el Golfo Pérsico al resto de los océanos.
Tras el comienzo de la crisis diplomática, Irán ha decidido responder aumentando la presión sobre el Estrecho. Importante, además, para transportar gas liquido desde Qatar a Kuwait, Irak, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita e Irán. Países con diferentes tipos de alineamientos, y algunos incluso enfrentados entre sí, como Irán y los saudíes.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, es partidario de una línea dura. El Estado hebreo es la principal contraparte de Irán en la región. Además, el mandatario podría beneficiarse políticamente, ya que enfrenta una segunda elección en septiembre además de acusaciones de corrupción. Otro país que se disputa el control sobre la zona es Arabia Saudita, de mayoría sunita.
Desde finales del año pasado el reino saudí se encuentra bajo la lupa debido a las acusaciones contra el príncipe heredero Mohamed Bin Salman de haber ordenado el descuartizamiento del periodista crítico Jamal Khashoggi dentro de la embajada saudita en Turquía.
El reino acusa a Irán, de mayoría chiita, apoyar a los rebeldes huaties en la guerra en Yemen. El país vive una guerra desde 2015 que involucra a una coalición liderada por Arabia Saudita. Los saudíes apoyan al gobierno contra los rebeldes huaties, en un conflicto que ya se cobró, según algunos cálculos, más de siete mil muertos civiles.
El tablero internacional puede encontrarse a las puertas de un brusco movimiento de piezas con consecuencias imposibles de predecir. Lo cierto es que un conflicto bélico de estas proporciones no beneficiaría a nadie. Trump canceló el ataque contra Irán, probablemente, debido a la preocupación sobre lo que podría desatarse. Las fuerzas armadas iraníes cuentan con un estándar de preparación muy alto.
La escalada en el conflicto afectará el precio del dólar, así como también el nivel de comercio de petróleo y de gas en todo el mundo. La tormenta que podría desatarse podría arrastrar consigo a gran parte del planeta.