Preparados, listos… ¡a la escuela!

A una semana del comienzo del ciclo lectivo, hay que empezar a reacomodar horarios, atender las inquietudes de los chicos y transmitirles una mirada positiva de esta nueva etapa y del colegio. Consejos para que “sobrevivan” al regreso a la rutina.

Preparados, listos… ¡a la escuela!
Preparados, listos… ¡a la escuela!

Es una prueba sencilla: si se pregunta a chicos de diferentes edades si tienen ganas de empezar las clases, la mayoría no duda: “¡Noooo!”, responden sin empacho alguno.

En plena cuenta regresiva para el comienzo del ciclo lectivo 2015, los chicos se resisten a dejar la tranquilidad de las vacaciones que, en cierta medida, implican laxitud y desorden. Por eso, para lograr que los primeros días de colegio sean menos complicados es propicio ir “abonando” el terreno para sacar provecho a esta nueva etapa y que sea encarada con buena actitud.

Reordenar horarios paulatinamente, y aprovechar los preparativos para entusiasmarlos y motivarlos, con los aspectos positivos de este nuevo comienzo, serán los principales desafíos.

Llama la atención la reticencia de la mayoría de los chicos a volver a las aulas, lo que lleva a replantearse qué mirada prevalece sobre el colegio. La psicopedagoga Mónica Coronado lo atribuyó al hecho de que la escuela es un organizador del tiempo y las energías, es disciplinante: “Ahora están duermiendo hasta tarde, jugando todo el día, lo que es lo lógico, y volver a la rutina cuesta”, opina.

En este sentido, hay que estar más atentos a los mensajes que transmiten los padres respecto de la escuela y concentrarse en que estos sean positivos, además de estar atentos a las experiencias escolares previas que puedan afectar a sus hijos.

Como sea, volver al aula no es cosa fácil. Implica prepararse para un año de esfuerzo que en muchos casos incluirá actividades extraescolares; de más está decir que el acompañamiento de los papás es fundamental pero también implica un desafío a superar.

El psicólogo Santiago Gómez, director del Centro de Psicología Cognitiva, señala que en este proceso de adaptación pueden aparecer síntomas y sensaciones como desgano, apatía, angustia, irritabilidad o berrinches. Por eso los especialistas sostienen que ya es tiempo de comenzar la adaptación, para la cual hay ciertos aspectos esenciales sobre los que hay que concentrar los esfuerzos.

Reorganizar horarios. Durante las vacaciones el tiempo de juego no marca pautas horarias; muchos niños y adolescentes se van a la cama en la madrugada y duermen toda la mañana.

Es muy distinto de lo que requiere el colegio, por lo que adaptarse nuevamente a un orden en este sentido es uno de los puntos que destacan como más relevantes los profesionales, así como uno de los que exige ser tratado con tiempo. Por eso es conveniente proponerles acostarse más temprano y aprovechar las mañanas.

“Muchos chicos en vacaciones tienen alterado el ritmo circadiano y cuesta volver a organizarse. Esto hay que ir reacomodándolo de a poco, porque hacerlo de repente cuesta mucho”, destaca Coronado.

Motivar a los chicos. Es una estrategia que debe ser tenida en cuenta para llegar al colegio con entusiasmo.

“Los papás a veces transmitimos mensajes negativos como el gasto que implica, volver a la rutina, las exigencias... y desde ese lugar no se ayuda a una buena transición”, destaca la psicopedagoga. Además, implica pasar del papel protagónico que ocupan en la casa a ser parte de un rebaño donde se es uno más, pero en este sentido también es bueno rescatar la pertenencia al grupo y la identidad escolar.

Además, hay que concentrarse en los beneficios del regreso, como el reencuentro con los compañeros, con los que podrán compartirse anécdotas y juegos y, sobre todo, que esto no implica la ausencia de diversión sino, por el contrario, la posibilidad de nuevas actividades.

Atención a las manifestaciones. En este proceso pueden aparecer manifestacionesd que sean un llamado de atención. Si las primeras sensaciones de incomodidad u otras persisten en el tiempo, pueden estar expresando algún problema de fondo.

“Puede estar denunciando una problemática más grave como el bullying (hostigamiento, acoso, violencia verbal, física o psicológica) que el chico puede estar sufriendo al volver a la escuela y que no le sucedía cuando estaba de vacaciones. Por lo tanto, frente a cualquier síntoma de fobia escolar, es importante que los papás no lo minimicen y realicen la consulta al psicólogo infantil”, sugiere Gómez.

Escucha y tranquilidad. En medio de los preparativos los papás también muestran su ansiedad, la cual sería bueno controlar para no transmitírselas. En este contexto, también es propicio tomarse tiempo para escuchar las inquietudes de los niños como parte de los preparativos.

“Hay que prestar atención y dar la posibilidad de expresarse sobre sus temores por este nuevo año que comienza, tranquilizarlo haciendo foco en sus virtudes y en cómo fue solucionando las dificultades que se presentaron años anteriores”, resalta Pablo Barraza, del Instituto Sincronía de Especialistas en estrés, ansiedad y emociones.

Por su parte, el licenciado en Psicopedagogía, Jorge Yacobucci, destaca que el aprendizaje concebido desde la curiosidad es algo que se germina desde el hogar, desde el espacio que se le dé en la casa a la expresión de conocimientos.

“Es importante dialogar con los hijos sobre las actividades realizadas en la escuela: si les aburre, si les entretiene, si tienen una opinión al respecto. En una época en la que el tiempo compartido con los padres es tan escaso, que la escuela ofrezca la posibilidad de una comunicación directa padre-hijo es un factor sumamente motivante para los chicos”.

Buscar los materiales, hacer carátulas, elegir los implementos necesarios también puede ser capitalizado como un momento para compartir y que puede entusiasmarlos.

Objetivos para mejorar. El inicio de clases es el comienzo marcado de una nueva etapa, que puede ser también entendida como una oportunidad para fijar objetivos que permitan pulir falencias o mejorar. Planteárselos y preguntar a los chicos qué es lo que les gustaría lograr, es muy positivo.

Para Yacobucci, es una excelente forma de motivar el aprendizaje y la superación personal. Es importante la forma en que la familia acompaña el desarrollo de estos objetivos. Si esto se plantea como algo solamente del niño, es probable que lo asuma como una carga.

Si por el contrario se lo ayuda, se le consulta, se le da la posibilidad de expresar sus logros parciales y se los valoriza, entonces sí el niño podrá encontrar en estos objetivos un punto de llegada motivador de nuevos esfuerzos.

Volver con hábitos saludables

Dietas poco saludables, horas de descanso entrecortadas y una elevada exposición al sol y al mar son algunas de las actividades más elegidas por los chicos durante el receso escolar. Pero estas acciones, sostenidas en el tiempo, pueden generar un desequilibrio en el correcto funcionamiento de las defensas y provocar enfermedades, justo a pocos días del regreso a clases.

La escuela, las guarderías y las plazas son lugares factibles de transmisión para muchas enfermedades, que pueden ser prevenidas mediante la vacunación, la visita periódica al pediatra y modificaciones de los hábitos diarios más comunes.

Además de chequear que los chicos tengan el calendario de vacunación al día, se recomienda que realicen consultas periódicas con pediatras, odontólogos, otorrinolaringólogos, y oftalmólogos.

También se debe realizar una alimentación balanceada con alto consumo de frutas y verduras. Consumir proteínas y carbohidratos para mantener la generación y reparación celular y el estado energético óptimo.

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