Los datos del Indec sobre la situación del empleo en la Argentina mostraron las consecuencias de la crisis desatada a partir de abril pasado. Por una parte, hubo mayor cantidad de personas que salieron a buscar trabajo y eso agrandó la Población Económicamente Activa, conocida como la Tasa de Actividad.
Estos movimientos suelen darse en épocas de crisis con pérdida de poder adquisitivo del salario. Esto motiva que uno o más miembros de la familia se integren al mercado en la búsqueda de trabajo. Por eso, en estos datos del tercer trimestre se da la paradoja, respecto de la misma medición del año anterior, de que hayan crecido el empleo y también el desempleo y el subempleo.
El dato preocupante para Mendoza es el de los que no tienen trabajo, porque el índice de desempleo mostró un crecimiento de más del 40%. También el crecimiento del empleo se verificó, básicamente, en los autónomos o de baja calidad.
Si bien este comportamiento es similar al ocurrido en otros puntos del país, un informe del Ministerio de Trabajo indicó que Mendoza fue una de las pocas provincias donde creció el empleo registrado formal.
Este aumento fue del 0,7% respecto del mismo mes del año anterior, mientras que en el total nacional se registró una pérdida de 120.000 puestos de trabajo formales.
La realidad económica de Mendoza sigue presentando características que merecen atención. Un informe realizado por entidades empresarias y recomendado por mismo Gobernador Cornejo, indica que la economía provincial ha experimentado un retroceso en su participación respecto de la nacional. El problema es que mientras la esta retrocedía, el Estado crecía en términos nominales y, mucho más, en términos reales.
La economía provincial estaba diseñada para producir bienes transables, es decir, para exportar . El atraso cambiario sufrido desde 2010 fue minando la competitividad provincial. Pero si a eso le sumamos los aumentos de impuestos locales, provinciales y nacionales, el problema es mucho más grave porque el crecimiento de los costos internos aleja mucho más la producción de los mercados externos.
En los últimos años el problema se agravó y llegó al comercio, cuando miles de mendocinos comenzaron a hacer viajes de compras a Chile . Esto afectó seriamente al comercio y, en consecuencia, al nivel de empleo. Tampoco el turismo se vio favorecido, ya que eran más los mendocinos que viajaban al exterior que los extranjeros que llegaban.
La producción mendocina tiene que dar un salto de calidad. Estamos en riesgo porque se han perdido muchas hectáreas productivas con derecho de riego en manos de una urbanización desordenada. Nuestro sector industrial sigue sin encontrar componentes de competitividad y el sector vitivinícola experimenta una transformación debido a la caída del consumo. Todos los sectores se ven afectados por los crecientes impuestos y las retenciones a las exportaciones.
Por más que la situación sea difícil, es momento de comenzar a pensar en nuevos modelos productivos, más adaptados a los tecnológicos y a la evolución de las tendencias de consumo mundiales. Seguimos teniendo un ecosistema propicio para diversas producciones, pero, ante el valor de la tierra y del agua, hay que pensar en generar productos de mucho valor para poder hacer evolucionar las inversiones.
En la medida en la que no avancen las inversiones será imposible pensar en tasas de desempleo más bajas. Además, hay que trabajar en la calificación de los recursos humanos para recuperen condiciones de empleabilidad.
