La ubicación de la Argentina en un penoso y lamentable penúltimo lugar en un ranking de competitividad realizado entre 60 países por la escuela de negocios suiza IMD, no hace más que ratificar lo que las economías regionales venían reclamando sin obtener respuestas de parte de las autoridades nacionales. La Argentina había ocupado el lugar 55 el año pasado y este año pasó al 59, superando únicamente a Venezuela, en lo que constituye el peor desempeño del país en los últimos cinco años.
Para realizar el ranking, el organismo especializado entrevistó a ejecutivos de todo el mundo, comparando los datos duros de cada país y evaluando a los países a través de cuatro grandes áreas. En ese esquema, la Argentina tuvo el peor desempeño en “eficiencia del gobierno”, un aspecto en el que el proteccionismo tuvo un peso fundamental y que ubicó, al rubro, entre los peores de todos los países estudiados.
En “desempeño de la economía”, el país bajó del 50 al 55 lugar; el “peor desempeño” se dio con la inflación, mientras la caída ocurrió también en los rubros “eficiencia en los negocios” y en “infraestructura”.
El tema de la inflación fue denunciado en reiteradas oportunidades por parte de los dirigentes de las economías regionales. Reclamaron -y lo siguen haciendo- porque el aumento de los costos internos, junto al dólar que se mantiene desfasado, le hace perder competitividad a los productos argentinos en el exterior. En ese esquema, la vitivinicultura resultó seriamente afectada, a punto tal que de aquellos dos dígitos anuales de crecimiento permanente entre 2005 y 2009, se produjo un estancamiento y una meseta en 2010-2011 y una caída en 2012, lo que presagia un futuro no muy halagüeño con miras al corto y mediano plazo.
Con un agravante no menos inquietante: por la situación que atraviesa la Eurozona, los grandes países productores, como Francia, España e Italia, han puesto su mira en el mercado externo, bajando precios y aumentando los subsidios. Así entonces, mientras la Argentina pierde lugares en las góndolas, estas están siendo ganadas por los países del Viejo Mundo o bien por los vinos chilenos. Vale acotar que Chile es el país de América Latina mejor ubicado en el ranking de competitividad elaborado por el organismo especializado suizo.
Otros productos mendocinos también están sufriendo las consecuencias. Son los casos de la olivicultura y el ajo, que se presentan cada vez menos competitivos y ello queda reflejado en la menor cantidad de hectáreas implantadas. Reclamos similares a los de Mendoza han realizado productores de economías afines, como La Rioja o Catamarca, aunque más profundizados en el caso de la olivicultura.
Sin embargo, los reclamos realizados por las economías regionales no son escuchados a nivel nacional, cuyos funcionarios se muestran más preocupados por lo que sucede en la Pampa Húmeda y el valor de los granos, esencialmente la soja. De allí que, en reiteradas oportunidades, desde los sectores productivos se haya insistido en exigir un mayor vigor en los planteos a los funcionarios provinciales.
La falta de competitividad, la manutención de trabas para la importación y de las retenciones por exportaciones y la inseguridad jurídica como consecuencia de los permanentes cambios en las reglas de juego, están afectando seriamente a la economía provincial. Algo que coincide con la calificadora internacional y que está provocando que los grandes inversores ubiquen a otros países, como Chile, México, Perú o Colombia, en un plano superior de preferencias.
