La inquietud ya había sido dada a conocer públicamente por parte de distintos sectores de la actividad económica pero ahora partió desde los empresarios de las cámaras de comercio del Este y del Sur de la provincia, de San Luis, de San Juan y de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza, que participaron de un Foro de Cámaras. Hubo coincidencias en señalar que los productos regionales han perdido competitividad y manifestaron su preocupación por el panorama económico para el año próximo, basándose en los inconvenientes que debieron enfrentar el año que ahora finaliza.
En un mundo globalizado, con mercados cada vez más exigentes, tanto en calidad como en precios, las distintas variables que hacen a la competitividad tienen un valor fundamental. Sin embargo en la Argentina se plantean inconvenientes que ponen trabas a mejorar esa competitividad señalada y que parten de la inflación interna con un dólar planchado o las demoras en los reintegros por exportaciones, aspectos que han sido señalados en distintas oportunidades y que ahora ratificaron las Cámaras, las que sumaron temas tales como la inseguridad y la alta presión impositiva.
Sin que las Cámaras lo hayan mencionado, también debe señalarse lo que sucede con el transporte de cargas que, en un año, tuvo un incremento del 27%, lo que aumenta los costos y afecta sustancialmente a las economías regionales, como es el caso de Cuyo, que deben transportar sus productos más de mil kilómetros hacia el principal puerto de salida hacia el exterior o hacia el mayor mercado consumidor del país.
Quizás por tratarse de las actividades económicas más ordenadas en lo que hace a su dirigencia, tanto la vitivinicultura como la olivicultura han señalado desde hace tiempo los inconvenientes que deben afrontar en los mercados internacionales, más aún cuando países europeos han reducido sus costos como consecuencia de la crisis económica que los afectan o el ingreso de China a los mercados occidentales con precios más que accesibles.
Esa situación ha determinado también que las exportaciones de vinos embotellados, que tenían un crecimiento espectacular de casi dos dígitos en las últimas dos décadas, hayan entrado en una meseta más que preocupante en los últimos tiempos, lo que ha generado que muchas empresas pequeñas y medianas hayan tenido que volcar sus productos al mercado interno porque les resulta imposible la exportación.
En el caso de la olivicultura, se ha señalado que son escasos los establecimientos que continúan funcionando y hasta se anunció el cierre de actividades de una importante empresa riojana, situación que se modificó como consecuencia del accionar directo del gobierno de esa provincia.
En el documento final del Foro realizado días pasados, los empresarios cuyanos solicitaron también “políticas estables y reglas de juego claras”, asegurando entonces que de continuar las actuales políticas económicas se avizora un panorama complicado para el próximo año. En la gran mayoría de los casos, esas políticas y reglas de juego reclamadas son resorte del Gobierno nacional. Si las respuestas no surgen con la celeridad que la situación exige, es porque las autoridades desconocen absolutamente lo que sucede más allá de la Pampa Húmeda.
Es el momento entonces de que sean los gobiernos regionales y los representantes provinciales en el Congreso Nacional los que deban hacerse escuchar y exigir los cambios necesarios.
