La herida es tan profunda que parece imposible de cicatrizar. Cientos de familias y todo un pueblo llora la muerte de los 231 jóvenes que el domingo pasado quedaron atrapados en el interior del boliche Kiss, ubicado en la localidad de Santa María (Brasil), mientras las llamas consumían las instalaciones y con ellas, miles de sueños y esperanzas. Y mientras el dolor prevalece sin consuelo en aquel país, los interrogantes acerca de quién o quiénes fueron los responsables de que una bengala generara el trágico incendio y que tantas víctimas no lograran escapar, persisten.
Los argentinos saben bien de qué se trata llorar a tantos jóvenes. Incluso ayer, muchos apuntaron que lo sucedido en el sur del país de la alegría tiene varios aspectos coincidentes con el incendio ocurrido aquella noche del jueves 30 de diciembre de 2004 en el boliche República Cromañón (Buenos Aires) cuando se perdieron 194 vidas. Es que más allá de las diferencias entre ambas tragedias, lo cierto es que ambas eran prevenibles.
Por eso, en nuestra provincia, tras este hecho, se encendieron las señales de alerta pese a que hasta el momento no han ocurrido sucesos similares.
Desde los organismos oficiales aseguran que el riesgo de incendios en boliches y locales es una prueba superada. Y ahora, lo que los tiene preocupados son las fiestas privadas, sin habilitación y control. Sumado a los boliches y pubs que los fines de semana presentan un gran movimiento de personas, sobre todo los ubicados en los departamentos del Gran Mendoza, hay que decir que en los últimos años las fiestas nómades así como también las clandestinas han generado preocupación debido al riesgo potencial que presentan.
Es que los organizadores de estos eventos no sólo incurren en faltas debido a que efectúan una actividad comercial (taquilla y barra) sin tener la habilitación pertinente, sino que además no existen los mecanismos de seguridad necesarios para actuar de manera rápida y efectiva ante un hecho que ponga en riesgo la vida de los concurrentes, vale decir, un incendio o un terremoto, por mencionar algunos ejemplos.
A la orilla del río, en viviendas particulares e incluso en baldíos, esta práctica se ha vuelvo cada vez más común en Mendoza. Las redes sociales, como Facebook, son las principales herramientas de difusión y con ello, ayudan a atraer una gran cantidad de eventuales asistentes.
De hecho, sólo desde noviembre de 2012 hasta la fecha el área de Comercio e Industria de Luján de Cuyo tuvo que intervenir con la policía y el área de Diversión Nocturna de la provincia en al menos veinte fiestas que no estaban autorizadas. La última ocurrió fue este fin de semana en una casa de Chacras de Coria, donde había al menos 300 jóvenes consumiendo alcohol de manera desmedida, aseguraron desde la comuna.
Una etapa superada
Desde el gobierno aseguran que el riesgo de incendios en los boliches y locales afines es parte del pasado. "Soy optimista, la provincia tiene una trayectoria desde que se creó el programa con el gobierno de Arturo Lafalla (1995-1999). No es que se trate de una contrapropuesta luego de lo ocurrido en Cromañón", señaló César Maturana, Director Provincial de Juventud y encargado del programa de Diversión nocturna que regula esta actividad en Mendoza.
"Los incendios en locales de diversión nocturna en Mendoza son etapa superada. Ya sea por los materiales ignífugos y la pintura antiflama -autorizada por los bomberos- para aquellos elementos que son inflamables y que se piden al momento de la habilitación", agregó el funcionario.
De todas formas señaló que hechos como el que ocurrió en el boliche brasileño, Cromañón y el ocurrido en un shopping de Paraguay en 2004, donde se cerraron las salidas de emergencia para evitar los saqueos en medio de un incendio que ya se había desatado, ponen de manifiesto la problemática con la que se enfrentan desde Diversión Nocturna cada fin de semana.
El año pasado con la sanción de la ley 8.296 -de diversión nocturna- se unificaron criterios en cuanto a la habilitación de locales y también a las faltas.
El factor ocupacional -cantidad de gente en los locales-, los planes de contingencia ante emergencias y la realización de simulacros de sismo, como el que se hizo el año pasado en Alquimia, son elementos que se tienen en cuenta para la habilitación. "Si hay algo positivo dentro de lo que pasó con Cromañón, es la toma de conciencia. Igual, se pueden realizar muchas acciones preventivas y punitivas, pero se requiere de la comunidad, la cual debe poner su parte. Por ejemplo, los padres deben preocuparse por que los hijos vayan a lugares seguros", enfatizó Maturana.
Números que hablan
Según explicó Maturana, en Mendoza las situaciones de riesgo no pasan por peligros de incendio o por locales que están en condiciones de que se genere algún siniestro de características similares. De hecho, el año pasado se labraron 1.726 actas, en su mayoría relacionadas con el incumplimiento horario en el cierre de las taquillas y las barras; y por la desvirtuación del rubro, es decir, porque un negocio estaba habilitado como bar y, con el transcurso de la noche, devenía en boliche.
"Por suerte no hemos tenido hechos más graves. Con la nueva legislación, tras la sanción de la ley, no se habilitaron locales hasta que se adaptaron correctamente. Todos lo hicieron rápidamente", informó el funcionario.
Cabe mencionar que entre las irregularidades relacionadas con los incendios se encuentra el no cumplir con las exigencias de bomberos, no contar con materiales ignífugo, no haber colocado pintura anti flama en materiales inflamables, la calidad de la instalación eléctrica, la falta de extintores y las puertas de emergencia desbloqueadas.
Para finalizar, Maturana hizo una salvedad: "Si un boliche, un bolichero o un jefe de seguridad decide que las puertas de emergencia se cierren, por más extintores que se coloquen la catástrofe se puede generar".
Shows, con excepciones
En Luján de Cuyo, por ejemplo, están emplazados entre 15 y 20 locales de diversión nocturna, algunos de los cuales comenzaron como restó bares y luego solicitaron la habilitación municipal para extender su horario por la madrugada y permitir que los clientes cuenten con un espacio para bailar. En este departamento, aseguran las autoridades, todas las semanas al menos veinte inspectores (de los cuales la mitad trabaja un fin de semana por medio) realizan los controles para lograr que los propietarios cumplan con las medidas de seguridad destinadas a salvaguardar la vida de las personas que acuden a este tipo de lugares.
Una ordenanza municipal aprobada a poco de ocurrido el incendio en el boliche bonaerense, llevó las medidas al extremo y se prohibieron los recitales en vivo. Con el tiempo, la realidad indicó que de hecho los shows de diferentes músicos y bandas volvieron y la comuna comenzó a autorizar los recitales "con excepciones", siempre y cuando éstas estuvieran autorizadas luego de los controles pertinentes.
Desde el punto de vista de Fabián Gutiérrez, director de Comercio e Industria de Luján de Cuyo, la clave para evitar que se generen riesgos en la noche consiste en que "cada parte, los comerciantes, los clientes y los funcionarios, sea consciente de la responsabilidad que le compete".