Durante un nuevo seminario de la Fundación Producir Conservando, Gustavo López y Gustavo Oliverio pusieron la lupa en dónde está parada Argentina respecto de la producción de granos y la conversión de esos granos en carne y leche, entre otros temas. La infraestructura está en el tope de las preocupaciones.
"Al hacer el diagnóstico de lo que ha ocurrido, podemos destacar que se ha compensado los últimos años el porcentaje de cereales y oleaginosas, trigo y maíz han crecido mucho mientras que la soja ha quedado estancada", disparó como apunte inicial Gustavo López.
Entre los temas preocupantes está la capacidad instalada ociosa que tiene el polo de crushing de oleaginosas. El dato del último quinquenio es que sólo se usó un 55% del total de la capacidad, es decir, hubo un 45% de ociosidad. Mientras que en 2002/03 se llegó a usar 92%, con un promedio para el quinquenio 2000-2005 de 83%.
Puesto en comparación con lo que ocurre en Brasil y Estados Unidos, tienen 72% y 85% de utilización, respectivamente.
Lejos en rindes…
La evolución de rendimientos marca que mientras que Argentina está estancada hace varios años en una media nacional de 2.600 kilos por hectárea, parámetro en el que estaban Brasil y Estados Unidos hasta hace una década. "El cambio grande empieza en 2008-2012 y sigue en 2013/2017 cuando Brasil y Estados Unidos superaron en promedio los 3.000 kilos por hectárea", remarcó López.
Al respecto, Oliverio reconoció que es probable que a la Argentina los eventos climáticos le hayan pegado más, pero también está más atrasada que los otros dos países en el reconocimiento de la propiedad intelectual y, por consiguiente, en el uso de tecnologías. "No puedo decir que esto es responsabilidad de no contar una ley de semillas que favorezca y promueva las inversiones, pero bueno, es un dato", dijo Oliverio. Y agregó: "También entran en juego la reposición de nutrientes, donde estamos en la mitad de la necesidad, en algún momento, estas cosas se notan".
Proyecciones
Según los números mostrados por López, se mantiene la proyección de 160 millones de toneladas para 2026/27, con 48% de soja, 29% de maíz y 12% de trigo como principales producciones.
Otro dato reflejado por el analista es que para 2018/19 el valor de la exportación granaria sería de 27.663 millones de dólares, mientras que para 2016/27, estimando 160 millones de toneladas y 105 millones de toneladas exportadas a un precio FOB promedio de 353 dólares por tonelada, se calculan 37.038 millones de dólares (la diferencia sería de U$S 9.300 millones respecto de la actual).
"Al igual que cuando hicimos la primera proyección desde la Fundación, hoy también nos preocupa la evolución que ha tenido la infraestructura para hacer más fluido el flujo de los granos", manifestó Oliverio. Y agregó: "Ha habido mejoras, pero mucho más lentas respecto de lo que ha ido creciendo y crecerá la producción, y todo esto representa pérdidas de competitividad respecto de nuestros competidores".
Hay limitantes externas, las que propone el ámbito internacional de comercio en el que todos los países quieren vender productos con mayor valor agregado y comprar más materia prima, y hay limitantes internas. “Hay que trabajar sobre ambas”, apuntó Oliverio.
Una de las claves en este contexto es el valor agregado de esos granos para convertirlos en carne pero también en bioenergía, biocombustibles y demás.
En lo que respecta al consumo de maíz, hoy todas las actividades requieren 17.150 millones de toneladas, mientras que en diez años se necesitarían 25.950 millones de toneladas, un 51% más. La ganadería (que hoy representa 30/40% de la demanda) aumentaría 61%, la industria de etanol 133%, la producción lechera 75%, la de carne porcina 85% y la avicultura 11%.
En el caso de la soja, hoy el agregado de valor se lleva 3.700.000 toneladas y pasaría a 5.350.000 en 2027, esto es un aumento del 45%.
Oliverio hizo un desglose de las necesidades proyectadas para la producción de carne y leche. “Hoy producimos 2,8 millones de toneladas de carne bovina y exportamos 550.000 toneladas, pero se estima que podríamos producir 4 millones de toneladas y exportar 1,2 millones en 2027, para eso se necesitarían 10 millones de toneladas más de maíz y casi un millón de soja”, especificó.
En el caso de la avicultura, para 2027 la idea es poder mantener o crecer levemente en consumo interno “que está saturado” y aspirar a las 300.000 toneladas de exportación. Con lo cual consumirían 5 millones de toneladas de maíz y 2,4 millones de toneladas de soja.
"La lechería está estancada entre 9.500 y 10.000 millones de litros de leche por año desde hace por lo menos 10 años, si estimamos un potencial crecimiento para 2027 de 12.500 millones de litros de leche se requerirían 3 millones de toneladas más de maíz y 1 millón de toneladas de soja", especificó Oliverio.
En resumen, para las proyecciones de consumo anteriores implicaría 50/55% más de valor agregado al maíz y 7% en soja.
Como cierre, Oliverio apuntó los cañones a las limitantes internas entre las que destacó la falta de un plan estratégico de largo plazo. "Esto implica resolver incógnitas de si vamos a seguir siendo un país abierto al mundo o vamos a volver a cerrarnos argumentando que es por la mesa de los argentinos en el marco de una visión nacional y popular", dijo.
Pero también, se necesita una “reforma fiscal, impositiva, laboral, previsional, todo esto, hoy es la principal limitante al sistema productivo”.