El reconocimiento fue entregado en Porto, Portugal, en el evento anual que reúne a las ocho capitales internacionales del vino. Estos premios internacionales, conocidos como Best Of, son un reconocimiento a las mejores prácticas relacionadas con el turismo del vino. Hace 11 años que Mendoza integra la red de Grandes Capitales del Vino o GWC por su sigla en inglés. El resto de las capitales que participan en esta red de promoción de los destinos más destacados en la producción de vino y en los servicios que se desarrollan a su alrededor son Bilbao-Rioja (España), Valparaíso-Valle de Casablanca (Chile), Valle de Napa- San Francisco (Estados Unidos), Burdeos (Francia), Cape Town-Cape Winelands (Sudáfrica), Mainz (Alemania), Adelaide (Australia) y Porto (Portugal).
El Premio Oro a nivel mundial en Arquitectura, Parques y Jardines fue recibido por Noelia Pérez, Sommelier de Zuccardi. Julia Zuccardi, responsable de Turismo de Familia Zuccardi, destacó: "Tenemos una enorme alegría por este reconocimiento. Zuccardi Valle de Uco es fruto de varios años de trabajo y del esfuerzo de un gran equipo que siguió la visión de mi hermano Sebastián y que dieron como resultado una bodega única, con una identidad muy particular y que representa fielmente el origen de los vinos que allí se producen".
Inaugurada a fines de marzo último, Bodega Zuccardi Valle de Uco está ubicada en el Paraje Altamira, a 130 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Mendoza. Resultado de la visión de Sebastián Zuccardi, quien en 2009 puso las bases de este proyecto con la realización de un área de Investigación y Desarrollo, está íntegramente concebida para la elaboración de vinos de terroir, donde el foco está puesto en la región en la que se encuentran plantados los viñedos.
Características de la bodega
Desde el punto de vista edilicio, la bodega está integrada a su entorno y construida con materiales del lugar: piedra de la Finca Piedra Infinita, agua y arena del rio Tunuyán. Las paredes son todas diferentes y tienen una curvatura en su parte superior que contribuye a su identificación con la Cordillera, marco natural que da identidad a los vinos Zuccardi. Otro diferencial es su perfil sustentable: posee una gran luminosidad, durante las horas del día no hace falta utilizar luz artificial gracias a la presencia de ventanales y lucernarias. La construcción está coronada por una cúpula de metal que refleja en su exterior el sol, los diferentes momentos de luz que atraviesa la montaña y el paisaje durante el día.
En su interior se destacan vasijas de entre 2.500 y 10.000 litros, todas construidas con hormigón sin revestimiento de epoxi, que permiten vinificar de manera independiente cada lote de viñedo cosechado por separado. La bodega posee una sala de barricas de características particulares, las mismas son de madera sin tostar de 500 litros (más del doble de capacidad de una barrica estándar) y foudres de 2.500 litros de roble francés y alemán. El uso de la madera en la elaboración de los vinos es absolutamente racional, evitando cualquier tipo de estandarización. En el sector de guarda se encuentra una enorme piedra que se halló cuando comenzó a construirse la bodega y que se dejó como símbolo del proyecto. Una estructura de hierro con capacidad para 10.000 botellas alberga los mejores vinos de cada año.
El paisajismo, al igual que la elaboración del vino, respeta las cualidades más importantes del terroir. La piedra, elemento principal de Paraje Altamira, está presente en todo el jardín. Muchas de ellas de “canto rodado” de distintos tamaños, fueron extraídas del mismo terreno. Las quebradas, formas topográficas típicas de la zona que aparecen al acercarse a la cordillera de los Andes, se simulan en el jardín generando sensación de contención por la naturaleza; así como los acarreos propios de los suelos aluviales. El agua se hace presente a través de formas propias de la zona como charcos y saltos provocados por las diferencias de nivel. El agua produce el reflejo de la bodega y su imponente arquitectura.
Las plantas elegidas para el sector frontal de la bodega son autóctonas de Paraje Altamira: chañares, acacias caven o espinillo, acacia tremendaria, jarillas, olivillos, tomillos, flores lagaña de perros y verbenas nativas. En el sector posterior de la bodega el enfoque principal del jardín está puesto en la vista de la cordillera de los Andes, acompañado de un sector de 1.700m2 de césped, espacio previsto para eventos. Además, desde la galería del restaurante se puede apreciar un gran acarreo de piedras desde el cual se puede valorar la inmensidad de la montaña.