La película "Salvo", una historia de amor y mafia, ópera prima de los sicilianos
Fabio Grassadonia
y
Antonio Piazza
, ganó este hoy el Gran Premio de la sección paralela "Semana de la Crítica" en Cannes.
Un asesino a sueldo de la mafia, Salvo (el palestino Saleh Bakri), entra a la casa de su víctima designada en Palermo y se topa con Rita (Sara Serraioco), ciega de nacimiento, que asiste impotente al asesinato de su hermano.
En momentos en que el asesino se dispone a eliminarla, ocurre algo inexplicable: Rita recupera la visión y Salvo le perdona la vida, tras lo cual el destino de ambos queda unido para siempre.
Lo notable del filme rodado enteramente en Palermo y en la Sicilia árida de tierra adentro es precisamente su austeridad. El glamour con que Hollywood suele condimentar sus películas sobre la mafia está totalmente ausente.
Aquí no hay acordeón nostálgico, solo el ruido de la realidad, apenas exacerbado por la ceguera de Rita y los sentidos hipertrofiados del sicario.
"Salvo, a su manera, también es un ciego", explicó Piazza en entrevista con la AFP el día del estreno mundial. "Pero es ciego moralmente: puede ver a los demás pero es incapaz de mirarse a sí mismo. Y en el momento en que se encuentran, ella ve por primera vez, pero él también ve por primera vez".
Las balas suenan como las reales. No hay comilonas endomingadas ni la menor nobleza en el personaje del capomafia: aquí el "Corleone" tiene sus códigos y habla en voz baja como siempre, pero no deja de ser una figura abyecta.
"Somos de Sicilia y venimos de ese mundo muy violento", comentó Piazza. "La violencia en este filme es un elemento importante, aunque después, la historia se orienta a lo que sucede entre los dos protagonistas".
Al pasar, la película poco dialogada dice muchas cosas en lenguaje visual y muestra en particular la mezcla de temor y veneración con que el pueblo siciliano ve a los miembros de la Cosa Nostra.
"Es una relación de temor y poder", comenta Piazza. "Siempre hay alguien que quiere oprimir a los demás en Sicilia, y eso es reprobable pero comprensible. Lo más misterioso es que haya una parte de nuestra sociedad que quiere, necesita e incluso disfruta el ser oprimido".
Hacer una película sobre la mafia es de por sí un tabú en Sicilia, y los autores de la película batallaron duro para reunir de once fuentes distintas el financiamiento de los 1,1 millones de euros que costó.
"El rodaje no fue difícil porque es un filme pequeño y no llamó la atención de la gente, que ni se enteró", comentó Piazza. Pero lo más difícil fue llevar a término el proyecto sin respaldo institucional italiano.
"Aquí estamos en Cannes, tenemos un distribuidor francés y un representante internacional, así como el respaldo de un canal de televisión francés, Arte, pero ningún canal italiano nos respaldó, y esto no es una coincidencia. No les gusta que haya filmes con un enfoque crítico de la realidad, sólo les interesan las películas comerciales", dijo Piazza.
A las cuestiones de contenido se suman en Italia las dificultades de la crisis. Las restricciones de presupuesto provocaron nuevos recortes en los financiamientos públicos del séptimo arte.
En febrero, el gobierno italiano redujo esos fondos en 4 millones de euros, que en 2013 pasaron a ser en total 72,4 millones.
Tras superar esos obstáculos a menudo insalvables para un filme de autor que echa una mirada nueva a una vieja realidad, "Salvo" cosechó aplausos al ser proyectado este jueves y viernes en Cannes.
Además del Gran Premio, "Salvo" obtuvo el premio "Revelación" del canal France 4, y embolsa en total 14.000 euros de recompensa, anunciaron los organizadores en un comunicado.
La Palma de Oro, máximo galardón del Festival de Cannes, se otorgará junto a otras recompensas el próximo domingo.