Apenas abrieron los paquetes, Franco Villegas (8), Ailén Aguirre (8) y Lucía Quintero (8) pudieron reconocer un tablero realizado con la estructura de una CPU, una ruleta en la que se empleó el ventilador de una computadora y fichas que pertenecían a un teclado.
Los tres chicos de tercer grado de la escuela Paula Albarracín de Sarmiento -sumados a alumnos de 14 colegios más- recibieron ayer un kit de juegos didácticos realizados con residuos electrónicos. La entrega se realizó como un reconocimiento por su participación en el programa socioeducativo "Mi árbol, mi escuela y yo", que Chandon Argentina lleva adelante hace 8 años.
"En vez de tirar cosas las podemos reciclar para poder jugar", comentó entusiasmado Franco mientras descubría una caja realizada con disquets pensada para guardar las fichas cuando se termina el entretenimiento. "Si se rompe algo no lo tenés que tirar sino reciclarlo", aconsejaron sus compañeritas, que aseguraron haber aprendido a cuidar el medio ambiente gracias a su escuela y a sus papás.
La seño de su grado, Stella Maris Villegas, contó que desde hace tiempo vienen trabajando los conceptos del reciclado, por ejemplo juntando tapitas para el Hospital Notti o realizando carteles con la madera de los cajones de naranjas.
Una vez que lleguen a sus respectivas escuelas, estos juegos pasarán a formar parte de las ludotecas que cada una tiene.
"Me parecen muy creativos y además enseñan a que te podés entretener con cosas muy simples", comentó Benjamín Mesa (15), de la escuela N°4247 de Campo de Los Andes, otra de las participantes.
Residuos didácticos
Los juegos realizados con pedazos de computadoras viejas forman parte de la propuesta de Reciclarg, empresa que recolecta y le da nuevo uso a la chatarra.
"Como doy clases en un colegio sabía más o menos cuáles eran las falencias en las escuelas en cuanto a materiales didácticos", relató Julieta Tornello, la diseñadora de los kits. "Siempre atendiendo a las características de seguridad nos interesaba que los chicos pudieran ver de dónde vienen las partes para que comprueben que todo puede ser reutilizado", precisó.
En tanto que Andrea Nallim, gerente de capacitación de la firma, remarcó la doble finalidad de los juegos: "La parte del reciclado y la de los conocimientos de matemáticas, ya que jugando los chicos pueden aprender las tablas, fracciones, entre otros", enumeró.
Si bien se les repartió el mismo kit a chicos de diferentes edades, la complejidad de la propuesta depende de los desafíos que impongan los docentes en el aula. "Actualmente hay una corriente pedagógica que tiene que ver mucho con el juego, lo que permite que los chicos elijan aprender a través del disfrute y nosotros queremos contribuir con esto", subrayó Tornello.
La empresa también dicta talleres de arte sustentable en las escuelas, tanto para diseñar productos como para realizar intervenciones artísticas.
Respetar la naturaleza
El programa "Mi árbol, mi escuela y yo", que realiza Chandon en diferentes colegios cercanos a su área de influencia, tanto su bodega como sus fincas, consistió en inculcarles a los alumnos una actitud de respeto hacia la naturaleza y sus recursos, a partir de una conciencia ambiental y forestal. A través de él, los maestros reciben una capacitación para el desarrollo de viveros forestales en las escuelas. Y allí los niños y adolescentes aprenden a respetar el ambiente produciendo y plantando más de 100 árboles en su comunidad de influencia.
"Nos contaron cómo se cuidan las plantas y por qué es importante no cortar los árboles", comentaron Sebastián Sáez (12) y Lucas Piña (13), quienes formaron parte de la propuesta. "El árbol tiene muchos beneficios para todos", añadieron en conjunto.
"Si bien los niños de un solo grado reciben el programa, se termina involucrando toda la escuela en su mantenimiento. Se van pasando la información entre ellos y todos se suman al cuidado", agregó Agostina Gabrielli, coordinadora de proyectos de integración y apoyo a la comunidad de Chandon.