El concepto de mujer se ha ampliado. Ya no solo es la madre, novia, esposa, compañera, pareja, amiga. También incluye otras miradas propias, interiores, colectivas, otra conexión entre nosotras y entender lo que le pasa a la mujer que está frente a mí. Porque estamos todas cambiando, desaprendiendo, volviendo a aprender, empezando a creer y a confiar en que ese cambio es posible. Y ese "nosotras" incluye a todas: también a las que eligen ser mujer.
Pero tanta lucha, cambio de paradigma y de conciencia colectiva, aún tiene cuestiones cotidianas e íntimas amuralladas por siglos de pensamientos atávicos: la mujer no tiene necesidades sexuales como el hombre, no goza tanto, y nunca jamás lo hace sola.
Hablemos en serio
A las mujeres nos gusta el sexo: nosotras encabezamos la lista de clientes en los sexshops, vemos porno, tenemos fantasías, pagamos por sexo, tenemos fetiches y recurrimos a la autosatisfacción. Eso sí, todo en secreto porque es Mendoza. La vieja y conocida frase "cruzan el Arco Desaguadero y se liberan" es casi un mandato. Sin embargo -y por suerte- las generaciones más jóvenes están abriendo caminos que vamos transitando también las que ya no "estamos nuevas" pero tampoco "fuera de servicio".
Parte de esto se desprende de las consultas realizadas en los locales para adultos que se encuentran en el centro de la ciudad. Todos coincidieron en que las mujeres son las que más productos compran para ellas, para amigas o para compartir con su pareja.
Juan Pablo, vendedor del sector "juguetes" del local Enfasy, hasta aseguró que "muchos hombres vienen a comprar con las indicaciones de su mujer, porque ella no se anima a venir, pero le da a él las instrucciones".
Despedida de soltera, la excusa perfecta
Entre las mujeres jóvenes hay cierto pudor y aprovechan el casamiento de alguna amiga para ir en patota a buscar regalos para la novia. "Ahí empiezan a preguntar, se interesan por algunos productos y la mayoría termina comprando cosas para sí mismas", explica Geraldin, de la franquicia Kisme. Sin embargo, delante de la patota de amigas, suelen llevarse productos de cosmética (geles, lubricantes, aceites o prendas sexys) y esperan a volver solas para llevarse dildos o algún fetiche. "Lo que más se consume son vibradores y lubricantes, y algo que están pidiendo mucho ahora son las balas, que son una especie de vibrador chiquito, portátil, que se caracteriza porque es de cartera", explica Geraldin.
En otros locales, las consultas pasan por lo último que se está usando: "Ahora la moda son los succionadores clitorianos. Les llama mucho la atención, hasta que ven el precio, porque son un poquito caros", agrega Juan Pablo. Esta novedad viene recargable, sumergible, con distintos modos de succión en precios que van de $5.000 a $10.000.
“Viene una versión descartable que dura 35 minutos y cuesta $2000”, acota.
El límite difícil de cruzar
Entre los productos por los que más preguntan están los de cuero, aunque poco sucede después. "Lo de sado es algo muy consultado pero es más difícil que se lo lleve el mendocino. Los turistas, y sobre todo los europeos, son los que compran mucho este tipo de productos", aclara Geraldin desde su experiencia como vendedora.
También los arneses, ya sean de elástico (tipo lencería) o de cuero, tienen poca salida, aunque sí mucha consulta. "Se llevan portaligas, pero nada más", de los artículos preferidos de lencería, aunque "están preguntando mucho por la ropa interior comestible", aclara.
En otro local, Johanna, responsable del sector fetiche, cosmética, disfraces y lencería cuenta que "En fetichismo sale mucho lo que son esposas, látigos fustas" en compra de mujeres. Pero aquí los hombres llevan la delantera, "ellos son los que más compran, sobre todo lo que es más osado".
Cuerpo docente
Muchas veces el desconocimiento de lo que contienen ciertos productos nos lleva a reemplazar artículos específicos (geles y lubricantes) por genéricos como cremas, vaselina o aceite de bebé sin conocer las consecuencias. "Le recomendamos a los clientes que compren lubricantes y no usen vaselina o aceite de bebé, porque estos productos son específicos para esa zona, incluso hay una marca de geles íntimos que es específica para personas con celiaquía". En este sentido, el trabajo de los vendedores tiene mucho de educador sexual: "Viene gente que sabe poco y nada, se nota mucho lo que es la falta del ESI (Educación Sexual Integral) y el tabú tan grande. Cuando vienen encuentran un montón de cosas, más de lo que pensaban", explica Geraldin.
Pero eso no es todo, porque el cuidado de los juguetes sexuales también tiene sus secretos. "Los materiales la silicona son más fáciles de cuidar, porque hay que lavarlo y dejarlo secar solo. Pero hay otros de material poroso y con esos hay que tener más cuidado porque las bacterias se pueden meter". Para eso vienen productos específicos de limpieza y cuidado, que se consiguen en los mismos locales.
"También hay muchos productos que te advierten que no vienen con una sustancia llamada ftalatos (un grupo de compuestos químicos principalmente empleados como plastificadores y sustancias añadidas a los plásticos para incrementar su flexibilidad), porque es muy malo para el cuerpo y viene muchísimo en los juguetes sexuales", aclara Geraldin, aunque también explica que en el último año, tanto los importados como los nacionales traen la leyenda "sin ftalatos" en el packaging.
Los más elegidos
Las mujeres buscan lencería o disfraces. "Les llama mucho la atención porque es la fantasía que tienen dentro de la relación y aunque les cuesta un poco tratan de animarse", explica Johanna, pero advierte: "he notado que se acomplejan mucho, porque la foto del envoltorio trae la imagen de una modelo y las chicas al verlo te dicen 'si tuviera ese cuerpo…' Por ese motivo a veces no se animan a comprarlo".
Sin embargo a los hombres, el hecho de que su pareja no cumpla con los cánones de belleza de la foto no les importa. "El hombre es más simple, ve algo para su mujer que le gusta y dice 'me lo llevo' no se enrosca pensando en si no es igual a la de la foto".
Las pastillas naturales, que no tienen efectos secundarios, velas aromáticas que al calentarse se convierten en aceite para masajes, dados y naipes, están entre las compras simples pero de mayor salida “se los llevan mucho porque hacen salir de la rutina y son muy utilizados por parejas y también en despedidas”.
Uno de los más elegidos es el dildo de vidrio templado con texturas, porque se usa para alternar temperaturas "al entrar en contacto con el cuerpo, toma una temperatura, luego se puede enfriar con agua y volver a usar". La gran variedad de tamaños, formas, texturas, materiales y colores, dan cuenta de la enorme diversidad de gustos femeninos en este sentido.