La madrugada del domingo 21 de julio de 2019 ha quedado grabada en la memoria de los habitantes de Valle del Sol y Las Vegas. La noche anterior un feroz viento zonda provocó incendios, voladuras de techos, evacuados y cientos de vecinos de la zona perdieron mucho y algunos todo.
El saldo de lo ocurrido dejó medio centenar de cabañas afectadas, una decena irrecuperable, y unas 60 personas que debieron abandonar sus camas a mitad de la noche, alarmadas por un cerco de llamas que cada vez se acercaban más e intentando sortear un infierno de ramas y árboles caídos.
Hoy, a un mes de lo ocurrido continúa la reconstrucción de muchos hogares arrasados por el fuego y también hoy, día de semana, solo aquellos que viven permanentemente en estos poblados de Potrerillos circulan por las silenciosas calles de esta parte de la montaña, que a pesar del paso de los días todavía huelen a quemado.
Entre montañas se escucha el golpe de martillos y algunas motosierras empuñados por propietarios y obreros que reconstruyen un techo o un portón. También pasan algunas camionetas cargadas de chapas retorcidas. Detrás, los picos rocosos apenas nevados revelan que con un poco más de agua y nieve quizás el impacto hubiese sido menor.
Fueron, noche y madrugada del día del amigo, momentos en donde la mayoría de las cabañas estaban ocupadas por visitantes, muchos de los cuales tuvieron que ser evacuados a la escuela de Potrerillos. Fue aquella noche donde se perdieron mascotas de toda la vida, animales con los que se trabajaba. El fuego dejó un recuerdo triste del que todavía muchos no logran despegarse.
Un mes muy duro
Corina es habitante de Valle del Sol, vive desde hace 10 años detrás del cerro donde se encuentra la iglesia de San José de la montaña. Allí tiene dos cabañas para alquilar a los turistas. Con el fuego perdió su casa y muchas de las instalaciones para recibir a los turistas. Los caballos que tiene se salvaron porque escaparon a un campo ubicado a unos 12 kilómetros.
Ahora vive en una de las dos cabañas que utilizaba para alquilar. La otra está vacía. Las condiciones no son aptas para recibir visitantes. "Ha sido un mes muy duro en el que hubo muy poca presencia municipal. Creo que todo lo sucedido ha servido para mostrar las falencias del lugar. Aquella noche fue un caos, en parte por la ausencia del estado", señaló.
Corina explicó que aquella noche los bomberos no sabían si las calles tenían salida o no, o donde estaban las jirafas de agua. Recordó que tampoco hubo una alerta para avisarles a todos los que estaban durmiendo.
“Se vio que no hay un plan de contingencia. Y que falta capacitación. Ahora nos ofrecen ayuda con creditos blandos, pero no sirve. Nosotros acá generamos mucho turismo, pero seguimos olvidados”, explicó la mujer.
Lucas, su marido, tuvo que volver a trabajar en la Ciudad, pese a que había renunciado para dedicarse a pleno a su emprendimiento personal. "Recibimos mucha ayuda de la comunidad. Ya tengo comida como para todo el año, pero necesitamos ingresos para reconstruir, para poder volver a recibir turistas", dijo y enumeró que perdió además de su casa, un galpón para los blancos de las cabañas, un monturero con 7 monturas completas – que son muy caras-, un gallinero y un invernadero.
Corina, con menos angustia que hace un mes pero aun apenada por lo sucedido dijo que todas las maneras incompetentes con que se manejó el incendio repercutieron directamente en su vida. "El incendio se terminó apagando solo, cuando se lo llevó el viento a otro lado. Ahora es volver a empezar", se lamentó.
En casa prestada
Silvina y Javier también perdieron su casa la noche del incendio. Afortunadamente para ellos, se salvaron las tres cabañas que alquilan a turistas de todo el país. La pareja, establecida en Mendoza desde hace 10 años, aseguró que también fueron abandonados y que tras una semana de "atenciones" se quedaron solos, saliendo adelante con voluntad propia.
"Necesitamos el título de propiedad para poder hacer trámtes, pero se nos quemó y ni con eso nos ayudan. Cuesta 4.500 pesos, pedidimos ser exhimidos de pagarlo pero nos dijeron que no. Así es que sin eso todo se hace más difícil. Ni documentos tenemos", contó Silvina.
Por esta razón es que están viviendo en la casa del padre Marcelo Coltro, frente a la iglesia. Gracias a esta posibilidad pueden seguir alquilando sus cabañas y con ello pensar en la reconstrucción de su casa, que quedó en los cimientos.
A la espera del seguro
"Esa noche me avisó un huesped sobre lo que estaba ocurriendo. Agarramos lo que teníamos a mano y nos fuimos, no teníamos tiempo para nada. Subimos con los cuatro perros y evacuamos el lugar. Era una nube de chispas que bajó directamente a mi casa", recordó Silvina y agregó que vio como un vecino quemó un deck para que el fuego no se trasladara al techo de su casa.
La pareja aun no ha tomado una decisión respecto a la reconstrucción, todavía esperan que el seguro se haga cargo de lo sucedido pero saben que por los vaivenes económicos del país el monto no será suficiente. “Esperamos más infraestructura. Había muchos turistas esa noche que no sabían para donde huir. No hay carteles indicativos, nada”, alertaron.
Aun no se sabe cuántos animales se perdieron
Tras el incendio ocurrido en Potrerillos fueron un centenar de animales los que perdieron la vida. Caballos, vacas y animales domésticos (perros y gatos) encabezaron esta triste lista. Según indicó la veterinaria Jennifer Ibarra, tener un dato preciso es difícil, ya que muchos puesteros que se encuentran en la informalidad no especificaron nunca el número específico. "Ganadería tampoco tiene el total, solo tienen lo de las libretas que muestran cuando vacunan, pero sigue sin ser preciso", explicó.
Vale agregar que debido a la gran cantidad de cadáveres de animales en los cerros, una gran cantidad de cóndores ha bajado a carroñear en la zona, sorprendiendo a turistas y a los mismos pobladores.
Enojo, poda y limpieza
Una mayoría de vecinos están enojados. Sienten que fueron abandonados a su suerte.
Lo cierto es que por las calles de Valle del Sol y de Las Vegas se observan camiones municipales. Se ha quitado de las casas parte de los escombros y hay limpieza general.
Sin embargo, el paisaje típico de estos sitios no ha cambiado. Muchos vecinos están haciendo podas por su cuenta, para evitar una próxima tragedia. Lucas, un joven de la zona está podando un lote que tiene una casa rodeada de árboles. La vivienda está junto a dos o tres que fueron afectadas total o parcialmente por el fuego. "La gente se asustó, ha salido mucho trabajo de poda para evitar que pase lo mismo", contó sintetícamente el jardinero.
Fabián, cuya casa se salvó de milagro ya que en los alrededores quedaron solo unos pocos ladrillos en pie, comentó que la situación ha sido espantosa durante estos 30 días. "Estamos solos. Por suerte los vecinos hemos tenido un papel solidario fundamental. También siguen llegando donaciones, mucho ropa pero poco material. Por ahi, lo que hacen falta son ladrillos, no un trapo viejo (ropa) que ya no se usa", indicó enojado.