Posmodernidad, modernidad e inversiones - Por Horacio Fernández

Posmodernidad, modernidad e inversiones - Por Horacio Fernández
Posmodernidad, modernidad e inversiones - Por Horacio Fernández

Es evidente que Jaime Durán Barba y Elisa Carrió no tienen el mismo tipo de discurso político. Simplificando las posiciones de estos inteligentes y cultos personajes, creo que la posmodernidad es la característica básica del pensamiento de Durán Barba y la modernidad, la de Carrió.

Con el discurso posmoderno, recomendado por Durán Barba, Cambiemos ha ganado tres elecciones nacionales sucesivas. Sus claves: no hablar de la herencia recibida, no dar malas noticias, apelar a las emociones de los votantes y a sus problemas cotidianos, no fijar metas de largo plazo y eludir definiciones ideológicas.

El discurso posmoderno niega las definiciones absolutas y los dogmas tradicionales de la antigua política. Aunque sea muy anterior en el tiempo, la frase de Nietzsche: "Los hechos no existen, sólo existen interpretaciones "es una buena guía para entender el pensamiento posmoderno.

Siguiendo esa idea Durán Barba relativiza todo el discurso de Cambiemos tratando de llegar a los votantes con tantas versiones como "focus groups" pueda detectar.

En su libro La Política del Siglo XXI dice Durán Barba: "En la lucha política más que razones se predica creencias imposibles de verificar" (pág. 71).

Pero los inversores no se comportan como los votantes. Los inversores quieren saber con mayor precisión hacia dónde vamos, conocer planes de largo plazo así como políticas racionales y definidas. Los inversores, especialmente los que hacen inversión directa no financiera, operan con escenarios de 10 o más años para tomar sus decisiones las cuales tratan de ser más racionales que las del votante común.

Las empresas no funcionan como las democracias en donde cada hombre es un voto y la mayoría de votos decide. Las decisiones de las empresas comienzan con una serie de opiniones racionales de equipos técnicos que se van filtrando a medida que suben en una escala jerárquica hasta llegar al máximo nivel. La decisión final no se toma en forma democrática sino más bien en forma militar y toda la estructura de la empresa la acompaña.

Aun en el caso de pequeñas empresas que carecen de equipos técnicos profesionales, sus dueños suelen asesorarse con consultores económicos o políticos que hacen análisis racionales de la realidad. Para ello, dueños y consultores también necesitan conocer planes y políticas de largo plazo que los puedan afectar.

Para que esto suceda es preciso que un gobierno revele su ideología y sus valores de fondo. Esto es lo que no hace el gobierno de Cambiemos, al menos públicamente. Tal vez por temor a verse enredado en debates ideológicos que no quiere librar.

No me cabe duda de que en la cabeza del presidente hay una ideología y sabe bien adónde quiere ir. Los cambios estructurales que está promoviendo así lo indican aunque no los enuncie dentro de un marco conceptual más amplio. Es de público conocimiento la admiración del presidente y gran parte de su equipo por la presidencia de Arturo Frondizi.

No obstante, el actual gobierno está muy lejos de explicitar sus planes como lo hizo Frondizi. Basta recordar las famosas batallas del petróleo, del acero y tantas otras en donde el mismo Frondizi, en discursos memorables, fijaba sus objetivos y hasta metas cuantitativas de producción.

Durán Barba diría que Frondizi pertenecía a la antigua política lo cual es cierto, pero sus discursos y sus políticas explícitas atrajeron inversiones como pocos presidentes lo hicieron antes y después.

Elisa Carrió, sin tener un discurso específicamente económico, tiene un pensamiento "moderno", que irónicamente es antiguo para Durán Barba. Carrió expresa "ideas claras y distintas" como diría René Descartes, el autor moderno por excelencia.

No es que Carrió ignore al posmodernismo y sus ideas discursivas. Carrió conoce perfectamente la diferencia entre modernidad y posmodernidad. En su libro Humanismo y Libertad Tomo II dice citando a Lyotard que "son los relatos de la emancipación (marxismo, liberalismo entre otros) los que construyeron la sociedad moderna". Y se pregunta: "¿qué es lo que viene a anunciar la posmodernidad?: El fin de esos relatos"… "en la posmodernidad, en cambio, el poder se va a legitimar por sí mismo, por la propia eficacia en el ejercicio del poder." (pág 10).

Como pensadora moderna Carrió tiene un discurso racional pleno de valores y sin ambigüedades. Estimo que un discurso de este tipo acompañado de propuestas económicas concretas tiene que ser más atractivo para la inversión que el discurso posmoderno que practica el gobierno dirigido a los votantes.

Carrió tiene definiciones precisas, expone claramente los valores de fondo que debe tener todo sistema político liberal y humanista. También denuncia nuestros vicios más dañinos como la corrupción y la anomia. Aún así y contradiciendo la teoría de Durán Barba ha ganado la última elección en la Capital Federal por una diferencia abrumadora.

Como conclusión, puede decirse que tal vez el discurso electoral posmoderno del gobierno sea uno de los motivos por los cuales todavía estamos esperando la anunciada avalancha de inversiones. Los inversores esperan otro tipo de discurso.

La titánica tarea del presidente Macri será conciliar estos dos modelos para poder ganar elecciones cada dos años y lograr inversiones todo el tiempo.

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