Hace pocos días, y desde esta columna, nos ocupábamos del centenario del monumento al Ejército de los Andes, en el Cerro de la Gloria, y lo hacíamos desde la perspectiva de lo que significa ese conjunto escultórico para los mendocinos, pero también por los ataques que periódicamente los inadaptados infligen a la gran creación del escultor Juan Manuel Ferrari.
En esta ocasión, el foco está puesto en los portones del Parque General San Martín, que hace 2 semanas fueron blanco de pintadas por parte de algunos simpatizantes del club Independiente Rivadavia que festejaban los 101 años de la institución.
No fueron todos los hinchas que celebraban los que se sumaron a la agresión, pero resultaron bastantes y nada pudieron hacer algunos más cuerdos, que no estaban de acuerdo con la tarea destructiva encarada.
Los portones y sus bases, de piedra natural, quedaron dañados y afeados con aerosol azul. Además rompieron farolas y otros elementos ornamentales, dañaron árboles y el busto que recuerda a quien propició la creación del gran pulmón del oeste, Emilio Civit.
Una acción repudiable a todas luces y mucho más si se piensa que hace apenas cinco meses habían culminado las obras de restauración y puesta en valor de este símbolo de la provincia, con una inversión de más de un millón y medio de pesos. Durante 6 meses, profesionales del arte en la recuperación de monumentos trabajaron con mucha paciencia para devolver a los portones su antiguo esplendor. Hubo inauguraciones y desfiles nocturnos que dieron realce al lugar y a la obra concluida.
La Provincia encarará los arreglos pertinentes, ocupando los equipos profesionales y artesanales que habían hecho la tarea el año pasado, y es posible que en varias semanas, las famosas puertas de hierro vuelvan a tener la jerarquía que les corresponde como ingreso principal al Parque.
Las autoridades del Club Independiente, hidalgamente, han reconocido que contribuirán pecuniariamente en la recuperación de la obra, ya que aunque manifestaron que los festejos no eran organizados por ellos, debían estar presente en las soluciones frente al daño causado y no solamente repudiarlo.
Lo que se debe plantear ahora es cómo se procederá para evitar este tipo de ataques en el futuro. Celebraciones por acontecimientos deportivos y de otro tipo habrá siempre y cada vez más pero, al paso que vamos, los destructores ganarán la batalla. El festejo era conocido con antelación y comenzó con luz diurna, pero la Policía no pudo impedir que la algarabía se convirtiera en vandalismo organizado.
Estos elementos del Parque -el monumento en el Cerro de la Gloria, los portones, las demás piezas artísticas del paseo y los prados mismos- son de un valor patrimonial incalculable, motivo de deleite para los mendocinos y motivo de admiración por parte de los turistas que nos visitan.
Queremos llamar la atención de las autoridades para que tomen las medidas que sean necesarias para que en el futuro no se vuelva a atentar contra nuestro patrimonio y hacer un llamado a la comunidad en general para colaborar en el cuidado de las obras.
Estos espacios son de todos. Sabemos que los inadaptados no escucharán, pero las personas sensatas que integren las hinchadas de fútbol tendrán que conducir a la totalidad del grupo e imponer el aliento y el festejo sin romper nada.
Portones del Parque: el patrimonio pisoteado
Deben encontrarse los mecanismos que protejan los tesoros de nuestro patrimonio. Hechos como el reciente vandalismo en los portones del Parque General San Martín deben evitarse.
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