Sobre la variante Hipólito Yrigoyen, en el sector sur de Luzuriaga, y rodeado de complejos habitacionales grandes, se levanta desde 1997 el barrio Portal de Cuyo, que posee 7 manzanas, 84 casas y alrededor de 350 habitantes.
Es otro de los barrios que superó el negligente y doloso manejo de la cooperativa Gualcamayo. Recién ahora sus integrantes están empezando a escriturar los inmuebles y la tranquilidad planea sobre la barriada.
Una de las primeras moradoras en recibir el título dominial fue Marina Gutiérrez (72). "Es una tranquilidad muy grande saber que una vive en su casa, a recaudo de cualquier contratiempo".
La historia de penurias por las acciones desleales y abusivas de la entidad intervenida, emparenta a este barrio con Praderas de Trapiche, de Godoy Cruz, y Casas de Villanueva de Guaymallén.
"El problema que nos causó Gualcamayo está en vías de superación, pero hasta que no tengamos los documentos que acreditan la propiedad sobre los inmuebles, no dejaremos de estar en guardia", dijo Fabián Alejandro Jofré (47), presidente de la unión vecinal y un gran luchador para que la estafa pergeñada por la organización sanjuanina no prosperara. "Esa extensa disputa por el techo dejó una enseñanza: tiene que haber otro tipo de controles sobre las cooperativas de vivienda, algunas de las cuales se aprovechan de la necesidad de muchos mendocinos por tener el techo propio", señaló.
A propósito del conflicto con la cooperativa -que ya lleva 15 años y todavía está en tribunales federales- la semana pasada se realizó una reunión en el barrio con el interventor de la entidad, H. Gabriel Márquez, quien anunció la continuidad de las escrituras y los inconvenientes que todavía resta superar.
Muy recordadas son las tensas horas en las que se intentó desalojar a las familias de Laura Giordano y Jorge Di Giusseppe y Maure, que por suerte fueron neutralizadas. Además de otros apoyos, se mencionó la colaboración de la Municipalidad de Maipú en los difíciles momentos.
Fabián, junto Neri Alaniz y Mirta Liliana Villegas, evocaron los comienzos del conjunto habitacional, levantado en una propiedad rural que donó el agricultor, bodeguero e industrial, Francisco Gabrielli, cuyo nombre se utilizó para dar identidad a la escuela 1-052.
Las primeras casas se entregaron en los años 1997-'98, en actos poco emotivos, realizados en el obrador de la empresa constructora, sin la emoción y algarabía que tienen estas ceremonias a las que asisten los adjudicatarios, los familiares y las autoridades .
Las personas que dialogaron este diario pidieron resaltar la memoria de algunos que ya no están, como María Prisca Camacho y su esposo Avelino Camargo, Miguel Saponaro, Víctor Hugo Figuero, Fernando Gregorini y Oscar Ogas.
Cruzando la Yrigoyen, en línea oblicua, el vecindario dispone de uno de los paradores del Metrotranvía. Con las casas finalizadas y la urbanización completa, la vecinal espera concretar un salón de usos múltiples (SUM) en la plaza Julio Mariano Gómez, bautizada así en homenaje a un médico solidario del hospital Paroissien.
A propósito del espacio verde, su construcción fue iniciativa de un ex alumno de la escuela Gabrielli, Francisco Humberto Díaz, hoy de 22 años, y cursante del terciario en profesorado de Historia del Instituto Maipucino de Educación Integral (IMEI). Cuando realizaba el 4to grado, Francisco, entonces de 10 años, participó de una visita de estudio al Concejo Deliberante de Maipú, junto a compañeros y la maestra Silvia Espinoza.
Los escolares se ubicaron en el salón de deliberaciones y cuando se preguntó si alguno de los chicos quería decir algo, el escolar, muy suelto de cuerpo y subido a un asiento, hizo una defensa de la necesidad de construir una plaza para su barrio. La elocuencia con la que formuló el pedido, impresionó a los concejales, encabezados por su presidente Horacio Albornoz, y al cabo de 2 años se logró el objetivo, siendo intendente Francisco "Chiqui" García. Este joven colabora con la organización barrial y está muy atento a las necesidades del conjunto habitacional.
Como las casas están bien terminadas, algunas con cambio de fachada y ampliaciones, los objetivos comunitarios son, además del local para reuniones y actividades recreativas, reponer la cartelería que había en las calles y construir un veredín para llegar a la escuela Gabrielli.
La calle principal del conglomerado, Valle de los Manantiales, tiene mucho movimiento, en su calidad de conexión directa con otros lugares ubicados hacia el sur. Allí se observan reductores de velocidad. "Cruzar la variante (Yrigoyen) para ir a tomar los micros o el Metrotranvía es un peligro, por el caudal de tráfico en las 2 direcciones de marcha", refiere Francisco Humberto, pero reconoce que por el momento poco es lo que se puede hacer más que poner mucha atención al atravesar la vía de comunicación.