Esta semana, el presidente Mauricio Macri celebró la firma de un protocolo que posibilita la exportación de cerdo argentino a China, el mayor productor y consumidor mundial de esta carne, que se ha visto afectado por un brote de fiebre porcina, lo que los obligó a sacrificar millones de animales. Sin embargo, la producción en la provincia no alcanza a abastecer el consumo local y los productores expresan incertidumbre sobre el efecto que este contexto puede generar en el sector.
Es que además de requerir más cerdo, en un nivel de producción que difícilmente puedan alcanzar los otros países, es probable que el gigante asiático empiece a importar carne vacuna y aviar. A su vez, este año se ha registrado en Argentina una cosecha como nunca antes en la historia, pero China ya no demandará tanto maíz ni soja porque deberá alimentar a menos cerdos. De ahí que algunos anticipen que los productores cerealeros argentinos podrían volcarse a exportar con valor agregado, es decir, cereales convertidos en carne.
El director de Ganadería de la provincia, Ramiro Zaragoza, indicó que el Observatorio Ganadero ha mostrado que la producción de Mendoza abastece entre 6 y 11% del consumo local y que el principal obstáculo para un mayor desarrollo de la actividad es que el 90% de la nutrición porcina es cereal, que no se puede producir aquí por la escasa disponibilidad de suelos irrigados. De todos modos, se han desarrollado algunos experiencias de pocas hectáreas.
De ahí que la meta no sea apuntar al mercado internacional sino ir incrementando el abastecimiento del local, para lo que consideró que el panorama es alentador. Esto, debido a que, después de dos años de sequía (2017 y 2018), este, la cosecha ha sido récord. Por eso, las provincias cercanas que producen cereal, como San Luis o Córdoba, podrían optar por enviar a Mendoza su producción en lugar de llevarla a los puertos, a una distancia mayor.
Zaragoza señaló que en los dos últimos años cerraron varios criaderos, pero que existen líneas de crédito, a través de Mendoza Fiduciaria, para los productores porcinos, a tasas accesibles y sola firma, que se implementaron en 2018 para fortalecer el sector y siguen vigentes.
El precio
Raúl Ortiz, un productor porcino de San Rafael, que lleva 15 años en la actividad, asegura que logró sostenerse ya que, con dos socios, abrieron carnicerías. La principal dificultad, sostuvo, fue que el precio del maíz subió cuando trepó la cotización del dólar -por ser un commoditie- mientras la carne de cerdo se vende en pesos. La diferencia para él la marcó que, al vender al público, cobra en el transcurso de la semana, mientras cuando lo hacía al frigorífico cobraba a los 30 o 45 días.
Ortiz coincidió en que una de las principales dificultades para incrementar la producción local es que no se produce maíz en Mendoza, aunque él opinó que sí se podría producir, si se tomara la decisión política de favorecer las exportaciones de valor agregado. De este modo, los cereales se convertirían en carne -vacuna, porcina, aviar-, leche, huevos y derivados.
El productor indicó que, como Argentina no es autosuficiente en la producción porcina, el riesgo de la exportación es que crezca la demanda interna. Pero el precio no puede moverse demasiado hacia arriba, ya que el techo lo fija la carne vacuna, porque cuando la de cerdo sube su valor, el consumidor se inclina por la de vaca. Ahora, en cambio, al sector lo beneficia que el kilo de chancho cuesta en promedio unos $ 100 menos que el de los cortes vacunos.
Pese a esto, Ortiz resaltó que China está muy cerca de Mendoza a través del Pacífico, que San Rafael tiene un matadero frigorífico, con tránsito federal y el país tiene un estatus sanitario excelente.
Baja productividad
Ortiz comentó que en el departamento hay dos criaderos grandes, con 180 y 170 madres, y otro en Real del Padre, que tiene 500 madres, y que él y sus socios llegan a otras 70. La faena semanal en el departamento, estimó, debe rondar los 100 a 120 capones, por lo que hay amplio margen para incrementar la producción.
En Mendoza, detalló, cada hembra, produce como media unos 30 lechones al año, cuando si se utiliza tecnología adecuada se puede llegar a unos 18 o 20 por parto. El inconveniente es que, para alcanzar esos niveles de producción, se deben invertir unos 6 a 7 mil dólares por madre.
Ortiz comentó que otro de los desafíos para el sector es la informalidad, ya que, a diferencia de lo que ocurre con las vacas, el cerdo se puede alimentar casi con cualquier cosa, aunque el resultado sea de calidad muy inferior (y constituya un riesgo para la salud). Sobre esto, consideró que aún se debe continuar avanzando, pese a que la Policía Rural realiza diversos controles.
El volumen de China
Lucas Olaviaga, quien era productor porcino en General Alvear y ahora es asesor veterinario de un criadero en ese departamento, manifestó que no hay certezas sobre lo que puede ocurrir con la situación de China. Pero estimó que puede llegar a ser una oportunidad para todo el sector cárnico argentino, aunque se trataría de una ventana corta, de 5 años como máximo.
Para comprender la dimensión del contexto, detalló que China es el mayor productor mundial de cerdos, con unos 40 millones de hembras. Argentina, en cambio, tiene unas 400 mil madres. La gripe porcina los obligó a sacrificar unos 10 millones de animales hasta ahora, lo que implica toda la producción en conjunto de Estados Unidos y España, que son los países que le siguen en volumen.
De hecho, pese a producir el 50% de la carne de cerdo del mundo, el gigante asiático también importa. Pero con esta baja tan significativa, Olaviaga consideró poco probable que se pueda responder a la demanda. Sí estimó que incrementarán las exportaciones de carne vacuna y aviar, por lo que consideró que hay un buen escenario para la industria cárnica argentina.
De todos modos, subrayó que será una oportunidad de 3 a 5 años, ya que la mayoría de los cerdos que se sacrificaron eran producidos de modo doméstico, "de traspatio", por lo que es de esperar que los criaderos intensivos los suplanten rápidamente. Entre tanto, Argentina podría insertarse en ese mercado, aunque sin desabastecer el interno, y particularmente con cortes que no se consumen aquí.
Olaviaga compartió la mirada sobre las limitantes para producir más, determinadas por la inversión necesaria y la ausencia de créditos realmente accesibles. Así, señaló los trámites para acceder a financiamiento conveniente son complejos y que si bien hay algunos con una tasa de interés del 20%, que hoy es baja, la incertidumbre determina que en 5 años podría ser muy alta.
Para sumar unas 1.000 madres a un criadero con tecnología, ejemplificó, se necesitan 7 millones de dólares, ya que cada una cuesta unos 7 mil dólares, y esto se escapa a las posibilidades de los productores locales. En cambio, otros sistemas que requieren de una inversión más modesta no permiten alcanzar el mínimo de 250 a 300 madres, que es el que fija el nivel de eficiencia para cubrir los costos de las materias primas.
Sobre la situación específica de Mendoza, el asesor consideró difícil que se llegue a abastecer el mercado interno, ya que muchos cortes se envían a otras provincias, porque se consiguen mejores precios. Por otra parte, la provincia está lejos de las provincias productoras de granos, aunque la abultada cosecha de este año y los precios bajos podrían modificar esas circunstancias.