Hace un año y un mes los cuatro gozaban del privilegio de pertenecer: Amado Boudou se estrenaba como vicepresidente y ni se imaginaba que Ciccone Calcográfica y unos descomedidos comentarios sobre la Presidenta llegados a oídos de su hijo, iban a ponerlo contra la pared.
El también flamante vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto se preparaba para suceder a Daniel Scioli o, cuanto menos, a recortar su poder hasta convertirlo en una sombra. Tampoco él sospechaba que, sin decirle por qué ni cómo, quienes lo encumbraron iban a tirarlo a un costado del camino.
Claudio Cirigliano, el próspero empresario de TBA, el receptor de los cuantiosos subsidios aportados por los gobiernos de Cristina y Néstor Kirchner, no sabía que un mes más tarde, el 22 de febrero, los 51 muertos de la estación Once lo llevarían a la cárcel y lo marcarían de por vida. Roberto Porcaro, el “facilitador”, el radical K cuya mayor virtud consistía en “conseguir cosas” para los municipios, no esperaba que la alegría de ver a su hombre, Horacio Tellechea, al frente de la intendencia de Necochea, le fuera a durar tan poco.
Todos recuerdan los almuerzos en el restaurante La Guapa, donde Porcaro se jactaba de su llegada a Olivos y de la buena relación que mantenía con una Presidenta que lo llamaba “Porcarito”, igual que Néstor Kirchner, igual que Amado Boudou, como consta en un video que aún circula y donde se puede observar al economista agitando una servilleta al grito de “Porcarito, carajo”.
Se cuenta que, en efecto, alguna vez estuvo sentado cerca del poder: su mujer sería hermana de la esposa de Rudy Ulloa, el ex chofer de Kirchner y habría sido en Los Abuelos, su casaquinta de Ezeiza, donde Porcaro festejó su casamiento. Y, para más historias, fue junto a Ulloa y Carlos Zannini que fundó Compromiso K, una corriente tan pero tan amplia que admitía entre sus miembros a Horacio Mallo, el jefe de la asociación de barrabravas Hinchadas Unidas Argentinas.
Este verano, Boudou y Mariotto (a los que Porcaro se jacta de haber hecho nombrar) no se han dejado ver por Necochea y nadie ha visto sobrevolar la playa al helicóptero en el que Cirigliano solía dirigirse a Quequén para jugar al golf. El aparato está en tierra y Cirigliano encerrado en su casa del barrio Médanos. A Porcaro, en cambio, cualquiera pudo topárselo este viernes por los pasillos del municipio.
Lo cierto es que la gestión de Tellechea, su “pollo” -y el también de Mariotto y de Boudou que trataban de construir una fuerza con inserción territorial- tuvo a poco de andar su gran traspié: la compra por licitación de equipos médicos y de diagnóstico por imágenes para los que el Ministerio de Salud de la Nación le había enviado un subsidio de 2 millones de pesos.
No era de extrañar: el ministro Juan Manzur había asegurado durante la campaña que con Tellechea habría buena salud. Los aparatos fueron pagados en su totalidad pero nunca llegaron. El “Arco en C” que pedían los pliegos fue suplantado por un equipo obsoleto. Ése es el primero de los trece cargos por los que, en su sesión del próximo viernes 8, el Concejo Deliberante votará la destitución de Tellechea.
Al segundo cargo está vinculado Porcaro. Se trata de la concesión irregular de una playa de estacionamiento a la Corporación Diente de León, presidida por Patricia Mabel Sirvente, esposa de Porcaro, y cuyo accionista mayoritario es Reinaldo Andrés Barroso, funcionario de la municipalidad e hijo de la secretaria de Desarrollo Social del organismo, Ana Porcaro. Claro está que Diente de León no es el único negocio de Roberto Porcaro. Sus intereses van más allá.
El “facilitador” estaría ligado al consorcio mixto que gestiona el puerto de Quequén y, según se rumorea, paga los honorarios del abogado de Tellechea. El presidente del consorcio es Luis Di Gregorio, conocido como “el Gordo Muzzarella” porque era dueño de una pizzería en el centro de Necochea. Pero no sólo un puñado de familiares de Porcaro trabaja en el equipo de Tellechea.
En su primer gabinete y puestos por Porcaro revistaban el contador Federico Castelli, de acuerdo a versiones ligado al fallecido camporista Iván Heyn; el secretario de Seguridad, Daniel Ranzetta; el secretario de Habilitaciones, Mario Puchetta; el secretario de Obras Públicas, Juan Agra y su mujer Loreley Dixon, secretaria de Asuntos Legales. Ése era el corazón de la fugaz gestión de Tellechea, un pintoresco profesor de educación física, tan popular por haber inaugurado una pileta de lona en una escuela del distrito como por haber organizado el partido de fútbol más largo del mundo o un concurso de imitadores de Sandro. En Necochea juran y perjuran que su destitución es un hecho.
Los números, al menos, favorecen a la oposición compuesta por radicales, peronistas aliados a un pope de la zona, Gerónimo “Momo” Venegas, y una socialista, Silvia Perestiuk, quien abandonó a Tellechea, formó bloque propio y se negó rotundamente a acceder al pedido de su dirigente Oscar González, empeñado en convencerla de que no apoyara la formación de una comisión investigadora.
El destino final de Tellechea estará en manos de la Suprema Corte de la Provincia, si es que el intendente resuelve recurrir la decisión de los concejales. Por lo pronto, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, por orden de Cristina Fernández, lo recibió e impartió la directiva de defenderlo: Página/12 le hizo una entrevista complaciente y el programa ultraoficialista “6 7 8” lo tuvo de estrella invitada en una emisión interesante donde una de las panelistas admitió, tan campante, que los temas a debatir “nos los mandan por mail”.
Agepeba, la agencia que depende de la Facultad de Periodismo e Investigación de La Plata, que dirige la hperoficialista Florencia Saintout (ex mujer de Alejandro Verano, quien le cediera el puesto para partir rumbo al directorio de RTA en representación del Consejo Académico), atribuyó la moción de destitución a una “operación mediática contra el kirchnerismo” y adelantó que la prensa ya dio su veredicto y éste condicionará la suerte de un distrito “identificado por los medios con el poder rural que protagonizó en 2008 una insubordinación política contra el poder democrático ratificado meses antes por el kirchnerismo”.
La protección a Tellechea, no obstante, obedece más al exacerbado instinto de preservación del Gobierno que al peso que hoy tiene Porcaro en el entorno de la jefa de Estado y que, al decir de uno de sus colaboradores, es “ninguno porque Porcarito forma parte del lastre de amigos de Néstor que Cristina se quiere sacar de encima”.
Así las cosas, Porcaro parece haber olvidado a Mariotto y se ha acercado a Daniel Scioli. Una versión indica que los lazos entre ambos se habrían estrechado luego de que Porcaro convenciera al camporista José Ottavis de dar los votos necesarios al proyecto sciolista de abastecer las arcas bonaerenses mediante la renovación de la licencia de los bingos. Lo cierto es que la agenda bonaerense informa que mañana el gobernador Scioli asistirá a la “inauguración provisoria” del puente colgante Necochea-Quequén.
Un acto y una foto que compartirá, por supuesto, con el problemático Tellechea. Nadie sabe si tamaño sacrificio responde a la obligación de devolver aquel viejo favor de los votos o a la necesidad de obedecer a una sugerencia de la Presidenta de la Nación. Al decir de un sindicalista opositor que, no obstante, lo quiere bien: “Scioli hace cosas que no se entienden, pero las hace”.