Desde enero, en una tendencia que viene desde los últimos meses del año pasado, casi no hubo día en que la cuenta de Twitter @CFKArgentina no haya publicado algún pronunciamiento.
Entre los pesos pesados del escenario político local, en el terreno de las redes sociales, por lejos, tomó la delantera.
No es que la ex Presidenta Cristina Fernández se haya vuelto adicta a los 140 caracteres del tuit. Apoyada en un equipo de colaboradores, la dos veces presidenta ha resuelto ir por la centralidad política en un año electoral.
El corrimiento de los feriados del 24 de marzo y del 2 de abril, tarifas, Odebrecht y Arribas, Panamá Papers, Nisman, sus propios avatares judiciales. No dejó tema importante en la agenda del país sin un tuit. O varios: el 31 de enero marcó su récord con 38 tuits sobre los aumentos de tarifas, peajes y alimentos. “Cristina ya está en campaña”, dicen algunos alrededor suyo.
¿Candidata por Santa Cruz o por la Provincia de Buenos Aires? Río Gallegos, durante este verano, se transformó en la “Puerta de Hierro” kirchnerista. Hacia allá se peregrina para conversar con la ex presidenta. Un ex funcionario que estuvo reunido con ella en Río Gallegos hace un par de semanas, en charla con este diario, despejó una de las incógnitas: “No va a ser candidata por Santa Cruz. Si se postula será en la Provincia de Buenos Aires. No es que no lo quiera anunciar, sino que aún no lo decidió”, comentó, para agregar: “Nosotros queremos que sea candidata por un frente grande”.
El titular de PJ porteño, el sindicalista Víctor Santa María, visitó a la ex presidenta a principios de enero: “Está pasando de su rol de liderazgo a uno más activo relacionado con la conducción”, dijo. En ese encuentro, Cristina Fernández no se pronunció sobre su candidatura.
Tampoco lo hizo días después, cuando recibió a los camporistas Juan Cabandié y Mariano Recalde, a los PJ Daniel Filmus y Eduardo Valdés y a la dirigente de Nuevo Encuentro, Gabriela Cerruti. Todos militantes porteños. Máximo Kirchner participó de la reunión. Una especulación audaz se filtró por entonces. ¿Candidata por la Capital Federal, el distrito madre del PRO? “No, eso es un disparate, no es por ahí”, apuntó a este diario uno de los presentes. “Pero tampoco nos confirmó si será candidata en la Provincia”, agregó.
A mediados de semana, el dirigente peronista bonaerense (poco conocido y menos influyente aún) Marcelo Puellas dio como un hecho la candidatura a senadora nacional por Buenos Aires. “Confirmado de primera mano”, dijo. Pero no dio ninguna precisión. Su tono categórico sonó a una apuesta personal. En un “operativo clamor”, ser el primero paga.
Más conocidos y con responsabilidades e influencia en sus distritos, dos intendentes bonaerenses, le pidieron públicamente a Cristina Fernández que juegue electoralmente. “Quiero que sea candidata y voy a trabajar para eso”, afirmó el intendente de Avellaneda, el peronista Jorge Ferraresi. Walter Festa, intendente del populoso Moreno, al oeste del conurbano, argumentó: “Es la que mejor mide”.
Distintas encuestas conocidas en las últimas semanas, coinciden con ese diagnóstico: la hipotética candidatura de Cristina Fernández en Buenos Aires se impone a eventuales candidatos de Cambiemos (Elisa Carrió y Jorge Macri) y del Frente Renovador (Sergio Massa). Las consultoras Management & Fit, CEOP, Dicen, CIGP plantean hoy esa foto electoral.
El PJ bonaerense se encuentra ante una encrucijada. “Con Cristina tenemos un techo, todavía divide”, dicen los peronistas no kirchneristas. Pero ellos también saben que no hay nadie en la provincia (ni siquiera el enigmático Florencio Randazzo) que lidere sin objeciones el distrito. Si el PJ se encierra en el partido, el kirchnerismo no peronista quedará afuera. Con la oposición dividida, la ganancia será de Cambiemos y hacia esa dirección apuntan los consejos del titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
Esa necesidad de unidad (aunque sea empujada por el espanto) llevó a que el lunes pasado se reuniera la heterogénea (políticamente) Mesa de Coordinación del PJ bonarense. Alrededor de Fernando Espinoza, su titular y el jefe político de La Matanza (la autodenominada “Capital del Peronismo”) se sentaron desde el camporista Wado de Pedro, los intendentes del Grupo Esmeralda (que lideran Gabriel Katopodis y Martín Insaurralde), el diputado nacional Oscar Romero (dirigente de SMATA y aliado de Miguel Bossio), Julián Domínguez y el Chino Navarro, del Movimiento Evita. En la reunión ya no se escuchó hablar de la “prescindencia de Cristina”, como ocurría meses atrás.
Pero sí se le advirtió algo a De Pedro: “Si hay unidad peronista dentro de un frente grande y bajo el liderazgo de Cristina, La Cámpora no impondrá la lista de candidatos”.
“Perder las elecciones no es el fin del mundo”, abrió el paraguas la gobernadora María Eugenia Vidal. La propia experiencia kirchnerista así lo demuestra: en las legislativas de 2009, la lista testimonial del Frente para la Victoria, encabezada por Daniel Scioli, Néstor Kirchner y Sergio Massa, perdió en Buenos Aires contra Francisco de Narváez. El gobierno perdió la mayoría en el Congreso. Dos años después, en las presidenciales, el kirchnerismo se impuso con un apabullante 54%. La oposición dividida colaboró con ese resultado.
Quien no puede perder una elección es Cristina Fernández de Kirchner. Apresurar la proclamación de su candidatura podría hacerla cometer un error. El 24 de junio se cierran las listas para las PASO.
