Si a una mujer en Mendoza tuvieran que pagarle un salario por las labores que hace en su hogar debería ganar al menos 14.560 pesos mensuales.
Esto a partir del valor asignado por el ministerio de Trabajo de la Nación a la hora de trabajo doméstico con retiro: $80 por hora.
En Mendoza, las mujeres dedican en promedio 7,4 horas diarias a labores domésticas, los varones 3,6. Esta distribución no cambia demasiado aun cuando ellas tengan una ocupación fuera del hogar.
En la provincia 9 de cada 10 mujeres son las principales responsables de estas labores no remuneradas que tienen un efecto económico en tanto cumplen con un rol necesario para la producción de un país.
Si bien no hay trabajos en Mendoza que hayan calculado el impacto en el Producto Bruto Interno (se llama Geográfico en las provincias) sí se ha hecho en algunas otras. La Dirección de Estadísticas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires estimó que allí es de 13,4%.
El diario El Cronista advierte en una nota que representa el 20,4% del PBI de Perú, 19,7% en México, 19,3 en Colombia y 15,4% en Ecuador. En Argentina se estima que sería de 20%.
Esto dado que las mujeres se ocupan de cuidar niños y mayores con discapacidad y tareas hogareñas que otros dejan de realizar para insertarse en el mercado laboral o acceder a educación que luego será productiva.
Como para tener una noción de esto, el economista Rodrigo González señaló que hay otra perspectiva. "Habría que calcular cuánto dejarían de producir para la economía las mujeres que hoy están insertas en el mundo del trabajo además de lo que dejarían de aportar".
Para no quedarse corto apuntó: “deberían sumarse las que ya están trabajando y permiten que otras trabajen (tareas domésticas remuneradas u otras) y las que no tiene empleo contratado, cuánto están generando".
Costoso desequilibrio
La división sexual del trabajo es algo en lo que los países, organismos internacionales y locales e investigadores están haciendo foco desde hace años ya que consideran que es el sustento de otras tantas inequidades y violencias.
La consecuencia más visible y de impacto más amplio tiene que ver con su inserción en el mercado laboral: se insertan tarde, con menor disponibilidad por las cargas domésticas que afectan su desempeño o directamente no lo hacen, en particular si tiene hijos.
Esto determina menores o nulos ingresos lo que deja a las mujeres en una situación de vulnerabilidad y dependencia respecto de quien es proveedor, rol generalmente asumido por el varón.
Las deja supeditadas a situaciones de violencia económica, a sostener relaciones que ya no quieren y a mayores esfuerzos en caso de separarse de su pareja y quedar a cargo de los hijos, quienes también resultan afectados.
"La organización social injusta y desequilibrada del cuidado tiene impactos sobre las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres", además del alto porcentaje de mujeres sin ingresos propios (1 de cada 3), explica la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En un trabajo sobre medición del trabajo no remunerado en la región explica que la sobrecarga de trabajo no remunerado (doméstico y de cuidados) de las mujeres reduce su participación en el mercado y su acceso a empleos de calidad y a la protección social.
Virginia Alonso, socióloga con diplomatura en Economía y Política investiga la desigualdad de género en el país y la provincia. Subrayó que la distribución del trabajo reproductivo doméstico es inequitativa, desigual e injusta tal cual han revelado los datos del Indec.
"Aunque hay cambios a lo largo del tiempo, la mujer como principal responsable de las tareas reproductivas y domésticas conlleva limitaciones en el acceso al mercado de trabajo. Esto determina menores tasas de participación en el empleo, tasas de sub-ocupación, precariedad laboral y segmentos que no se insertan", indicó.
Mercedes Molina, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Incihusa (Conicet) señaló que esta situación tiene impacto en lo cotidiano y para toda la vida.
Con distintas particularidades afecta a las mujeres de todo el mundo y todos los niveles socioeconómicos pero particularmente las más sobrecargadas son quienes tienen menores recursos.
"En el día a día no tenemos un minuto libre para nada más (en particular si se tiene un trabajo fuera del hogar) hay cansancio, en definitiva la expropiación de tiempo impacta en el bienestar físico y psicológico, en la calidad de vida y en toda tu trayectoria vital", explicó.
Menos Desigualdad
Lograr mayor participación de la mujer en el mercado de trabajo es uno de los aspectos que están en agenda y abordan organismos con chances de incidir en políticas públicas.
Es uno de los temas que se destacaron en las reuniones sobre educación y trabajo que se realzaron en Mendoza en el marco del G20. Garantizar el acceso a la mayor trayectoria educativa y en particular a formación en nuevas tecnologías es visto como un objetivo prioritario, pero para ello es necesario equilibrar las cargas domésticas. Se piensa avanzar en políticas que incluyan más espacios de cuidado para niños y adultos con discapacidad.