Con las altas temperaturas para muchos aumenta la tentación de tomar "una cervecita" o alguna otra bebida alcohólica fresca. Sin embrago, el consumo de alcohol no sólo incrementa la sensación de calor y la incomodidad sino que además puede implicar más riesgos para la salud ya que inhibe los mecanismos de protección y autoregulación del organismo.
La situación podría implicar más chances de golpe de calor e incluso el riesgo de síncope. Pero por otra parte, puede potenciar ciertas reacciones naturales lo que también podría generar una descompensación.
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Más sensación de calor
. Uno de los efectos del alcohol es la vasodilatación lo que implica sentir más calor inmediatamente después de consumirlo. Así lo explicó el
director de Toxicología de la provincia, Sergio Saracco.
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Hipotensión.
Esta sustancia actúa a nivel del sistema nervioso central y lo deprime, pero además por ser vasodilatadora produce una baja de la presión arterial. Esto puede incrementar este efecto que ya genera por sí solo el calor y se suma a la sensación de agotamiento y falta de energía que le produce al organismo este batallar contra el calor. Es que que compensar y auto-regularse es un gran esfuerzo para él. Por eso se llega a la noche particularmente cansado.
“Los días de mucho calor el cuerpo compensa la pérdida de calor y produce vasodilatación, si uno consume alcohol hay una hipotensión mas marcada y aumenta el riesgo de sincope”, destacó el especialista.
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Deshidratación.
Para compensar el calor exterior el cuerpo utiliza la sudoración pero al mismo tiempo si detecta deshidratación inhibe la pérdida de líquidos. Hace esto a través de la hormona antidiurética que controla el equilibrio de líquidos en el organismo, si tiene poco se orina menos.
El consumo de alcohol podría alterar esto: “el alcohol inhibe la hormona antidiurética y por ello tiene efecto diurético, altera las respuestas fisológicas normales de protección del organismo ante ciertas situaciones, en este caso el calor, vulnera la respuesta natural de protección”, detalló.
La pérdida excesiva de líquidos implica también lade sales que se requieren para el funcionamiento orgánico pudiendo afectarse la salud. Esto también impacta en la presión arterial.
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Sudoración.
El profesional dijo además que puede afectar la sudoración por ser vasodilatador, “se transpira más y colabora con la deshidratación”.
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Creer que el alcohol hidrata.
Puede suponerse erróneamente que cualquiera de estas bebidas hidrata y por ello no consumir algo que sí lo haga. Esto no es así y por ello debe tomarse agua fresca siempre y en particular cuando hace calor para compensar la pérdida de líquidos.
La estrategia
Está tan incorporado el consumo de alguna bebida alcohólica que para más de uno se hace difícil evitar la tentación de la cerveza helada luego de una extenuante jornada de calor. Para otros será otra bebida. El asunto es si se puede hacer o no. Aunque lo ideal es evitarlo si no se pudo hay una estrategia.
Debe beberse agua fresca antes de consumirlo.
El médico explicó que si uno llega con calor y va a tomar una bebida alcohólica sucederá que se consuma más y además no se hidrate. Por ello, lo ideal es tomar uno o dos vasos de agua fresca antes, para enfriar el organismo y después sí tomar la bebida en cuestión.
El golpe de calor
Las altas temperaturas ocasionan malestar, pesadez, agotamiento, dolor de cabeza y hasta irascibilidad y mal humor. Sin embargo el mayor riesgo es el golpe de calor que puede tener consecuencias más riesgosas en particular para ciertas personas.
Es el aumento de la temperatura corporal, lo cual puede suceder cuando con altas temperaturas hay exposición prolongada al sol, se permanece en ambientes poco ventilados o calurosos, o se hace esfuerzo físico.
Ante esta situación el cuerpo se deshidrata, pierde líquidos y sales esenciales para su funcionamiento. Se altera la capacidad para regular su temperatura y se descompensa.
Ante la ola de calor actual, el ministerio de Salud da ciertas recomendaciones para evitar riesgos.
¿Cómo prevenir el golpe de calor?
Se pueden prevenir la deshidratación o los trastornos gastrointestinales bebiendo mucha agua durante todo el día, evitando el ejercicio físico al aire libre en horas de sol intenso y permaneciendo en lugares frescos y ventilados. Además debe usarse ropa liviana que favorezca la pérdida de calor y a los bebés darles frecuentemente el pecho.
¿Quiénes están más en riesgo?
Presentan mayor riesgo los bebés y niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas (cardíacas, renales, mentales o neurológicas, entre otras). Quienes tienen alguna discapacidad, los niños con fiebre por otra causa o diarrea, obesos o desnutridos. También quienes abusan del alcohol, las drogas o tienen la piel quemada por el sol.
Síntomas
El agotamiento por calor es la primera señal de alarma ya que es un estadio previo al golpe de calor.
Puede presentarse además:
–Sudoración excesiva.
–En los bebés, puede verse la piel muy irritada por el sudor en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y la zona del pañal.
–Piel pálida y fresca.
–Sensación de calor sofocante.
–Sed intensa y sequedad en la boca.
–Calambres musculares.
–Agotamiento, cansancio o debilidad.
–Dolores de estómago, inapetencia, náuseas o vómitos.
–Dolores de cabeza.
–Irritabilidad. Llanto inconsolable en los más pequeños.
–Mareos o desmayo
Cuando el cuadro se agrava:
–Temperatura del cuerpo 39° 40° o mayor, medida en la axila.
–Piel roja caliente y seca: se agota la transpiración.
–Respiración y frecuencia cardíaca acelerada.
–Dolor palpitante de cabeza.
–Alteración del estado mental y del comportamiento, como vértigos, mareos desorientación, delirios, confusión o pérdida de conocimiento.
–Convulsiones
¿Cómo actuar ante el malestar?
- tratar de enfriar el cuerpo ofreciendo agua fresca, envolver en sábana mojada, exponer a corriente de aire o frente a un ventilador.
- colocar a la persona en un ambiente fresco
- puede darse agua con media cucharadita de sal por litro
- dejarlo con la menor cantidad posible de ropa y ducharlo de ser posible
- llamar al servicio de salud