Apoyé del todo lo actuado en el tema de la modificación de la ley 7.722 por la 9209, que lamentablemente fue derogada.
Expreso mi pensamiento al respecto: ¿Por qué Malargüe no puede tener minería, cuando su comunidad acepta su explotación, tomando todas las previsiones que exige la ley, sabiendo que ello vendría a generar mano de obra que es tan necesaria en la actualidad?
¿Por qué se rasgan las vestiduras los ambientalistas con el tema “el agua no se toca” por el posible uso de las mineras y no dicen nada del despilfarro de la misma, que hacen desde tiempos inmemoriales y lo vienen haciendo tanto en la ciudad como el campo?
Se sabe que la cantidad de “agua potable” que mensualmente se gasta en los hogares es más del doble de lo normal, que su volumen permitiría regar cientos de hectáreas, con el agravante de que es agua tratada que genera mayor costo a Aysam y por ende a la Provincia. O sea a nosotros. Y ni hablar de la contaminación del acuífero del área metropolitana por la falta de cloacas en viviendas del piedemonte.
En estos días nos hemos notificado que Aysan a quienes son defensores acérrimos del agua, les ha aplicado más de 7.605 multas por derroche de agua potable, el año pasado en riegos prohibidos (veredas y jardines) en ciertos horarios.
El promedio en Chile es 230 litros por día y persona y acá gracias a los defensores estamos en promedio de 400 a 500 litros por día y habitante.
Vamos ahora a los agricultores, que tanto critican en las rutas y resulta que siguen regando a manto y usando para su distribución cunetas de tierra, que ocasionan la pérdida de miles de metros cúbicos por evaporación e infiltración, pero no el sistema de “riego por goteo” como sí lo usan en Israel para ahorrar agua.
También insisten los detractores de la ley con el cianuro y es sabido que en nuestra provincia se usa desde mucho tiempo atrás el ácido fluorhídrico, catalizador fundamental en la industria del petróleo, producto cuyo efecto, en caso de accidentes es letal y tremendo en el cuerpo humano, pero nadie critica su uso y se usa de décadas atrás en la Refinería de Luján de Cuyo, sin ningún problema y con los controles correctos.
Además, tenemos el caso de la mosca del Mediterráneo, proyecto exitoso de esterilización de las moscas macho, irradiándolas con cobalto, proyecto que fue fieramente cuestionado con manifestaciones similares a la del cianuro y causa de ello se debió instalar la planta en Santa Rosa, lejos de poblado alguno y sin embargo hoy Mendoza está libre de la mosca del Mediterráneo y no solamente acá sino que se están exportando los insectos esterilizados al exterior.
Otro ejemplo, la industria vitivinícola que también defiende el agua con carteles contra la minería, y usan ácidos sulfúricos o clorhídrico, que son elementos similares al cianuro que se utilizan para regenerar las resinas que aportan ácidos a los mostos o vinos. De esto tampoco se habla y ni hablar de los residuos líquidos y sólidos que vuelcan al medio ambiente que no son justamente inocuos.
Evidentemente hay un “odio profundo” contra la minería, que si se hiciera en forma responsable, es fundamental para el futuro nuestro e insisto, ¿qué hacemos para Malargüe? Que propongan los antimineros en la Legislatura algún método que genere nuevas fuentes de trabajo, y expandir la matriz productiva.
Se que obviamente se deberían tener controles y una normativa exigente con responsabilidad penal, pero un ente privado, y no del Estado (Irrigación, Cricyt o Ianigla).
Mendoza es un desierto, el agua se cuida, cuidémosla, pero con ciencia, con Infraestructura e inteligencia.
Es lamentable, que por la intolerancia de muchos, no se podrá estudiar la forma de utilizar las regalías que generarían las mineras, en donde se puedan instalar en forma responsable, y como dije, con controles internacionales se pueden dirigir a construir más diques, para retener el agua en épocas que no se riega (caso San Juan), en revestir los canales de riego, en financiar con tasas bajas la instalación en la mayor cantidad de fincas el riego por goteo, y también la provisión e instalación por la provincia de medidores de agua en todas las viviendas, medidas estas que generarían un gran ahorro en el consumo de líquido, que es el fin de todo esta controversia.
Según el diario Los Andes del 29/12/19, artículo del señor Gastón Bustelo, los números a financiar son: Aysam, 1.000 millones de dólares; faltan por lo menos 250 millones de dólares para Irrigación para eficientizar el uso. Por eso pregunto: ¿quién aportará estos 1.250 millones de dólares, puesto que los ‘borocotizados’ legisladores del PJ no le permiten tomar deuda: un aumento de los impuestos, o del presupuesto previsto de otras obras y redestinar a éstas? O se podría empezar a hacerlas con las regalías que aportaría Malargüe, si se llega a un entendimiento pleno de la sociedad en conjunto con políticos y Gobierno, como dijo Bustelo: “porque los problemas de sequía, falta de agua y contaminación, seguirán estando más allá de que las protestas para impedir la actividad de la minería, se vaya apagando”.
Dicen que la nueva estrategia es apostar al petróleo tras el revés con la minería, con el fin de generar puestos de trabajos para incrementar el PBI ya que, sin incrementar la actividad laboral no se daría esto último. Pero, aquí hago hincapié en otro tema: el fracking, que es importantísimo para el aumento de la producción, y ergo más regalías. Este proceso, desde años atrás viene siendo combatido por los ambientalistas y creo que va a generar manifestaciones similares a las de estos días.
Por último adhiero plenamente a los comentarios de la socióloga Natalia Casadidio (ver Los Andes 19/1/20) en su artículo titulado “El mendocino y su medio ambiente”, que apuntalan mis comentarios de la presente nota.
Ing. Enrique José Sabatino
DNI 6.862.731