Por qué India y Vietnam son mercados claves para las frutas argentinas

Se estima que hacia el 2030 unas 900 millones de personas de esa región dependerán de las importaciones para alimentarse

Por qué India y Vietnam son mercados claves para las frutas argentinas
Por qué India y Vietnam son mercados claves para las frutas argentinas

Cuando pensamos en agregar valor en cultivos de granos, ello implica un proceso industrial que transforme los mismos y los haga aptos para el consumo humano. El trigo se transforma en harina, esta en fideos que cocinados y agregando salsas y queso se pueden consumir. Cada paso involucra maquinaria y conocimientos.

Sin embargo, en productos frescos como las verduras y las frutas el proceso es muy diferente. Las frutas que consumimos directamente sin proceso son las más valiosas y requieren de las tecnologías más avanzadas. Y la fruta que se usa para jugos o purés son los descartes por tamaño, madurez o estado sanitario, el productor recibe menores precios y lo mismo ocurre en toda la cadena.

La fruta fresca requiere el mayor cuidado en la producción, cosecha, empaque, clasificación, cadena de frío desde el campo al consumidor. Esta debe realizarse en condiciones de atmósfera controlada restando o incorporando fracciones a dicha atmósfera. Los envases de transporte y de expendio deben ayudar a preservar esa calidad.

En verduras el proceso es similar: ofrecer una ensalada apta para consumo directo tiene más valor y tecnología que hacer una sopa deshidratada elaborada con hortalizas. Pocos ejemplos son diferentes, como el limón que requiere un análisis aparte.

Las cadenas agroindustriales generan más de 2 millones de empleos, distribuidos en todo el territorio nacional. De ellos, la actividad más importante, con un 20% del total, unos 400 mil puestos, es la frutihorticultura, frente a por ejemplo unas 300 mil en la construcción o a la industria automotriz, que aporta 60.000 fuentes de trabajo en algunas ciudades de tres provincias.

Sólo la agroindustria, el turismo y las actividades culturales están en cada rincón del país, siendo esenciales en un proyecto federal, donde todo el territorio nacional tenga similares niveles de vida y no expulse población.

Abrir los mercados de India y Vietnam es muy importante para la Argentina. La India es hoy el segundo país más poblado del mundo, con 1.200 millones de habitantes, y en pocos años será el primero, sobrepasando a China (hoy con unos 1.400).

Vietnam son 92 millones, dos veces la Argentina, y hace muchos años está creciendo al 6% anual. Algo poco conocido es que en la actualidad es nuestro quinto destino comercial y el cuarto agroindustrial. Ya en el Simposio internacional del sur al mundo en 2030, de 2014, los embajadores y los expertos que nos visitaron de estos países marcaron la importancia estratégica que para ellos representa un proveedor confiable de alimentos.

Según mis cálculos, hacia 2030, India, más el este y el sudoeste de Asia, tendrán 900 millones de personas que sólo se alimentarán con importaciones, ya que no podrán autoabastecerse.

India, más los países de Asia, son esenciales, no sólo China, como destino agroindustrial de Argentina en múltiples productos cada vez más sofisticados y elaborados listos para consumir. Si alguien cree que estos países nos comprarán electrónicos, tejidos o autos, no entienden su competitividad actual y menos la nuestra en estos rubros.

Celebro que se sigan haciendo misiones como la de esta semana, pero es imprescindible que la apertura se termine con acuerdos de libre comercio, con o sin el Mercosur, que bajen los aranceles de ingreso que debilitan fuertemente nuestra competitividad de la etapa productiva. Frente a Chile o Perú que pagan cero, nosotros pagamos entre 15% y 30% en muchos casos.

Será mejor con Mercosur, otro más fuerte y proactivo. Dependerá de las definiciones que surjan en abril del encuentro Macri-Bolsonaro en Buenos Aires.

Abrir la paleta de productos exportados por cada región del país, diversificándolos, y fomentar la producción de estos con calidad certificada y trazabilidad de clase mundial, debe ser una discusión que genere políticas de estado. En este año electoral ojalá haya espacio para estos debates que realmente pueden hacer la diferencia a muchos argentinos.

Por Fernando Vilella. Profesor titular de Agronegocios y director ?del Programa? de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires

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