Los investigadores abocados a la causa de los crímenes de las ciudadanas israelíes Pyrhia Sarusi y de Lily Pereg avanzan con certezas y con la tranquilidad de que los hechos están prácticamente esclarecidos.
De la autoría de Gilad Pereg casi no quedan dudas y con algunas pruebas más y los tiempos habituales de la Justicia, no sería extraño que en algunos meses más vaya a juicio oral. Sin embargo, muchos se preguntan ¿Por qué este hombre no escapó cuando pudo? Los pesquisas respiran aliviados porque el acusado no tomó esa decisión, ya que una vez fuera del país habría sido muy difícil encontrarlo.
El sospechoso desde hace algunos meses tenía un pasaje a Roma, Italia, que finalmente nunca utilizó. ¿Por qué no lo usó? ¿No hubiera sido la manera perfecta de fugarse y dejar los homicidios impunes? Hubiera tenido la mejor "excusa" al decir que se iba porque su viaje ya estaba programado y no porque se escapaba de algo.
Más allá de este pasaje aéreo que no usó, las cámaras de seguridad de la zona de la terminal de ómnibus los captaron el viernes 25 de enero merodeando por allí, justo a horas de quedar detenido y un día antes de que hallaran los cadáveres en su casa de Guaymallén. ¿Acaso estaba analizando la posibilidad de irse vía terrestre a algún otro lugar? ¿Por qué no lo hizo ese mismo día?
Gilad Pereg tuvo una semana para fugarse si hubiera querido. Desde el viernes 18 en el que allanaron su vivienda y no encontraron los cuerpos de las mujeres hasta que quedó preso, pasaron siete días. Claramente él ya se sabía investigado y sospechoso y, sin embargo, siendo el presunto homicida y sabiendo que tenía a la Policía encima, decidió quedarse y mantener un discuro y sus coartadas. ¿Por qué no se fue si le dieron ese tiempo de ventaja? ¿Por qué no actuó como la mayoría de los asesinos que matan y escapan?
El ex soldado isrealí siguió la lógica del menor porcentaje de los asesinos, que matan y se quedan en la escena para no quedar como sospechosos. A eso lo acompañan con un relato que trata de tener detalles y no encontrar contradicciones. En su caso lo "condenó" el registro de las cámaras que nunca tomaron a las víctimas cuando se iban de su casa para tomar el colectivo, como él sostuvo. Es decir, entraron a su propiedad y no volvieron a salir hasta que las hallaron muertas.
Todos estos interrogantes no están resueltos, sólo el imputado conoce los motivos. Los investigadores se hacen estas preguntas una y otra vez, y sin respuestas, respiran aliviados.