Por qué es urgente abandonar el cemento en la arquitectura

Este material está por todas partes. Sin embargo, según los expertos debemos abandonarlo de forma urgente, ¿por qué?

Por qué es urgente abandonar el cemento en la arquitectura
Por qué es urgente abandonar el cemento en la arquitectura

Si la industria del cemento fuera un país, sería el tercero más contaminante del mundo, solo por detrás de China y EE.UU. Así, según el informe Making Concrete Change del instituto británico Chatham House, es responsable del 8% de las emisiones de CO2, por lo que son muchas las voces que exigen que se abandone este material tan utilizado en arquitectura.

Las últimas se alzaron en la cumbre Architecture of Emergency, celebrada en Londres el pasado septiembre. En ella, diseñadores, activistas, pensadores y ciudadanos discutieron cómo deberían cambiar la arquitectura y la práctica urbana ante la emergencia climática y ecológica.

La producción de cemento no solo implica la extracción de piedra en canteras, lo que contamina el aire por la emisión de polvo, sino que también requiere el uso de enormes hornos, que consumen grandes cantidades de energía.

Pero lo que más daña la atmósfera es el moler clínker, principal componente del cemento. Para obtenerlo, se calcinan piedras calizas, un procedimiento que libera grandes cantidades de CO2 contenidas en el material. De ahí se obtiene la cal, que se quema posteriormente a temperaturas de entre 1.400 y 1.500ºC.

Madera en lugar de cemento

La madera resultaría mucho más ecológica como material constructivo, pues los árboles bloquean el carbono, que se transforma en oxígeno a medida que crecen.

La madera contra laminada en estructura (CLT), que permite sustituir el esqueleto de hormigón, y con ello, reducir una de las fases de construcción que más cemento consume.

Sin embargo, aún no existen alternativas al uso de hormigones en estructuras enterradas, tales como cimentaciones o muros de contención y que, de cualquier modo, el sector de la construcción en conjunto prácticamente no repara en la necesidad de abandonar el cemento.

Nuevas alternativas al cemento

Son muchas las alternativas al cemento que han surgido en los últimos años. Quizá la más conocida sea el material que se crea a partir de silicatos de magnesio en lugar de carbonato de calcio. Es decir, no utiliza cal, y además, el silicato solo debe ser horneado a 650º C, aproximadamente, la mitad de la temperatura necesaria en el caso del cemento convencional, por lo que reduce bastante sus emisiones.

Existe también una forma experimental de fabricar cemento que no libera dióxido de carbono a la atmósfera. Así, su proceso incorpora un método electroquímico que hace que, aunque todavía se produzca dióxido de carbono en la creación de la argamasa, este pueda capturarse limpiamente, de modo que las emisiones no accedan al medio ambiente.

Hay compañías que se han embarcado en la creación de cementos más sostenibles, y estas sí operan actualmente. La primera inyecta dióxido de carbono capturado de procesos industriales en cemento Portland junto con agua, lo que, además, aseguran que mejora la resistencia del material de un 10 a un 20%.

Sin embargo, la huella de carbono de cada bloque generalmente se reduce solo en un 5%, y si una planta de cemento no "secuestra" su propio dióxido de carbono (y la mayoría no lo hace), el gas debe ser traído de otras fuentes, con lo cual tampoco resultaría demasiado sostenible. Y hablamos de bloques en este caso porque la empresa no puede ofrecer su cemento en "masa", como sucede habitualmente, sino en pequeños "ladrillos" de este material.

Pese a estos avances lo ideal sería abandonar el cemento y abrazar la madera

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