En la Universidad de Zheijiang trabaja la viróloga china, Li Lanjuan, quien junto a su equipo ha publicado un estudio en el que se analiza la capacidad de mutar del virus SARS-CoV-2 basándose en las muestras de 11 pacientes con Covid-19, enfermedad causada por este virus.
La especialista explicó la variada mortalidad geográfica del nuevo coronavirus con mutaciones del SARS-CoV-2 que afectan de manera heterogénea a la salud de las poblaciones en varias partes del mundo.
Li fue la persona que insistió en la necesidad de cerrar el epicentro del brote en China —la ciudad de Wuhan— en enero pasado.
Según publicó RT, los investigadores detectaron entre una y cinco mutaciones en cada muestra y estudiaron los efectos de cada cepa en células en un laboratorio para dar con una diferencia de 270 veces en la carga viral entre las cepas más peligrosas y las más débiles.
La diferencia se explica por las alteraciones en la proteína S, que enlaza el virus con una célula humana.
Los investigadores luego compararon sus muestras con la base de datos GISAID, que contabiliza 11.000 virus SARS-CoV-2 secuenciados de todo el mundo, y hallaron que las cepas más peligrosas de su laboratorio eran semejantes a las secuencias de virus de todos los pacientes de Europa.
Se identificaron también como las más controlables las secuencias del brote original estadounidense en el estado de Washington. Sin embargo, el brote de Nueva York parece tener procedencia europea, según los científicos.
El estado de Nueva York y varios países europeos, como Italia, España, Bélgica, Francia y el Reino Unido, lideran el listado de las regiones con mayor tasa de mortalidad por el covid-19.
Li indicó en su estudio —que todavía está pendiente de revisión por la comunidad científica— que la diversidad de las cepas del virus está minusvalorada e instó a considerar estas transformaciones a la hora de desarrollar tratamientos contra esta pandemia.
Cuando estalló el brote en China, esta epidemióloga de 72 años solicitó viajar a Wuhan para examinar los casos y convenció a las autoridades para imponer la cuarentena en la ciudad con el fin de impedir una propagación aún mayor antes de las fiestas del nuevo año lunar. La médica se quedó en el epicentro para ayudar a desarrollar terapias, actividad por la que fue homenajeada como "diosa" cuando abandonó la ciudad.