Tras cuatro noches de incidentes violentos, decenas de miles de personas afluían este viernes a Barcelona, en una jornada de huelga general y movilización masiva del independentismo catalán contra la condena de nueve de sus líderes a duras penas de cárcel. Bajo el lema "Libertad", impresionantes columnas de manifestantes estaban entrando en Barcelona por arterias como la Gran Vía o la avenida Meridiana.
Forman parte de las cinco marchas que partieron el miércoles de otras tantas ciudades catalanas, como parte de la movilización del separatismo contra la sentencia del Tribunal Supremo español, que el lunes impuso penas de entre 9 y 13 años de cárcel a nueve líderes independentistas, implicados en el intento fallido de secesión de 2017.
En las populares Ramblas, el icónico teatro del Liceo suspendió su función y en el mercado de la Boquería apenas había comercios abiertos. Otro lugar emblemático, la basílica de la Sagrada Familia, cerró sus puertas por la afluencia de manifestantes a su entrada.
En el aeropuerto barcelonés, 57 vuelos fueron anulados, según el gobierno español. Decenas de carreteras fueron cortadas, entre ellas la autopista AP7, donde bloquearon la frontera terrestre entre España y Francia. La fábrica SEAT de Martorell, que emplea más de 6.500 personas, también cerró. Hasta el mundo del fútbol se ha visto salpicado por la tensión: el clásico Barça-Real Madrid, previsto en el Camp Nou el sábado 26 de octubre, será aplazado, anunció la federación.
Los incidentes arrancaron el mismo lunes, cuando unos 10.000 manifestantes bloquearon parcialmente el aeropuerto barcelonés, y desde entonces hubo unos 110 detenidos en toda Cataluña, 16 de ellos la noche del jueves, según el gobierno español. Ocho están en prisión preventiva.
La huelga ha sido criticada por diversas organizaciones patronales o de comerciantes, por su impacto en la economía catalana.