Sin corona, sin capa y sin atributos; pero con actitud, y estética mucho más mundana y cercana a la cotidianidad. San Juan eligió el sábado a la noche a su primera Embajadora Nacional del Sol, en lo que fue el cierre de la Fiesta Nacional del Sol 2020.
La ganadora fue Lucía Ponce, de San Martín y la elección se definió en un desempate a cargo del jurado. En lugar de corona y cetro, la joven recibió un collar y un anillo, elementos que portará durante todo un año.
Casi medio millón de personas -sanjuaninos y turistas- transitaron entre el lunes y el sábado pasados por el imponente predio ferial Costanera de Chimbas, con sus 6 hectáreas, sus 5 escenarios y stands de todo tipo.
"Estamos muy contentos. La convocatoria ha sido superior a la del año pasado, y es una muestra de que el cambio de predio ha sido positivo", resumió la ministra de Turismo y Cultura, Claudia Grynszpan. Se refirió a la "evolución" de la fiesta, y a la decisión de elegir a partir de este año una embajadora para que sucediera a la última reina.
"Evolución se trata de no destruir lo hecho, de basarse en lo que ya se construyó y seguir creciendo. Se construyó un camino con las reinas, ellas abrieron camino a las mujeres desde su postura. Las admiro a las reinas anteriores, y agradecemos a esas mujeres. Gracias a ellas hoy cambiamos la perspectiva, hoy se habla de la mujer desde otro lugar", sintetizó la ministra, quien destacó el trabajo que hicieron las jóvenes al interiorizarse en los 19 proyectos que presentaron como candidatas.
Protagonistas
Lucía Ponce, de 25 años, es la flamante Embajadora Nacional del Sol. Su proyecto denominado "Esbra, escritura Braille" busca ofrecer productos a los que puedan acceder las personas ciegas, y sentirse incluidas. Además, el objetivo es que estas personas puedan conocer todos los servicios con los que cuenta la provincia; y que puedan leer sus propios carteles y folletos. También contempla la fabricación de lápices sembrables (con semillas) para promover el cuidado ambiental.
En la presentación de la elección -que tuvo lugar en el escenario San Juan (principal)-, las candidatas a embajadora nacional pisaron fuerte de entrada. Cada una de las 19 embajadoras departamentales se paró con toda su actitud frente al micrófono y a la multitud, y tuvo sus minutos para presentarse de la forma más sincera y auténtica posible. No con el color de ojos, ni la altura, sus estudios o el tono del cabello. Lo hicieron con sus historias de vida, sus marcas del pasado, su camino en el presente y proyectos de vida.
Este cambio de paradigma fue anunciado en agosto del año pasado, y dio que hablar. Ya en la previa de la fiesta, durante los meses anteriores; en los afiches que empapelaban las paredes sanjuaninas y en las producciones fotográficas, las jóvenes no lucían atributos de reinas. Se mostraban con ropa "de civil", de uso cotidiano.
Precisamente como parte de este reperfilamiento, y mostrar facetas extras a la belleza; cada candidata presentó -y representó- un proyecto social, cultural, turístico, de impulso de empleo, emprendedurista o científico; siempre revalorando su departamento.
El espectáculo
Con más de 500 artistas en escena -sumado a la actuación de la orquesta sinfónica y una formación coral-; el número teatral "Evolución" hizo un repaso por la historia universal, aunque en una trama de ciencia ficción y de viajes al pasado y al futuro con San Juan como eje.
El punto de partida de la historia es el terremoto de San Juan de 1944. Segundos después del sismo, una pequeña niña cruza su camino con un científico, una androide y un armadillo montado a un dinosaurio. Desde ese momento viajan en una máquina del tiempo por todos los grandes cataclismos de la historia, empezando por el Big Bang. El Ischigualasto toma un rol protagónico entre los escenarios, y el humor propio de los actores -que entre otras cosas centran los chistes en el modo de hablar de los sanjuaninos- generaron un clima de buena onda, risas, intimidad y cercanía con el público.
Mendoza, presente
Casi en primera fila del escenario San Juan, sobresalía una mujer con un cartelito la noche final. Sosteniendo dos papeles blancos, unidos entre sí con cinta adhesiva y donde se leía escrito con fibra "Luján de Cuyo"; estaba Estela. La acompañaban su esposo Orlando Avaca, y Miriam. "Yo soy de acá y quise invitarlos para que vivan este momento, esta fiesta que es tan importante para nosotros", explicó Miriam, quien vive en el departamento sanjuanino de Pocito y ofició de anfitriona.
"Es la primera vez que venimos a la Fiesta del Sol y estuvimos en el predio anoche, por el viernes, y hoy, por el sábado", contó el matrimonio lujanino.
"Este año hemos tenido un cambio muy importante: ya no se elige reina, sino embajadora. Es el camino que hay que seguir, dejar la cosificación", reflexionó Miriam.