Pasó el Día del Amigo y, seguramente, si eligió asado para festejar con los suyos habrá tenido que hacer un esfuerzo y pagarlo más caro que la semana pasada. Es que desde ayer la carne llega al mostrador con 10% de aumento como mínimo, ante la previsibilidad de que falte carne en Mendoza.
Esto, a raíz de un paro de 12 días anunciado por personal de Senasa, el ente que emite las guías para el traslado de hacienda, del que sólo se cumplió uno como parte de un conflicto salarial que ayer por la tarde quedó sin efecto, pero dejó aumentos acumulados de hasta 18% para todos los cortes en lo que va de julio.
Si bien las necesarias autorizaciones para el movimiento de carne se normalizarían a partir de hoy luego de una propuesta que los trabajadores aceptaron ayer por la tarde, previamente abasteros y carniceros tomaron sus medidas de prevención ante la posibilidad de quiebres de stock al cabo de la semana. Por idéntica razón, en la primera quincena hubo subas de entre 5% y 8%.
"El paro estaba programado hasta fin de mes y, como pasa con todo, ante la perspectiva de escasez para miércoles o jueves todo lo que se compró se cotiza más. Igualmente, no podemos dar precios precisos, porque hay gente que aplicó aumentos medidos y otros muy por encima del promedio”, reconoció Rubén Pontel, titular de la Cámara Industrias de la Carne y Matarifes de Mendoza, previo a conocerse la resolución.
En promedio, las carnicerías, que la semana pasada habían pagado la res a razón de $ 42 por kilo en gancho, ya el fin de semana recibieron facturas de $ 46 ó más; un 9% más a lo que se había aumentado la semana anterior.
El viernes 17, y con la seguridad de que sería imposible hacerlo desde el lunes por la medida de fuerza de Senasa, sus proveedores se apuraron a obtener las necesarias guías, cuya vigencia es de 72 horas, o sea, hasta el miércoles 22 inclusive, y cerrar operaciones. Resta saber si, solucionado el problema, los valores se retraerán.
Luego de la asamblea que aceptó la propuesta salarial del Gobierno a los 6 mil trabajadores de Senasa, Carina Maloberti, delegada de ATE en el organismo, consideró que más allá del pedido de ajuste salarial el planteo involucraba garantizar estabilidad laboral a buena parte de los 6 mil trabajadores de Senasa, luego de un tiempo sin actualizar haberes.
“El Gobierno había ofertado un monto fijo a distribuir entre todos los trabajadores, que responde a un rango de entre 10% y 30%. Finalmente, aceptamos la propuesta salarial que implica 37% acumulado en el básico, y hasta 47% de impacto en el salario incluyendo adicionales, que debe volcarse en un acta a analizar el martes”, dijo Maloberti.
Previamente, en el circuito comercial, el argumento de la presión de la demanda sobre una probable merma de oferta bastó para abrir el paraguas.
Para Edgardo Fretes, de Frigorífico La Tropilla S.A, "con dos semanas sin guía para cargar animales, no había stock que aguantara. Y mientras el Gobierno se tomó su tiempo para analiza un acuerdo, los que más sufren la situación son los trabajadores y las familias de menores recursos".
Todo por dos
Habitualmente, si la hacienda sube $ 2 por kilo, al carnicero se le factura $ 4 más, en tanto que el consumidor final termina por pagar una suba de $ 8. En pocas palabras, la lógica de la cadena multiplica por 2 cada aumento de un eslabón al otro.
Igualmente, los carniceros admiten que todo tiene un límite y que más allá de lo que pase con la oferta y la demanda, el consumidor mendocino no está dispuesto a pagar cualquier precio.
Para Sergio Nicolai, dueño de una carnicería de Maipú, “sin paro no tendría por qué haber aumento. Es una cuestión de oferta y demanda. Pero obviamente, el que pagó más caro intentará recuperar lo invertido, más o menos. Esto debe darse por decantación: la simple razón es que el bolsillo de la gente tiene un límite”.
Precisamente, entre los consumidores se mezclaba sorpresa con resignación ante otro sacudón al bolsillo que, al menos por ahora, se desconoce si tendrá reparación.
“En 4 chorizos, 4 morcillas, un kilo de tapa de asado, otro de vacío y dos kilos de molida, gasté la módica suma de trescientos pesos. Igual, el carnicero me dijo que si esto no se arreglaba no habría más aumentos simplemente por no tener qué aumentar”, narraba Fernando, vecino de Carrodilla, al salir de la carnicería de su barrio.