Después de mucha incertidumbre por la falta de presupuesto del Senasa, finalmente el Programa de Prevención y Erradicación de la Polilla de la Vid (Lobesia botrana) contará con fondos nacionales para facilitar el tratamiento de la plaga cuya expansión ya tiene más de 100 mil hectáreas de viñedos cuarentenadas en Mendoza. Por ley, el presupuesto 2016 prevé una asignación de al menos $ 200 millones para asegurar la gratuidad del combate a productores de hasta 25 hectáreas.
El dato es que el programa, con los fondos comprometidos, modifica la técnica adoptada hasta ahora. En adelante, Senasa distribuirá emisores de feromonas de confusión sexual, que los expertos sugieren como el método más eficiente de combatir la Lobesia, "arbitrando medidas para que la estrategia tenga carácter generalizado y simultáneo en áreas con presencia del insecto”.
Más allá de su probada eficiencia, las feromonas eran hasta ahora inaccesibles por su elevado costo, que supera los U$S 220 por hectárea. En tal sentido, será gratuito para productores de menos de 25 hectáreas, mientras que para el resto regirá un esquema gradual de reintegros: quienes posean hasta 75 hectáreas comenzarán con un aporte del 8,25% el primer año y llegarán al cuarto haciéndose cargo del 35% del costo del insumo. Para mayor extensión, paulatinamente avanzarán hacia el 50% a cargo del productor.
“Hubo apoyo de todos los bloques y fundamentalmente está direccionada casi en su totalidad para la provincia de Mendoza. Seguramente, en los próximos días habrá que abocarse a tener reuniones con las nuevas autoridades, tanto nacionales como provinciales, para que rápidamente se hagan los actos útiles a efectos de su puesta en funcionamiento”, señaló acerca de la sanción de la norma el diputado demócrata Roberto Pradines, autor de uno de los proyectos que terminó unificándose con iniciativas similares de los senadores Laura Montero (UCR) y Adolfo Bermejo (FpV).
Para la reglamentación hace falta la firma del designado ministro de Agricultura de la Nación, Ricardo Buyaille, hombre de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas), que actualmente es diputado nacional por Entre Ríos.
Hubo una reunión en el transcurso del miércoles 2 en Buenos Aires. Con el objeto, según Pradines, de “interesarlo en la importancia de la norma para que pueda aplicarse a más tardar desde mediados de enero”.
La ley autoriza al jefe de Gabinete de Ministros a adecuar partidas del presupuesto 2016 para efectivizar los $ 200 millones previstos como asignación al Programa. Antes, habrá que esperar el recambio de autoridades, que incluye la asunción de Buyaille.
Laura Alturria, responsable de la Comisión Técnica Vitícola de Bodegas de Argentina e investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, fue parte de los profesionales que defendieron la iniciativa ante los legisladores en el Congreso. Para ella, más allá de la expectativa que genera la sanción de la ley, “requiere mucho tiempo y organización, porque el producto es importado y seguramente requerirá que Senasa llame a licitación entre las pocas empresas proveedoras del producto”.
Más accesible y efectivo
Las cámaras sectoriales y el Iscamen, que "militaron" el proyecto de ley, ahora apuran un cronograma de encuentros preparatorios. Saben que la meta es llegar a setiembre de 2016 con la red de emisores de la hormona instalados sobre todo en el área cuarentenada de Mendoza y San Juan. Una vez instalados, la liberación de la feromona para neutralizar al insecto a través de la confusión sexual dura hasta 180 días.
Uno de los primeros encuentros, el mismo miércoles 2, fue entre el organismo fitosanitario provincial, Bodegas de Argentina y el IN TA. Guillermo Azin, coordinador del programa desde Iscamen, aseguró que, “independientemente de la asignación presupuestaria, la norma establece algo importante que no requiere fondos: la exención impositiva, como ocurre con la carpocapsa”.
Con esto, de acuerdo al cálculo de Azin, al productor le saldrá 25% menos sobre el costo actual, que oscila entre $ 1.800 y $ 2.200 por hectárea. “El uso de feromonas prácticamente asegura tener daño cero al momento de la cosecha. Nadie discute los resultados, el tema ha sido su costo”, remarcó el profesional sobre la apuesta a contener las casi 100 mil hectáreas de viñedos cuarentenadas en Mendoza, además de otras 300 de varios focos de la plaga en San Juan.
Pese a que el balance del Programa de Prevención y Erradicación que se creó por Resolución Senasa 729/2010 deja un balance negativo, pocos quieren gastar críticas. A juicio de Alturria, “no hay que cargar tintas sobre responsabilidades ahora. En adelante, queremos avanzar con una técnica que es, además de eficiente, sencilla para el productor y amigable con el ambiente. Hay expectativa de que se reglamente pronto”.