Viral: la tierna foto de dos pingüinos viudos consolándose en plena época de coronavirus

Fue registrada en Australia. El fotógrafo que captó el momento reveló la historia de estos animales.

La imagen de estos animales abrazados durante una noche en Melbourne causó furor en la web.
La imagen de estos animales abrazados durante una noche en Melbourne causó furor en la web.

Las redes sociales suelen convertirse en el espacio donde fotos conmovedoras se vuelven virales. Tal es el caso de una imagen de dos pingüinos abrazados durante una noche en Melbourne, Australia, que causó furor en la web. La historia de esta romántica escena esconde una vivencia triste que la convierte en la mejor durante estos tiempos de pandemia por coronavirus.

La imagen de los pingüinos fue tomada en 2019. Sin embargo, en esta etapa del mundo en la que miles han muerto y otros tantos se han contagiado de este nuevo virus, se volvió a retomar para dar un buen mensaje: apoyarnos entre nosotros.

Fue el mismo autor de la imagen viral, Tobias Baumgaertner, quien la retomó para explicar quiénes son afortunados durante esta pandemia.

“En momentos como este, los verdaderamente afortunados son aquellos que pueden estar con la persona que más aman. Capturé este momento hace aproximadamente un año”, reveló el fotógrafo.

Asimismo, explicó la tierna historia que guarda este material. Aseguró que los “dos pingüinos de hadas posados sobre una roca con vista al horizonte de Melbourne, estuvieron allí durante horas, revoloteando, observando las brillantes luces del horizonte y el océano”.

“Un voluntario se me acercó y me dijo que –el pingüino– blanco era una anciana que había perdido a su pareja. Aparentemente también lo hizo el pingüino más joven de la izquierda. Desde entonces, se reúnen regularmente para consolarse y permanecer juntos durante horas mirando las luces danzantes de la ciudad cercana”, profundizó el fotógrafo.

La imagen fue posible gracias a que Tobias Baumgaertner estuvo durante tres noches conviviendo con la “colonia de pingüinos”.

“Entre no poder usar las luces y los pequeños pingüinos que se mueven continuamente, frotando sus aletas en la espalda del otro y limpiándose unos a otros, fue muy difícil disparar, pero tuve suerte en un hermoso momento”, concluyó.

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