Las redes sociales son el espacio en que uno le dice al mundo todo lo que siente, en que se abre y comparte lo que le está haciendo bien y lo que está haciendo ruido y genera malestar. En Twitter sucede algo muy diferente al resto de las otras redes, allí se abren debates y uno encuentra a personas que están en la misma.
Quedó demostrado con un tuit que subió una usuaria que reside en España y que estuvo de visita en nuestro país, en Córdoba precisamente, y se fue con un sabor amargo que no dudó en soltarlo en el mundo virtual. Para sorpresa de ella y de toda la comunidad, muchos reflejaron su mismo sentimiento y criticaron las políticas de la Argentina.
“Me sentí muy fea durante toda mi estadía en Argentina, volví y se me pasó. Siento que los estándares estéticos allá son la dictadura”, escribió Catalina en su perfil @catunah. Desde que la joven publicó su reflexión la conversación creció a pasos agigantados.
“Para visitar a mi familia en Córdoba llegué a calcular cuánto tiempo necesitaba para ’ponerme en forma’ antes de sacar los pasajes y no tener que escuchar comentarios sobre mi cuerpo al llegar. Hoy ya no lo pienso tan así, pero sigo sintiendo la presión”, comentó una usuaria.
Otra, con enojo, se sumó al hilo: “Mucho empoderamiento, mucho progresismo pero ser gorda sigue siendo el pecado original en Argentina. O tener mal el pelo. Y ahora se sumó el mambo de las uñas y pieles perfectas”.
Y claro el debate se abrió y varios fueron los que salieron a remarcar el avance en el país sobre la aceptación de todos los cuerpos e imágenes. “No es tan así (comparado a los 90/2000 q se exigía raquitismo). Hoy se celebran piernas robustas y traseros grandes y movedizos y cintura mini. Pero la cagada es q millones de personas no pueden tener ese aspecto y sigue siendo una mierda”.
“Los estándares estéticos en Argentina son una dictadura total. Y somos número 3 en ranking mundial de anorexia y bulimia. Las mujeres nos sentimos feas y no adecuadas y los hombres se creen con DERECHO a opinar, seleccionar y juzgar cuerpos femeninos”, sumó otra.
La Argentina está en proceso de cambio, cada día son más los voceros que educan sobre la diferencia de los cuerpos, que de ellos no se opina, que cada persona es dueña de su mundo y que puede esconder mucho dolor debajo de su piel, debajo de un look distinto al que está en las vidrieras de moda.
La opinión sobre la vida y figura del otro hace mucho daño. Y los usuarios de twitter lo están comprobando: “Nunca tan remil same, la presión social que siento de ser flaca se triplica en Rosario no sé ni cómo explicarlo”. “En Entre Ríos te matas, el 70% son rubias de piel dorada”.
Ailén Bechara declaró ser víctima de las presiones impuestas para permanecer en el mundo de la televisión
Ailén Bechara apareció en los medios en 2011 cuando fue seleccionada para ser la azafata de Guido Kaczka en el programa “A todo o nada”. Y si bien ante la cámara sonreía todo el tiempo, ella la estaba pasando mal por los estándares de belleza que existen en el mundo de la televisión y las exigencias estéticas que deben cumplir.
“Cuando quedé seleccionada para entrar, automáticamente dejé de comer”, confió en Instagram con una fotografía de ese momento en el que tiene una mano en su cintura para taparse un supuesto “rollo”, como ella precisó: “Sí, yo me veía gorda”.
La joven madre hoy tiene 32 años y ve “las cosas más claras”: “Con muchas horas de terapia encima y nutricionistas pude salir adelante, encontrar ese equilibrio, poder conocer mi cuerpo, qué me hace bien y qué no”. Entonces, dejó de “contar las calorías, cuántas piezas de sushi comía. Encontrar un disfrute en el entrenamiento, sentirme a gusto con mi cuerpo, ¡comer lo que quiero logrando equilibrio y buenos hábitos! Un kilo más, un kilo menos, ¡no es esa la cuestión! Es sentirse bien con lo que uno hace!”.
Esto no deja de comprobar que la mirada del otro está formada por estándares irreales y que es un trabajo de hormigas el tenemos que hacer todos para cambiar esta realidad. Cada uno es dueño de su cuerpo y elecciones y nuestra opinión, en muchos casos, no le importa a nadie.