La plataforma de videos cortos, TikTok, suele ser una herramienta didáctica y entretenida si se la usa de forma responsable, pero también es un arma de doble filo. Y es que, por su particular algoritmo, cualquier video se puede viralizar independientemente de su contenido. Por ello, se encendieron las alarmas en diferentes lugares del mundo por la peligrosidad de algunos retos que comenzaron a obtener múltiples reproducciones.
Un ejemplo de ello es el caso de Corey Lee, un adolescente de 12 años de Arizona, Estados Unidos, que se prendió fuego al intentar el “Fire Challenge”. El arriesgado reto consiste en rociar alguna parte del cuerpo con alcohol etílico y prenderse fuego, según se puede observar en algunos videos de la aplicación asiática.
En agosto del año pasado, la madre de Corey, Tiffany Roper, dormía en su casa cuando se despertó a causa de un desesperante pedido de ayuda. Según relató al medio The Sun, eran las 5 de la mañana cuando escuchó a Corey gritar. “Salté de la cama en pánico y corrí a su habitación. Estaba en llamas. La remera se había derretido completamente sobre su piel”, recordó.
El menor, que vestía una remera de poliéster, había rociado alcohol etílico en su mano izquierda y, cuando acercó el fuego con su mano derecha, este se esparció rápidamente y trepó por su ropa. La prenda se incendió rápidamente, pegándose a su cuerpo. “Él estaba en shock extremo pero seguía diciendo: ‘Lo vi en un video’”, detalló su madre.
Tiffany relató que, al ver esta escena, entró en pánico y llevó a su hijo a la cocina para echarle agua fría y evitar la propagación del fuego. Su hermana dos años mayor, Lette, buscó toallas y las mojó para envolver a Corey con ellas mientras su madre llamaba al servicio de emergencias.
Al llegar la ambulancia, el menor fue trasladado al Centro Médico Infantil Banner Diamond de Arizona e ingresado en la unidad de cuidados intensivos. Corey presentaba quemaduras de segundo y tercer grado en el 50% de su cuerpo, incluida su cara, cuello, orejas, espalda, brazos y pierna izquierda.
Por este motivo, el menor fue puesto en coma inducido y los galenos le colocaron un respirador. Según uno de los doctores que lo asistió, el desafío viral que consiste en convertirse en una “bola de fuego humana”, le podría haber costado la vida.
La recuperación de Corey fue larga y lenta, el menor debió recibir injertos de piel, fue sometido a nueve cirugías y tuvo que realizar sesiones de fisioterapia para recuperar la movilidad en las partes más afectadas de su cuerpo.
“Él ahora está muy bien y estoy agradecida de que esté vivo, pero por culpa de las redes sociales quedará marcado de por vida. Quiero que otros padres hablen con sus hijos sobre los peligros de desafíos como estos y que la gente denuncie cualquier cosa que consideren inapropiada”, informó Tiffany.
Sobre el peligroso reto, la madre del menor precisó que, al buscarlo en la red social, “cientos de ellos sobre nenes que habían intentado hacer acrobacias similares como parte de un desafío en TikTok, muchos de los cuales habían salido mal. Estaba fuera de mí”.
Si bien el preocupante episodio de Corey ocurrió a mediados del año pasado, su caso aún gana trascendencia para generar conciencia sobre el riesgo que presentan múltiples “trends” -cuyo principal objetivo es obtener visualizaciones- y lo vulnerables y expuestos que están los menores ante este tipo de contenido.