Nuestras antecesoras y dueñas de la cocina sabían bien cómo aprovechar las sobras de comida en tiempos de sequía. Siempre había un día de croquetas, albóndigas o pastel con “cosas”. Y en la Navidad, la regla se cumple también.
En Navidad, las comidas son un símbolo de unión y celebración. Es una oportunidad de compartir sabores y probar cosas nuevas, y volverlas a probar hasta el cansancio.
Las sobras de la comida de Navidad son todo un clásico. Toda comida nos parece poca y preparamos cantidades por encima de lo que después podemos comer. Tan así, que se creó el día Nacional del Recalentado.
Hay que tener en cuenta que muchos los alimentos se podrán congelar. En ese caso, lo mejor es hacerlo cuanto antes o bien, que nunca viene mal, aprovecharlos en otras elaboraciones.
Si lo típico en tu casa es comer algo de carne y siempre sobra, lo primero que podemos hacer son unas croquetas o también preparar una lasaña o unos canelones, otra opción muy aceptable. O bien, comerlo tal cuál se guardó en la noche anterior.
Si hablamos de los sánguches, que casi nunca llegan a la mesa – o al mismo día de la Navidad-, en caso de que sobren, no solo tendrás un motivo feliz para el día siguiente, si no que podrás hacer los famosos “carlitos”, con solo tostarlos.
La infaltable ensalada de frutas, puede rellenarse con fruta nueva, algún jugó en sobre o exprimido o ser la base ideal para unos exquisitos licuados en el desayuno del 25 de diciembre.
Los cinco errores de congelar que se deben tratar de evitar post Navidad
Lo más habitual en los días festivos es congelar para otra ocasión y no comer lo mismo del día anterior, pero puede ser un grave error.
Los expertos aseguran que si los alimentos pasan demasiado tiempo sobre la mesa antes de guardarlos ya no conviene congelar. Es decir, si vas a hacerlo, que sea apenas hayas terminado la cena.
Querer guardar hasta lo más mínimo también es otro problema, ya que no solo estarás ocupando lugar, si no que luego suele pasar un gran tiempo hasta que lo comas por la poca cantidad. Es mejor desmenuzar en un plato o en una ensalada y reutilizar
Finalmente, hay que tener cuidado con los sobrantes de la mesa dulce o los postres de la Navidad. Las sobras de turrón, los chocolates, el pan dulce y demás son una bomba calórica que no conviene comerse de una sentada, pero mientras más tiempo pasa, si lo congelamos, concentra los nutrientes y nos puede ir peor.
Por lo tanto, si no lo vas a comer, es mejor no abrir el paquete o bien, comerlo en los próximos días de la manera más consiente posible.