El 2 de noviembre de 2002 no fue un día más para Ghyslain Raza, un adolescente canadiense fanático de Star Wars: en ese momento, el joven se grabó en una sala de la escuela haciendo una coreografía de la saga en la que emulaba una pelea con sables láser. El problema fue que se olvidó la grabación en la escuela y dos compañeros la encontraron.
Luego de varias semanas, el 14 de abril de 2003 las imágenes aparecieron en el sitio de descargas Kazaa y el 22 de abril de ese año un desarrollador de videojuegos llamado Bryan Dube le agregó efectos al video, sustituyendo el palo original que sujetaba Raza por un sable láser. Luego subió el contenido a su blog.
La cadena siguió: el 29 de abril de aquel año, el bloguero Andy Baio compartió el archivo en waxy.org con el título Star Wars Kid, y fue entonces cuando nació el primer video viral de la historia ya que empezaron a aparecer versiones modificadas que no hicieron más que darle una visibilidad exponencial. Se cree que fue reproducido 900 millones de veces.
Pero la fama de Ghyslain Raza vino cargada de burlas, insultos, bromas y bullying. Ante semejante repercusión, Baio organizó una colecta para regalarle a Raza un iPod y una tarjeta regalo de Amazon, en un intento por revertir el daño que había generado. Son embargo, todo fue en vano.
“La gente se reía de mí. Y no fue nada divertido”, afirmó en una entrevista Raza. Los padres del joven demandaron a los involucrados por los daños que el chico sufrió: (fue) “Un periodo muy oscuro. No importa cuánto traté de ignorar a las personas que me decían que me suicidara, no pude evitar sentirme inútil, como si mi vida no valiera la pena”.
Debió abandonar el instituto donde se originó todo y terminó internado en un psiquiátrico. Hoy, Raza es abogado y es presidente de Patrimoine Trois-Rivières, una sociedad dedicada a la conservación de su ciudad natal, Trois-Rivières, en la región canadiense del Québec y aconseja a personas que atraviesan situaciones similares.